La historia de Adriano es un caso anormal en el mundo del fútbol, la tragedia marcó su vida como atleta, pasó de estar en la élite del balompié a un sorpresivo retorno a las favelas de Río de Janeiro, donde es condenado por la prensa deportiva por sus “controversias”, ¿pero por qué el “Emperador” sonríe entre miseria?
“‘Adriano se alejó de millones. Adriano está drogado. Adriano desapareció en las favelas’. ¿Sabes cuántas veces he visto esos titulares? Mierda. Bueno, aquí estoy; sonriendo frente a ti”, así respondió en una carta en The Players Tribune, uno de los tantos medios que le condena por su nueva vida, lejos de la élite deportiva, en una vida más tranquila.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. La crónica deportiva del mundo entero, al hablar sobre Adriano Leite Ribeiro “El Emperador”, lo condena en “controversias” relacionadas a su actualidad; pasó de ser un futbolista élite a regresar al lugar que lo vio nacer como ser humano: la favela de Vila Cruzeiro, en su natal Río de Janeiro.
Recientemente, Adriano fue noticia otra vez por un video donde se le ve compartir con amigos en la favela, si bien se trata de una persona a la que se le ve feliz, para la prensa es un escándalo igual o peor que el de otros futbolistas que, por placer, cedieron al alcohol, la fiesta y las mujeres.
Pero la historia de “El Emperador” tiene un trasfondo diferente, está marcada por la tragedia, pues desde niño, su vida fue afectada por la violencia y la pobreza, como miles de jóvenes, su refugio fue el “deporte rey”.
Como profesional, debutó el 2 de febrero del 2000 en el Flamengo, sus esplendidas actuaciones llamaron la atención del Inter de Milán de la Serie A de Italia, donde ya se le visualizaba como un nuevo Ronaldo, quien por aquel entonces había ganado ya un Balón de Oro y aunque estaba aún afrontando una seria lesión de rodilla, apuntaba a ser campeón del Mundo en 2002, y así pasó.
La comparación no achicó a Adriano, aunque antes de alcanzar la grandeza, fue cedido a la Fiorentina y el Parma, regresó a Inter para la temporada 2003-2004, logrando una constancia en partidos y goles que le valió su apodo “El Emperador”, siendo un referente mundial que le puso en la mesa de otras leyendas del futbol brasileño, pero en 2006 su vida cambió, aparecieron los rivales más duros: el alcoholismo y la depresión.
Y, es que, en 2004, cuando Adriano despegaba en la élite del deporte, su padre Almir Leite Ribeiro, una de las personas más importantes en su vida, quien fue una figura de apoyo y guía, falleció. La herida fue enorme y, según cuenta, nunca logró superar esa pérdida.
“Sólo yo sé cuánto sufrí. La muerte de mi padre me dejó un vacío enorme, acabé sintiéndome muy solo y me aislé cuando murió. Fue lo peor. Me vi solo, triste y deprimido en Italia, y es cuando empecé a beber”, declaró hace varios años.
La pérdida de su padre lo dejó devastado y sin rumbo, y fue el punto de inflexión que marcó el inicio de su decadencia, aunque trató de seguir jugando y alcanzó algunos momentos de éxito, el vacío emocional se hizo cada vez más grande.
“El Emperador”, jamás volvió a ser el mismo, sin poder afrontar la bebida su carrera se estancó, el Inter lo cedió al San Pablo en Brasil pero ese cambio de aires tampoco ayudó, él mismo confesó que era común llegar a entrenar ebrio y enviado por sus entrenadores a dormir a la enfermería.
En 2008, Adriano regresó al Inter de Milán –ahora comandado por el portugués, José Mourinho–, tuvo un par de actuaciones brillantes en UEFA Champions League, pero un episodio con su entrenador, más la influencia de una ruptura amorosa y sus problemas con la bebida, causaron en el jugador una depresión profunda.
A los 27 años, “El Emperador” declaró que ya no era feliz jugando al fútbol, salió de Inter de forma repentina y anunció su retiro temporal; un tiempo después regresó al Flamengo, y en 2010 regresaría a Italia, para jugar en la AS Roma solo por un año, pues en 2011 volaría de regreso a Brasil para jugar en Corinthians donde fue cesado por conducta irregular y problemas con las drogas.
Su “casa” –el Flamengo– intentó ficharlo, pero no quiso arriesgar con la nueva vida de Adriano; fue el histórico Dunga quien confió en él para tenerlo en Internacional de Porto Alegre: “Todo el mundo merece una segunda oportunidad”, dijo el entrenador. Parecía que volvería a jugar, pero una visita sorpresa de médicos del club, evaluó su físico y el diagnóstico fue contundente: “No podemos esperar todo el tiempo que requiere él, para volver a jugar fútbol en un alto nivel en el Inter”, explicó el director deportivo, Luís César Souto de Moura.
Tras dos años sin jugar, Adriano logró fichar por Atlético Paranaense de Brasil, con quien disputó Copa Libertadores en 2014 siendo eliminado en fase de grupos, solo aguantó dos meses, porque seguía con problemas de alcoholismo y fiestas. Su último club, fue el Miami United de “segunda” división en Estados Unidos.
«Un día, estando todavía en Italia, me llamó y me dijo que quería dejar el fútbol. Me confesó que pensaba en el suicidio, y yo le dije que actuara con el corazón porque nada importa más que la felicidad y si para obtenerla debía renunciar al fútbol, no había ningún problema», afirmó Rosilda, la madre del delantero, en una entrevista publicada por el diario deportivo italiano La Gazzettadello Sport en 2010.
“El Emperador” tomó el consejo que su madre dio años atrás y en 2016, fue visto nuevamente en la favela que lo vio nacer como ser humano y futbolista, la prensa deportiva lo condenó por su “renacimiento”, juzgado por su nueva vida tildándole como fracaso de ser humano, pero había una gran diferencia, a Adriano se le volvió a ver sonreír.
Sin embargo, las críticas de la prensa llegaron al exfutbolista, él mismo dejó en claro que no regresó a la favela, solo disfrutaba pasar tiempo en un mundo que no le condenaría por escoger la felicidad, empero, estuvo molesto por ser juzgado y él mismo se encargó de defenderse al acoso de cronistas.
“Adriano se alejó de millones. Adriano está drogado. Adriano desapareció en las favelas’. ¿Sabes cuántas veces he visto esos titulares? Mierda. Bueno, aquí estoy; sonriendo frente a ti”, así respondió en una carta en The Players Tribune.
Las imágenes que han circulado de él en la actualidad lo muestran en condiciones muy diferentes a las de su época dorada, vive retirado y alejado de la élite deportiva, sumido en una vida más tranquila quizá marcada por la melancolía.
“Decían que había vuelto a las favelas y que estaba drogado y todo tipo de historias locas. Publicaban fotos mías y decían que estaba rodeado de todos estos gánsteres y que mi historia era una tragedia. Pero tengo que reírme, porque no saben lo que hacen cuando hablan así. Adriano no desapareció en las favelas. Simplemente se fue a casa. Soy uno de los futbolistas más incomprendidos del planeta”, exaltó Adriano, “El Emperador”.
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