“Es sumamente difícil que Honduras salga a flote mientras haya gente que apoye la corrupción como en el caso de Rodríguez Maradiaga (cardenal). Y lo grave es que no solo lo apoyan, sino que lo incentivan invitándolo para que de charlas o que dé su opinión en tiempos de crisis política, como si fuera un baluarte de la honradez y la ética”, medita en este artículo la escritora y defensora de la iglesia, Martha Alegría Reichmann.
La autora del libro “Traiciones Sagradas”, obra que expone la inmoralidad del retirado cardenal hondureño y que ha sido traducida a varios idiomas, destaca que si los señalamientos contra el viejo líder eclesiástico fueran falsos, su nombre y el de periodistas internacionales estaría en listas de juicios por difamación, “porque sé que él necesita limpiar su nombre ante Honduras y ante el mundo, pero le ha sido totalmente imposible”.
Martha Alegría Reichmann
EL LIBERTADOR
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El cardenal retirado, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, próximamente dará una charla con el fin de recaudar fondos para ayudar al hospital San Felipe de Tegucigalpa durante un desayuno en un hotel de la capital.- Existe un grupo de damas altruistas, dignas de admirar por la incansable labor que hacen en pro del mencionado hospital y obviamente son señoras honorables y católicas. Pero lamentablemente, ellas son como muchas otras personas que se les hace difícil permanecer bien informadas y, por otro lado, se hacen los ciegos y los sordos a lo que está a la vista dando así, permiso a la corrupción.
Sé que en Honduras no es fácil mantenerse correctamente informados sobre la terrible situación que está atravesando nuestra Iglesia Católica porque en primer lugar, la prensa local no informa nada sobre eso; en segundo lugar, el Vaticano hace todo lo posible por ocultar las acciones con que el papa Francisco está operando en perjuicio de la Iglesia y al mismo tiempo lanza al mundo por todos los medios, propaganda inagotable sobre las supuestas bondades del papa, dirigiendo frases llenas de amor, sabios consejos a los jóvenes, palabras llenas de esperanza al mundo, rechazo a las guerras, apoyo a los pobres, consuelo a los afligidos… Pero todo para engañar porque tal ambigüedad no puede ser posible en un mismo ser humano.
Las personas que tratamos de estar al día con los acontecimientos dentro del Vaticano, que está librando una verdadera guerra campal entre el bien y el mal, ya tenemos bien claro que el papa Francisco forma parte del llamado “Nuevo Orden Mundial” cuya agenda es, entre otras cosas terribles, reducir la población mundial con ideas diabólicas como la de exhortar a los jóvenes desde niños, al cambio de sexo porque así no podrán tener hijos.
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Como ya mencioné en mi artículo anterior, ellos fueron los creadores del Covid-19 y aliados con las farmacéuticas, fabricaron las malditas vacunas envenenadas que continúan matando a miles de personas entre los millones de vacunados. El reciente 29 de abril ya una farmacéutica inglesa, admitió ante el juez en un tribunal que la vacuna AstraZeneca produce coágulos provocando infartos y trombosis. Así, otras vacunas también están matando a millones de seres humanos en el planeta. ¿Pero quién fue el principal promotor de las vacunas en Europa incentivando a la gente para que se vacunara? Nada menos que el papa Francisco a quien cientos de veces vi en la televisión italiana como en cualquier anuncio comercial diciendo “Vacunarse es un acto de amor”. Y él sabía que nos llevaban al matadero. Ahora, en el mundo mueren improvisamente personas de todas las edades todos los días, sin estar enfermos ni haber tenido antecedentes cardiovasculares.
En Italia la gente ya está abriendo los ojos, y hasta se han publicado casos de corrupción como el de los inmigrantes apoyado por George Soros y ejecutado por el papa Francisco.
Pero en Honduras, donde se dice que el corcho se hunde y el plomo flota, todavía hay ciertas personas que se colocan una venda en los ojos permitiendo así la tolerancia a la corrupción y son permisivos a la hipocresía. Sí… en este caso me refiero a la corrupción e hipocresía del retirado cardenal Rodríguez Maradiaga, por inocencia de tantas personas, que no saben que ha sido investigado hasta por el mismo Vaticano. ¿Quién no sabe que con la complicidad de Pineda robó los famosos 30 millones destinados a los pobres, y la escandalosa depravación sexual en el seminario y los escándalos de lujuria en Villa Iris, y el asesinato de su chófer porque sabía demasiado? ¿Y la fabulosa recompensa a Elisa, la esposa del chófer para que no abra la boca?
No, ¡no son chismes ni habladurías! ¡Ni mucho menos mentiras! Todo esto y mucho más se ha publicado con lujo de detalles y con pruebas sin dejar lugar a dudas y quedando Rodríguez indefenso y mudo porque él sabe que todo es verdad.
Si los periodistas internacionales y yo dijéramos mentiras, hace tiempo hubiéramos sido demandados por difamación porque sé que él necesita limpiar su nombre ante Honduras y ante el mundo pero le ha sido totalmente imposible.
Es sumamente difícil que Honduras salga a flote mientras haya gente que apoye la corrupción como en el caso de Rodríguez Maradiaga. Y lo grave es que no solo lo apoyan si no que lo incentivan invitándolo para que de charlas o que dé su opinión en tiempos de crisis política, como si fuera un baluarte de la honradez y la ética. En países civilizados donde todavía se toman en cuenta los valores fundamentales del ser humano, como la transparencia y la rectitud, este cardenal en pensión con solo el hecho de haber sido investigado sería un ciudadano nocivo pasando al desprestigio total. Y si se le aplicara la ley como a cualquier ciudadano común, su hogar sería la cárcel.
Pero hay que reconocer que el hondureño en general, jóvenes y adultos, católicos y no católicos, no están engañados y saben quién es verdaderamente ese siniestro personaje.
Vemos con tristeza que Honduras se hunde, ¿y cómo no hundirse si hasta el que fue su líder religioso es un delincuente? ¿Y cómo no hundirse si existen personas que traicionan a Dios creyendo en un Cardenal que ha traicionado nada menos que a Jesucristo, elaborando las reformas que están tratando de destruir la Iglesia?
¡Infórmense! ¡Indaguen! ¡Estudien! ¡Investiguen la verdad en los canales católicos internacionales! Abran los ojos y salgan de la oscuridad y la ignorancia para no seguir contribuyendo al hundimiento de Honduras y provocando la ira de Dios.
En la vida llega un momento en que toca discernir, tratar de ver las cosas con claridad, con imparcialidad y ser valientes, objetivos y determinados para tomar una decisión. Desde el momento en que yo tuve claras las cosas habiendo sido atrapada por ese sistema hipócrita y corrupto, desperté y tomé la decisión de pronunciarme al lado de Dios y no al lado del lobo vestido con piel de oveja. Lo grave es que muchos se fijan solo en la piel de oveja que encubre al hábil lobo rapaz, por más que nos lo advirtió nuestro Señor Jesucristo.
Yo podría pensar que no me debería importar todo esto que está aconteciendo en nuestra Iglesia porque vivo felizmente en Italia, con identidad italiana, con muchas prebendas que me otorga este maravilloso país, con total libertad e independencia, con inmensa gratitud a la Providencia Divina por dos apartamentos de mi propiedad sin deber un centavo a nadie.
Lo que pasa es que Honduras nunca dejará de ser mi amada Madre Patria, la Iglesia Católica nunca dejará de ser mi Santa Madre Iglesia y mi adorado Dios jamás dejará de ser el eje de mi vida cuya voz no puedo ignorar cuando me dice que no debo abandonar mi lucha por sacar la verdad a la luz. Yo lo veo y lo siento así porque me manda señales, como por ejemplo la edición de mi libro ya editado en varias lenguas sin que yo moviera un dedo; lo que se movió fue la mano de Dios. O como cuando un periódico digital hondureño se vendió al maligno; y sin yo buscarlo ¡Dios me mandó otro mucho mejor y muy importante! EL LIBERTADOR, hasta donde también llegaron los tentáculos del eminente cardenal pidiendo que no publicaran mis artículos a lo cual su director y propietario respondió: “En este periódico se publica lo que los demás callan, y la señora tiene las pruebas”.
Para terminar solo les pido a las señoras honorables y católicas que hoy luchan por recaudar fondos para un hospital insigne como lo ha sido el hospital San Felipe, usando de imagen a este falso profeta de Rodríguez Maradiaga, se den una vueltecita por las instalaciones de la Universidad Católica de Honduras sobre la calle Los Alcaldes de Tegucigalpa donde a la entrada de las Instituciones las recibirá un “elefante blanco con rayas azules”, que otrora aspiró a ser un hospital escuela para los cientos de estudiantes de medicina y que la corrupción de este eminente cardenal dejó frustradas las múltiples promociones de médicos que estudiaron engañados durante una década.
Hoy se erige un triste edificio en eterno maquillaje como recordatorio que mientras existan malos hondureños como Rodríguez Maradiaga, siempre habrá en Honduras gente desinformada que ha ignorado la historia, se corre el riesgo de repetirla.
De nada sirvieron las huelgas y protestas de los estudiantes exigiendo al cardenal que en vez de extraer un millón de lempiras mensuales para su beneficio, los invirtiera en la construcción de un hospital digno y no el armatoste Inservible símbolo de la corrupción que imperó en dicha universidad.
NOTA: Las declaraciones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de EL LIBERTADOR.
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