Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Tras el doloroso pitazo final en el verde césped del “Chelato Uclés”, la noche se hizo amarga para las águilas; el silencio invadió el banquillo del Motagua que todavía no se explica cómo pasó la catastrófica eliminación ante su archirrival el Olimpia, un agónico autogol al minuto 88 los eliminó del torneo, fuera de la fiesta grande, el “ciclón” se clasificaba a la Gran Final con un empate al estar mejor posicionado en la tabla general de las dos vueltas y se quedó en el camino.
Un minuto antes de la tragedia, el “mimado de la afición” estaba en la gran fiesta del futbol nacional, empatado en el marcador global por seis tantos para ambas escuadras; pero a los 65 minutos ya ganaba tres tantos a dos (6 a 5 en el global). Todo era ensueño azul.
Tras el pitido final, la amarga derrota dejó sin palabras al entrenador Diego Vásquez, quien viene de fracasar con la selección de Honduras (donde fue separado en julio 2023) y el Puntarenas de Costa Rica, donde solo estuvo tres meses; su retorno a Motagua ilusionó a la afición que no ve un título desde mayo 2022, no obstante, tras la dura caída, no existe reacción alguna, ni de la directiva.
Desde esa noche hasta hoy no han dado la cara ni el técnico ni los jugadores, y, la noche del partido, faltaron a la cortesía con su afición y la prensa al negarse Diego a salir a la habitual conferencia con los medios de comunicación. ¡Mal perdedor!
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