CRUZ DE NAVAJAS, TRES JUICIOS, NEW YORK, ANA Y MEDIOS TRADICIONALES, O EL PRESIDENTE BLANCO

El termostato del juicio del siglo activó un calor sofocante en el congelado New York –y más en Honduras–, periodistas, empresarios, aquellos “amigos” y el propio hombrón, todos sudan, el sofoco aprieta la impotencia.- No se deje engañar estimado lector, no es solo un juicio y no se juzga solo una persona; sobre el tribunal de Castel hay tres audiencias: Juan, que se sigue creyendo intocable y “presidente”; Ana, gritando en el vacío su eterna soledad, víctima de su propia maldad; y, esa campaña, que algunos iletrados llamaron “los grandes medios de comunicación”.

El golpe de Estado de 2009, los fraudes electorales y el delito de reelección 2017, más la guillotina sobre Juan –y la red criminal– son momentos que han marcado la historia de este país, desnudada la verdad: el Estado de Derecho “HN” es utopía; democracia, una palabreja para mantener el sistema de desigualdad social, somos un pueblo acomodado en un territorio, leyes como escudo de papel, iglesias subastando plegarias que a nadie salvarán, sólo hará rica a la cúpula religiosa y soldados desinteresados en el honor de ayudar un pueblo.

Honduras debe sanar, no es un tema electoral, es vieja emergencia de país. Es el momento para que aparezcan los mejores hijos, no entran en la reconstrucción de la República empresarios vividores, sindicalistas congelados en no trabajar y dietas, milicos traidores y funcionarios chamberos del Estado.

Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. –¡Soy el señor de los cielos! (ruido de repetición de disparos). –Soy el papá de los pollitos, como quieran quiero y como puedan puedo ¡ajúuuaaa! –repite la caja parlante frente al niño de 13 años viendo TN5; terminada la Narconovela, escucha que el “presidente” Hernández es juzgado por narcotráfico, mira a su mamá, que no tiene los lujos, que lleva 30 años hechando tortillas y nunca salieron de la pobreza, ahí no llegó el derrame de la economía sobre el pueblo empobrecido que quedó en promesa desde 1990; el cipote apaga la cajita de imágenes, lo llaman afuera, se sube la mochila en la espalda y se sube a la bici, allá va como una mulita.- En otro lado de la ciudad, de azúcar, flores y muchos colores, Facussé, Villeda, Larach, Corrales, otros Flores y otros apellidos raros que no son hondureños y aparecen en las revistas VIP en ostentosas fiestas y bodas, se muerden los labios, actualizan “X”, aquellas vacías habitaciones le hacen eco al corazón agitado ¡¿Me nombraron?! Le pregunta uno al otro, no hay respuesta, cada quien se preocupa por sí mismo… ¿seré yo? Los celulares no duermen.

Hernández en entrevista con Renato Álvarez de Televicentro.

Hernández sigue dañando Honduras, uno de los frutos podridos que nació malo, tronco torcido (aunque no creemos en predeterminismos, sino en el resultado de un sistema económico, social y político decadente que nunca ha concebido un modelo de ciudadano hondureño con virtudes, orgulloso, con oportunidades para desarrollar su potencial y dignidad material), no bastó ser la bala que destruyó los pilares de un país corrompido, demasiado débil y en extremo desigual para llamarse democracia, con pocos hombres y mujeres para llamarse Patria, más “anglos” que en Malvinas; sino que ahora, en su vida que es un acto de acciones pendejas, deja una marca país de narcos y corruptos, ahora sí se sella la “Banana Republic”, el juicio contra Juanchi es una cruz en la imagen nacional, solo un idiota –y de estos hay muchos– podría alegrarse por las decisiones que toma un grupito pistero y cerebros de arrabal que en su mediocridad moral e intelectual arrastra a diez millones de hondureños, a toda una sociedad, aún los que no han nacido.

Ana García comparte con «pastoras» en uno de los viajes a Jerusalem, pagados por el pueblo hondureño.

En estos días, al mismo tiempo hay tres juicios, uno que se extiende desde New York, donde la figura de Juan con su trajecito arrugado y manchado del delito de reelección intenta como un mafioso intimidar a los ciudadanos estadounidenses desde el jurado; sueña y sueña con tener la turba descerebrada y sin columna que le aplaudía las picardías en Hibueras, donde el dócil juez decía siempre “sí” y en lista de espera de extradición grababa Tiktok en la Casa de la Justicia, aun en aquella mente degradada sigue imaginando que es superior a los que sentados están ¡buuu! La realidad siempre despierta, vuelve a la celda y el traje naranja de pijama es lo único que puede vestir ¡Ah! Suspiran los recuerdos, llenos de Champagne espumoso y rosa, Caviar (aunque no le guste, pero por imitación) y los hoteles de lujo por el mundo, factura pagada por “Pueblo Hondureño S.A.”, analistas prestidigitadores del presente y pastores largos para bajarlo ofreciéndole refil de gobierno, sin profundidad ni proyección que adulan a las bestias y auguran un buen futuro si los alimentan bien.

El segundo juicio lo carga Ana y su mundo de insectos, más la “loca de San Blas” que la mujer sufrida y neocristiana, jamás Anita se acercó a los niños humillados en esta tierra del narco, nunca ejerció ni la chamba bien pagada de la obra social, ni en paja, mula de haragana, no le importó el grito insoportable de la madre soltera desamparada o suplicio del hambre de una señora de la tercera edad; sus prioridades fueron ponerse guaras en la panza y perseguir al hombrecito en los carísimos viajes, que a solas se transformaba en el picaresco Casanova marido, que ni tanto lo uno, ni lo otro; duerme como sirena a la palabra complaciente de Roy, el pastor de la dictadura, que como mosca en porqueriza frota excitadamente sus patas al son del dinero, con su fe movió montañas… de dinero.- Ana la indolente, hoy emite comunicados diarios, ha sentido el frio del abandono de todos los que miró con su marido y ya no quieren contestar el Whatsapp plus (por esos secretitos). Anita no es víctima, es cómplice y si es victima de algo, es solo de su maldad. Ley de causa y efecto, querida.

Gráfica de JOH en juicio.

Y el tercero son nuestros amados medios tradicionales, con su mentalidad de colmena, una reina decide por todos la vida y la muerte de la especie, donde solo uno piensa y manipula a todos los demás, han tenido la locura de convertir el juicio de Hernández en el juicio de la familia de la presidenta Castro, la abstinencia a las prebendas y coimas que recibieron los ha llevado a mostrar un bochornoso espectáculo donde medio y periodista son la noticia, han convertido en profesión el “amarillismo”, o sea, inventar y manipular información para cubrir sus intereses saturados de opacidad, si usted, querido lector, tiene la osadía de escucharlos o verlos diez minutos creerá que JOH está libre en su mansión, charreando con Ebal y el enano del mal, mientras Corrales y Ana asan en la parrilla del patio y junto a la piscina unos “Tomahawk”, con un par de Coronitas. Asustados corrieron todos hasta New York para escuchar de primera mano, como los evangélicos, sin intermediario, si sus dueños son nombrados, sí, sí, sí, esos que han erigido castillos sobre cimientos de arena, fácil ver las quijadas temblorosas y no hablamos de los que reportan desde el frio Manhattan, sino los que chillan desde Tegucigalpa, como babosas enamoradas saltan si escuchan otro nombre, de los que ellos consideran enemigos, que fácil se desmorona la pirámide invertida de los y las pervertidas que andan detrás de la noticia falsa, como pordioseros clamando el nuevo puesto o, quizá, sólo son espíritus tristes conformes con la gratificación de una sonrisa cuando se cruzan con los jefes en los pasillos de secretos.

Empresarios de medios de comunicación comparten con JOH.

En la historia de la corrupción y el narcotráfico los pretorianos de este sistema, intentan convencernos aún creyendo que somos pendejos, usan el artilugio de “todos somos culpables” ¡Ponete a pensar! Los culpables son un grupito miope, los demás solo les hemos pagado la cuenta por obligación; tratan de esconder su responsabilidad y en un elevado juego de descaros, disfrutan los beneficios en privado y las pérdidas las quieren dividir en todos ¡jodan! Tan tontos que sin tener necesidad destruyeron solitos la comodidad en la que vivieron por cien años, son estertores de la muerte lo que sienten, la mirada de un juez helado, de un traje naranja, del escarnio público, de la prisión eterna, del cuerpo y el alma.

El pastor Evelio Reyes sonriendo a Hernández.

Honduras debe entrar en un proceso de sanación, son estos los momentos donde las mentes brillantes aparecen y la patria llama a sus mejores hijos, quedan afuera de este llamado empresarios lerdos y vividores que suben banderas negras porque no quieren pagar impuestos; sindicatos aburridos de pedir prebendas –y ganarlas– tienen parálisis mental, una iglesia que monta la santa inquisición a quien no le da la ofrenda y cobardes militares que se rinden al gringo y matan a su pueblo si se los ordena, más traficantes que defensores; eso no sirve, a todos les pagamos, pero ellos no nos benefician en esta relación desigual, donde solo nos hacemos más pobre, tristes y sin posibilidades de desarrollo. ¡Ya la cagan!

El golpe de Estado, la reelección y el juicio de Juan son tres momentos en la historia de nuestro país que han dejado desnuda la espantosa verdad en que sobrevivimos como pueblo: no hay Estado de Derecho, somos más bien una agrupación de personas caminando por un territorio, vagando pué sin rumbo, como tribu, donde la ley si mira y el contacto con los que reparten las chambas y manejan los presupuestos es más importante que la buena educación, en eso nos han reducido estas bestias centenarias, el famoso bipartidismo; llegó el momento de pensar, replantear ¿y por qué no?, de la acción social y empezar la construcción de nuestra Patria. Avanti.

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