La operación de manipulación social a través de medios de comunicación golpistas, arrecia creando un escenario mental de ingobernabilidad y crisis social en la administración Castro, el centro del tema es que esos canales de información fueron y son corresponsables de delitos de traición a la Patria que consigna como eternos la Constitución de la República y de crímenes de lesa humanidad con el golpe de Estado y la narcodictadura Hernández.
“El mensaje oculto en esta campaña es evidente que tratan de desinformar, crear pánico y desestabilizar, sembrando la idea que lo que hace el actual Gobierno es malo o que no es la presidenta Castro quien gobierna”, advierte el reconocido abogado penalista, Raúl Suazo.
“Pensar en que la clase política hondureña actualmente está ejerciendo oposición, es un error; si la hubiera, el Gobierno sería diferente, porque los opositores hacen co-gobierno con posiciones sensatas”, aclara el juicioso jurista, Raúl Pineda.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. En Honduras no hay oposición política, en verdad se trata de criminales huyendo de la justicia, declarados enemigos del Gobierno Castro, porque tienen pendientes delitos de lesa humanidad y de traición a la Patria. Apenas han transcurrido 16 meses desde que la presidenta Xiomara Castro tomó las riendas del país, heredando un desastre profundo de 12 años que, por si no fuera ya algo crítico, se sumó compromisos en la burocracia y las arcas públicas con cifras en rojo.
Desde el 27 de enero de 2022, al conocer algunos nombramientos se vertió críticas y solo semanas después comenzaron protestas gremiales. Sin embargo, el primer ataque de los grupos fácticos que fueron aliados estratégicos de la dictadura, suscitó en el Congreso Nacional, antes de la toma de posesión.
El arranque de la “nueva Honduras” no fue lo esperado, si bien es notoria la intención de cumplirle a los hondureños, se ubican varias decisiones desacertadas que dan espacio a una conspiración que desde el sabotaje, gana espacios en negociaciones políticas.
TAREA TITÁNICA
Con relación al contexto de conspiración contra la administración de Castro, el abogado Raúl Suazo, hace hincapié en que es difícil gobernar con un sector que no construye balance sino que su accionar va orientado en “no perder sus privilegios personales o partidistas”.
El togado medita que gobernar un país con altos índices de corrupción, leyes y códigos que protegen a corruptos, siempre será difícil “y esperar resultados inmediatos en la conducción del país en 16 meses es hasta irrisorio; en especial, porque no hacen ni dejan hacer”. Suazo precisa que los sectores contrarios al Gobierno, ya manejan una estructura, que de lo mediático trasciende a lo real.
Esto se relaciona al accionar de la bancada del Partido Nacional, por ejemplo, cuyas “figuras” mantienen crítica constante a problemas heredados de su negligencia en el Gobierno y, a la vez, bloquean cualquier proyecto encaminado a beneficio de los más desamparados.
ENEMIGO ADENTRO
En cuanto a problemas que nunca fueron tratados y han sido compromisos de Castro, el jurista desglosa que el mensaje que dejó el pasado Gobierno era “asegurarse que sus estructuras continuaran en el poder de cierta manera.
Por ejemplo, fue de conocimiento público que dejaron activistas ‘amarrados’ en puestos de trabajo, con plazas y prestaciones millonarias, que para el actual Gobierno no pueda pagar y cancelarlos”.
Amplia que por ello no es difícil meditar que a 16 meses al mando, aun haya personas que se mantienen en las instituciones y se dediquen a boicotear los cambios que, de hecho, es algo ya comprobado por altos mandos que lo han denunciado a EL LIBERTADOR.
Suazo es enfático que no es que generalice en que todos los funcionarios del pasado fueron incompetentes, sino que trata de reflejar que “pareciera que la corrupción sigue instalada en el Gobierno y sabotea cualquier intento de optimizar el desempeño público”.
SABOTEADORES
El respetable abogado, es de la opinión que la prensa tradicional también está jugando su papel en favor de los grupos de poder fáctico, pues “las campañas mediáticas, donde se deja entrever ingobernabilidad solo es sustentada por aquellos que cuando estuvieron en el poder no hicieron nada, excepto para ellos mismos y sus allegados”.
Extiende, que en esa estrategia, nacieron partidos políticos para prestarse a la corrupción con un enfermizo deseo de seguir en la palestra pública invocando incluso un nuevo golpe de Estado.
“El mensaje oculto en esta campaña es evidente que tratan de desinformar, crear pánico y desestabilizar, sembrando la idea que lo que hace el actual Gobierno es malo o que no es la presidenta Castro quien gobierna”. Debate que la autoridad actual “promulga cambios”; empero, cita que si hay algunos desaciertos en la política de seguridad donde pide “mano dura”.
POLÍTICOS AMORALES
Por su parte, el también abogado y analista político, Raúl Pineda, medita que la crisis que vive Honduras no es aislada, “parto de la idea que la clase política es una sola con antivalores. Usted puede observar que cuando hay momentos de extrema tensión, estos sectores se entienden en base a interés”.
Otro aspecto –explica– tiene que ver con la negativa de la ciudadanía, acostumbrada a que solo ejerce participación en elecciones y deja los espacios para que malvivientes de la política tomen las decisiones que deberían tomar solo quienes la capacidad.
Y es que a Pineda le llama la atención que Honduras suele transitar entre “Gobiernos dirigidos por criminales a otros que son dirigidos por incapaces”. Y añade que, por lo tanto, “pensar en que la clase política hondureña actualmente está ejerciendo oposición, es un error; si la hubiera, el Gobierno sería diferente, porque los opositores hacen co-gobierno con posiciones sensatas y propuestas correctas”.
SUBDESARROLLO
Estudia que bajo esa coyuntura, “pensar en un golpe de Estado es un absurdo disparate”, pues no hay condiciones o actores que se atrevan a retar la voluntad popular y “seducir” al Ejército y Policía para ejercer el poder de la violencia, y actualmente, ni siquiera la oligarquía tiene las condiciones porque es “subdesarrollada”.
Con relación a los grupos gremiales que han manifestado descontento con el Gobierno, Pineda analiza que la lógica es la misma respecto a los intereses, “pero decir que la oposición no deja que el Gobierno arranque ya me parece deshonestidad política”.
Y es que a su juicio, la administración está teniendo contradicciones y algunos desaciertos, juzgando que necesita imponer orden en las bases del partido, porque “ya no es posible que los centros de salud estén tomados por activistas pidiendo trabajo”. Pineda alaba que un factor favorable es que no hay un escándalo de corrupción a nivel del Seguro Social –por ejemplo–, pero que en general la clase política debe cambiar.
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