Cuando el poder que tiraniza un pueblo está en manos de hombres y mujeres adoradoras de sí mismas, y no sienten la más leve agitación frente al crimen y la mediocridad, esa gente no busca amigos, sólo tiene enemigos y servidumbre.- Esto olvidó Custodio, bajó la guardia que lo hizo grande en la “guerra fría”, esos mismos enemigos lo llevaron de la larga misa de cuerpo presente a la tumba en 2009; el poder nunca olvida sus enemigos y goza destruirlos y humillarlos por tres vías: atracción, marginación o ejecución.
En cierta reunión cuasi privada, cuando Juan Hernández presidía los últimos días en el Legislativo, invitó a directores de medios para oír opiniones acerca de su plan de crear la tropa “Tigres”. Al final, uno de sus asistentes se acercó a un director y en privado le susurró: “Juan cambiaría a todos los defensores de derechos humanos que lo apoyan por sentar con él a Berta Oliva”.- Dice la Biblia que satanás no se preocupa por los demonios, sino por los santos. Y es lógica, el poder corrupto se nutre de almas buenas como la que una vez fue Custodio.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Hijo de migrantes salvadoreños, el pequeño Custodio, muy temprano vivió el odio de las dictaduras, se tuvo que separar de su padre durante el periodo de Tiburcio Carías Andino, “la intolerancia política es insoportable”, y llevaría esta frase como mantra por el resto de su vida. Un día caminando por el barrio La Ronda en Tegucigalpa, al lado de su amigo, el maestro Rafael Murillo Selva, le dijo que dejaran de caminar y que corrieran. “No le pregunté las razones de ese cambio intempestivo del caminar al correr, pero sospeché que el olfato animal que tenía para detectar el peligro que acecha le han de haber dado señales o aviso de un posible atentado”. Y así fue el final de la vida. huyendo, pero ya no de los peligrosos sicarios con chapas y charreteras, sino de la historia.
Custodió creció en las cercanías de la iglesia Los Dolores, donde su hermana y madre instalaron negocios, siendo su progenitora quien lo envió a estudiar a Inglaterra; el muchacho aprovechó el tiempo, prolífico en actividades, médico de profesión y empresario de laboratorios por decisión, en 1960, quizá ahí, pensó que podría alcanzar cierta solvencia económica que no lo hiciera dependiente de ningún grupo de poder, frente a las acciones que tomaría más adelante en su vida. Pero no todo en la vida se hace por dinero, casi siempre las cadenas las llevamos en el subconsciente.
Para entender la grandeza de Ramón Custodio, debemos siquiera aproximarnos al psicópata aterrador que fue la bestia sanguinaria de Gustavo Álvarez Martínez y sus escuadrones de la muerte, letales y qué más adelante en la historia volverían aparecer y esta vez, Ramón, tendría otra posición. Era 1980 y Martínez –el tío del tonto que esta semana votó orgulloso por senadores cheles– fungía como esbirro del entonces embajador de los Estados Unidos John Dimitri Negroponte, para aplicar la “Doctrina de Seguridad Nacional” que no era otra cosa más que asesinar, desaparecer y torturar “comunistas” (o sea, cualquier persona que reclamara derechos sociales), a cambio el país del norte llenó las bolsas de dólares de los militares, casi 100 millones. ¡Desataron la locura! Y el Gobierno admitió un ejército extranjero y un local, ambos de ocupación hasta hoy, las calles olían a sangre, a terror, violencia e injusticia hasta hoy.
Quizá Custodio, guiado por el olfato hacia el peligro y recordando la “intolerancia política”, decidió dejar la docencia para dedicarse a la defensa de los Derechos Humanos y en ese contexto con un grupo de amigos fundó el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH), por la falta de registros es difícil saber cuántas vidas salvó, lo real es que su cara aparecía en las calles con la leyenda: “El único comunista bueno, es el comunista muerto”. El sistema no perdona a sus enemigos y en ese momento, el doctor Ramón, era adversario. Esos logros lo llevarían al sitial más grande, ser el Ombudsman, el defensor del pueblo en 2002 (donde repitió con reelección).
Las aguas se calmaron y pasaron los años desde esa última oleada militar honduro-estadounidense, puede ser que esa engañosa tranquilidad apagó en Custodio el instinto de oler el peligro en el aire o podría ser la comodidad que da el empleo público alejado de la realidad de la sociedad; podrían ser los muchos compromisos adquiridos en el tiempo.- Pocos hombres pueden pasar sobre los cadáveres de la familia colocando por encima de todo la defensa de un ideal como Francisco Morazán, que lo dijo e hizo, subió la cosmovisión de amor a la Patria al costo de su propia vida, por eso es nuestro amado héroe de carne y hueso; Custodio no pudo hacerlo, los comodines exuberantes del poder ayudando a sus hijos a escapar de “la chica del Central“ para desembarcar en la refinada Europa con pasaporte diplomático (eso lo sabe bien Leónidas Rosa); no hay almuerzo gratis, los favores de los poderosos tienen la misma categoría que los delitos contra la Constitución, son imprescriptibles; lo cierto es que Ramón Custodio, el defensor del pueblo, pasó largos años en misa de cuerpo presente, cuando llegó el golpe de Estado en 2009, fue llevado a la tumba, había muerto ya tiempos.
Todos sus viejos enemigos, sabían cómo y porqué ahora eran amigos fraternos, a los que debía proteger; estaba el partido Nacional de donde salió el hombre que le quitó a su padre; también estaba el Batallón 3-16, a quienes había enfrentado con garra; los mismos gringos que ya conocía como seres poco fiables e ideólogos de la anticomunista y sanguinaria “guerra fría”, hasta la visa le habían quitado; y, al otro lado, completamente solo, estaba el pueblo en “Resistencia” contra las hordas golpistas, sedientas de un baño de sangre.- Su responsabilidad era proteger al débil y atacar al criminal como el década de 1980.- No lo hizo, entonces transitó de la luz a la obscuridad.
En cierta reunión cuasi privada, cuando Juan Hernández presidía los últimos días en el Poder Legislativo, invitó a directores de medios para oír opiniones acerca de su plan de crear la tropa “Tigres”. Al final, uno de sus asistentes se acercó a un director y en privado le susurró: “Juan cambiaría a todos los defensores de derechos humanos que lo apoyan por sentar con él a Berta Oliva”.- Dice la Biblia que satanás no se preocupa por los demonios, sino por los santos. Y es lógica, el poder corrupto se nutre de almas buenas como la que una vez brilló en Custodio.
Nuestro Director-Fundador, Jhonny Lagos, suele reflexionar que: “Hay hombres que toda la vida hablaron de sus principios, ética o valores, pero cuando llegó el golpe, le huyeron a la historia, escogieron la cobardía y la traición. De este lado del pueblo, éramos pocos”. ¡Boom! sonó la primera bala en la cabeza de un muchacho frente al Aeropuerto Toncontín, la sangré salpicó a los cercanos y en el suelo se formó un rio, muchos gritaron horrorizados y otros enmudecieron paralizados, el recuerdo aun atormenta a Cesar Silva. Ese día, del otro lado estaban los militares dirigidos por Romeo Vázquez, el golpe cobraba su primera vida, pero no convenía a los intereses de los cerdos de esta granja.
Diario La Prensa borraría la sangre del joven muriendo con Photoshop (programa de diagramación) y diría que se había desmayado, mientras Televicentro pasaba narconovelas “de moda” y pichinguitos para entretenimiento familiar ¿Entienden que la unidad del pueblo hondureño tiene que empezar por juzgar a quienes lo dividieron, castigo sin miedo y dejémonos para otra ocasión esa palabra paja “esperanza”, suena a nunca), esos miedosos que ahora piden unidad para escapar del miedo, buscaban la fórmula mágica para la vuelta de Honduras a un Mundial, mientras la “H” visitaba la casa de la dictadura para tomarse fotos de apoyo a los golpistas y, sobre todo, se burlaban de la catástrofe con voz del “diablo negro” ¿verdad Luis? Si no los recuerdan, pueden preguntarle a “Moncho” y a “Los del Cuarto” que tuvieron que borrar del mesón el nombre “Luis” ¡Uyy papi!
¡Despertá Custodio! ¡Amigo reaccioná! Volvió la guerra y los gringos con sus militares, están aquí los que desaparecen gente y el 3-16 levanta la mano del viejo dictador. ¡Por favor Custodio! Cumplí tu papel como Ombudsman. El 7 de julio 2009 aparece el señor, se para frente a los medios de comunicación, esboza entre nervios y mentiras algunas palabras a la soberanía de Honduras y finalmente determina que los militares usaron balas de goma… En ese momento algo sonó dentro de Ramón, algo descendió para siempre, murió su alma, dicen los que interpretan lo astral y metafísico.
Todo transcurrió, mientras Custodio solo acumuló años, perdió el respeto de la sociedad, ahora las calles lo conocían como “Bala de goma”.- Ayudó con su silencio y su acción a que llegara Juan Hernández e instalará el Estado fallido, el narco-gobierno con disfraz de república, poder de quién, ya viendo al antiguo defensor de Derechos Humanos inútil para sus proyectos, optó que era mejor transar y degradar ese puesto, lo quitó y se lo dio a la hija de un amigo periodista Hermes, ni el puesto tenía valor, ni el defensor.
En 2019, ignorado por Hernández y toda la cúpula que jugando chalupa y naipes sobre la Constitución, Custodio fue desechado por el sistema de reciclaje del poder, igual que al resto de ancianos entre otros Jorge Yllescas que tiraban confeti en el carnaval del golpe de Estado, de pronto apareció un día y dijo: “Le han hecho creer al presidente de la República que él es casi dios, que es inteligente ¡que no me joda!, ¡que no me joda JOH (Juan Orlando Hernández)!”. Ya a nadie le importaba, la voz había perdido la magia de la autoridad y del respeto ante las tumbas olvidadas de la Resistencia y las desapariciones, ya era muy tarde, la noche nos había asaltado. La historia no te absolvió Ramón.
Custodio fue un hombre que tránsito de la luz a la obscuridad. El 10 de noviembre 2022, a las 5:10 de la madrugada, falleció en su casa de habitación en el municipio de Valle de Ángeles, en Francisco Morazán.- La muerte física lo alcanzó en la carrera, puede ser que haya elevado por última vez la mirada al cielo buscando algo que no existe o quizá, tal vez quizá, pensando aquel finísimo instante cuando merecía una estatua de héroe, poniendo en una balanza sus acciones, porque “la justicia afecta a pocos, pero la impunidad nos daña a todos”; pero podría ser, simplemente otro deseo, una muerte sin mayor ambición que cerrar los ojos por no haber podido entrar a la tierra prometida.
La historia, la escriben los vencedores y, esta vez, los vencedores no fueron los golpistas, ahora falta el castigo para que la unidad la dicte quien corresponde, el pueblo hondureño. Avanti.
VEA AQUÍ EL LIBERTADOR MENSUAL, OCTUBRE 2022
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