Pese a que aún no se emite una declaración oficial sobre la colonia Guillén de la capital Tegucigalpa, al ser considerada como “zona de desastre” por la falla geológica y que el Gobierno invertirá 120 millones de lempiras en nuevas viviendas para los afectados, sólo es cuestión de tiempo para que se determine que es inhabitable.
El ingeniero Donaldo Rubí observa que las personas que antes residían en ese sector, indudablemente deben ser reubicadas a corto plazo en lo que el Gobierno entrega lo prometido, afirmando que el primer paso para la autoridad es estudiar la zona donde reubicarán a los ciudadanos para acelerar las entregas.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. El retumbar de los tambores y la algarabía del “mes patrio” no llegó para las familias que hasta este septiembre habitaron y edificaron sus sueños en las colonias Guillén, Santa Rosa y Reparto, ubicadas al noreste de Tegucigalpa, ciudad que junto a Comayagüela, forman el Distrito Central, capital de Honduras; el suelo se fragmentó y lo que resonó, fue el colapso de las viviendas que cedieron a una falla geológica.
Desde el pasado 2 de septiembre, autoridades de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC), que comanda Jorge Aldana, iniciaron evacuaciones de emergencia por un bloque de deslizamiento en la colonia Guillen, diez días después decenas de casas cayeron y, con ellas, la estabilidad emocional de las familias que habitan la zona desde hace medio siglo.
El alcalde Aldana ha declarado la colonia Guillén como “zona de desastre”, informando que más de 2,000 personas han sido evacuadas, algunas siendo albergadas en centros de estudio, dotados de alimentación, asistencia social y psicológica.
Aunque a la fecha no ha habido una decisión oficial, las alternativas que se busca para los afectados, confirma que la “zona cero” será declarada “inhabitable”; en principio, Aldana manifestó la intención de adecuar la abandonada “Ciudad Mateo”, un complejo construido de forma controversial en la década de 1990; sin embargo, se descartó.
El pasado fin de semana el Gobierno que preside Xiomara Castro, informó que invertirá 120 millones de lempiras para construir 180 viviendas, éstas serían levantadas en un complejo conocido como “Villa la Alcaldía”, un terreno que pertenece a la municipalidad, ubicado a la salida hacia el oriental departamento de Olancho.
Cabe señalar que este proyecto de residencias, sería de tipo “social”, cuyo precio base por casa en zonas de índole privada es de entre 800,000 y 900,000 lempiras; y con base a lo presupuestado, la autoridad invertiría unos 667,000 lempiras por unidad.
Según reportes oficiales, las viviendas se edificarán a corto plazo; no obstante, el ingeniero Donaldo Rubí ha explicado a EL LIBERTADOR que un proyecto de esta magnitud requiere una planificación completa y precisa, por lo que duda que en cinco o seis meses sean entregadas las nuevas casas.
El experto sugiere que las autoridades deben estudiar bien el terreno donde se levantará el proyecto, así también que es urgente trazar un plan basado en las necesidades que se piensa cubrir y no obviar la crisis de país por condiciones económicas y eventos climatológicos.
Si bien insta a que los afectados deben ser reubicados de inmediato, no ve posible que las 180 viviendas estén completas en el lapso prometido sin los estudios necesarios, observando que la alternativa de “Ciudad Mateo” no era una mala opción, “lo que había que hacer (en ese sector) era dar tratamiento de las aguas residuales para reutilizarlas o desviarlas hacia otros puntos de evacuación”.
Y es que el proyecto fue abandonado luego que se comprobara que las aguas residuales infectarían directamente la represa “Los Laureles”, según el ingeniero porque al edificar “Ciudad Mateo”, funcionarios bajo el mandato del extinto Leonardo Callejas, jugaron con base a sus intereses y por eso no hubo una conclusión a buen término.
Rubí explica que si el terreno previsto en “Villa la Alcaldía” ya cuenta con estudios detallados sobre posibles dificultades, entonces sí sería posible que en un plazo de seis meses comiencen a repartir los primeros complejos habitacionales.
En otro aspecto, evalúa que la sociedad hondureña debe transformarse en aspectos culturales hacia otros medios de vida pues considera que por conceptos tradicionales –habitar casa tipo bloque– el país aún no se adapta a edificaciones verticales, es decir apartamentos.
“Hay un problema en el impacto cultural, nuestra población no está acostumbrada a este tipo de medios de vida y tampoco es barato ni fácil. Tiene que hacerse un estudio, mientras no se haga un planteamiento de problema y de su solución, vamos a seguir igual”, concluye.
El geoportal del Observatorio de Ordenamiento Territorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), gran parte del territorio de la capital es susceptible a escarpes de deslizamientos (naranja) y cuerpo de deslizamientos (rojo); para más detalles vea el mapa completo aquí.
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