La élite política colombiana, tal como la conocemos, es desde este domingo un núcleo que no dirige la sociedad colombiana. Ya las mayorías no se ven representadas por poderes que se adueñaron de las instituciones y el Estado colombiano, analiza el sociólogo venezolano, Ociel Alí López en un artículo de opinión difundido en la agencia internacional, RT.
*Ociel Alí López / RT
EL LIBERTADOR
El resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia abre un nuevo panorama, impensado hace pocas semanas, en la esfera política de ese país.
La cancha simbólica está siendo limitada por nuevos linderos, en medio de un resultado electoral que tampoco es tan diferente a los anteriores.
Aquí reducimos a cinco los elementos que habría que comprender para potenciar la capacidad electoral en esta nueva campaña, que culmina el 19 de junio con la celebración del balotaje entre los dos candidatos más votados: Gustavo Petro, del progresista Pacto Histórico, y Rodolfo Hernández, de la independiente Liga de Gobernantes Anticorrupción.
1. El conservadurismo social se renueva
Lo primero es que el conservadurismo colombiano ha logrado desechar a Uribe y esto es un cambio radical y rotundo, pero ha podido también renovarse con un candidato ‘antistablishment’, como es Hernández.
El conservadurismo y sus votos siguen estando allí, pero ahora renovados. Sumados, los votos del candidato de derecha Federico ‘Fico’ Gutiérrez (23 %) y Hernández (28 %), unidos ahora en un ‘antipetrismo’ coyuntural, podrían sumar casi 11 millones de votos.
El principal problema de Hernández ahora es cómo recibir los votos de ‘Fico’ Gutiérrez sin terminar vinculado con su enemigo discursivo principal, el uribismo.
La esencia de esta renovación conservadora tiene que ver con el ‘antiuribismo’. El nuevo candidato, Rodolfo Hernández, basa su discurso en una interpelación en contra del status quo político, especialmente del uribismo.
De esta manera, en esta contienda ganará algún ‘antiuribista’ porque tanto Hernández como Petro lo son. Y ese el problema que ahora tiene el primero: cómo recibir los votos de ‘Fico’ Gutiérrez sin terminar vinculado con su enemigo discursivo principal y, por ende, ahuyentar el voto ‘antisistémico’.
Lo más importante de esta renovación es comprender que el «dejar de ser» uribista no necesariamente quiere decir convertirse a la izquierda, sino, como en este caso, producir el ascenso de nuevos líderes que, aunque vayan en contra del ‘establishment’, mantienen sus discursos y estéticas conservadoras.
Y eso es lo que es Hernández, un santandereano, exalcalde de Bucaramanga, que es un prototipo del conservador promedio colombiano. Un Homero Simpson colombiano. Cerrado, incorrecto, amenazador, vituperante, que se ha lanzado contra el ‘establishment’ y se ha posicionado ahora como el candidato ‘antipetrista’, con 28 %, que puede arrastrar con cierta facilidad los votos de ‘Fico’ Gutiérrez y terminar ganando.
Hernández viene así a tratar de capturar el momento postbélico. A decirle primero a ‘Fico’ Gutierrez, y luego a Petro, que él puede reencarnar el nuevo escenario colombiano, lo que a ellos se les dificulta por ser actores del conflicto militar, en el caso de ‘Fico’ por delfín de Uribe y en el de Petro por exguerrillero.
2. El país quedó sin élite
El domingo pasado fue derrotado no solo el uribismo, sino que, de un solo golpe, todo el poder colombiano se vino abajo. Sus expresidentes, medios de comunicación, instituciones y partidos tradicionales, todos engranaron por primera vez un candidato de consenso para la primera vuelta, Federico Gutiérrez, que no pudo conseguir ni un cuarto de los votos.
La élite política colombiana, tal como la conocemos, es desde este domingo un núcleo que no dirige la sociedad colombiana. Ya las mayorías no se ven representadas por estas élites históricas que se adueñaron de las instituciones y el Estado colombiano.
3. Se achica el centro liberal
Por su parte, Petro va a tener que emprender, las dos semanas que quedan, una labor titánica para revertir la situación; y lo más importante: tendrá que hacer una relectura no solo de la campaña, sino del mapa político, porque ya no se está enfrentando al uribismo, lo que constituía su norte discursivo automático. Ahora los linderos son otros.
Por ello, debe hacer un reajuste en la medida en que relee los propios resultados que hacen ver que la Colombia de este 2022 no es tan diferente, como pensamos, a la de 2018.
Ese año, Petro sacó en segunda vuelta los mismos 8 millones de votos que obtuvo el pasado domingo. Aquella vez, la capacidad de duplicar el voto entre la primera y segunda vuelta se hizo en función de la alta votación de Sergio Fajardo en primera vuelta (4 millones). En 2022, sin embargo, la votación de Fajardo supero en poco los 800.000 votos, lo que permite inferir que el trasvase hacia Petro sucedió en esta primera y que esos votantes de Fajardo en 2022 son importantes, pero no suficientes.
Los votos liberales y moderados ya no representan una mayoría sólida y poco pueden aportar ahora. Entonces, si Petro no puede ganar el centro liberal ni rasguñar al conservadurismo, ¿de dónde puede sacar los votos ganadores?
4. 18 millones de abstencionistas
Otro dato coincidente con 2018 es el nivel de abstención. La primera y segunda vuelta de las presidenciales de ese año y la primera vuelta de este 2022 se mueven mas o menos en torno al 46 %.
Entonces, ¿de dónde puede sacar Petro el impulso final para ganar y conseguir al menos tres millones de votos que lo mantengan en la pelea?
Si al conservadurismo social le cuesta darle su voto a Petro y el centro liberal está achicado, solo queda un bolsón suficientemente grande para conseguir los alrededor de tres millones de votos que necesita para ganar la presidencia: el abstencionista crónico.
¿Quiénes son estos 18 millones de electores, 46 % del padrón electoral, inscritos, que deciden no ir a votar ni en la primera, ni en la segunda vuelta de 2018, ni tampoco en la primera de 2022? ¿Están fuera del país o les da fastidio la política? ¿Tendrán alguna motivación en esta ocasión como para animarse e ir a votar?
Es allí donde su llave vicepresidencial, Francia Márquez, pueda entusiasmar a los grandes bolsones de abstencionistas ubicados en las márgenes de un país pobre y violentado que requiere un reconocimiento simbólico, quitándole formalidad a la política de izquierda y vinculándola con el tejido social de la Colombia profunda.
5. ¿Quién gana en TikTok?
Entre estos 18 millones están cientos de miles de usuarios de TikTok.
Los políticos tradicionales quizá no prestan atención a este fenómeno, pero Rodolfo Hernández, un septuagenario a quien su comando le dice ‘el rey del TikTok’, ha logrado llegar a millones de jóvenes por esta vía.
Por el contrario, Petro, en su primera alocución después de la publicación del resultado, criticó justamente el aspecto ‘tiktoker’ de su adversario.
Hernández ha logrado entusiasmar muchedumbres porque no es político, sino que se ubica en la antipolítica y eso es lo que le ha dado chance.
Lo cierto es que para conquistar a los indecisos hay que abrir todos los medios posibles y las redes son uno de ellos, y quizá el más importante del momento.
Esta es la quinta y última clave para potenciar el voto en la campaña del balotaje. El 19 de junio sabremos quién sacó mayor provecho en la contienda.
*Ociel Alí López es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América Latina.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.
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