Desde Roma, Martha Alegría Reichmann (izq.), viuda del recordado embajador de Honduras en el Vaticano, Alejandro Valladares (der.), ha enviado un artículo a EL LIBERTADOR donde expresa que la figura del cardenal Óscar Rodríguez (centro) está siendo investigada por la Santa Sede y, además, está causando revuelo en Italia por escándalos, sobre todo, los publicados en la revista especializada “L’Espresso”.
Doña Martha, conocida por su libro “Traiciones Sagradas”, junto a su esposo, fueron íntimos amigos y protectores del cardenal Rodríguez (lo atendían como familia en su casa en Roma e influyeron en el Vaticano para que fuese cardenal), pero, después les dio la espalda tras pedirles que invirtieran los ahorros de toda la vida en una operación que cerró como estafa, el clérigo no apoyó a la familia ni presentando una denuncia ante Interpol para recuperar el dinero y obtener justicia.
En la entrevista que debate la hondureña radicada en la capital italiana y con contactos en las altas esferas de el Vaticano, el sacerdote Rodríguez trató de desacreditar la labor periodística de Emiliano Fittipaldi, identificándolo como enemigo de la iglesia y el “pueblo de Dios”, un contexto que no es desconocido para EL LIBERTADOR y medios alternativos hondureños.
Por Martha A. Reichmann
EL LIBERTADOR
redaccion@ellibertador.hn
Roma, Italia. Esto va dirigido especialmente a hondureños admiradores de Su Eminencia Reverendísima, cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga: empresarios, políticos, banqueros, periodistas, feligreses, fanáticos obcecados, sensatos, ricos, pobres, buenos y malos.
Escribo este artículo porque quiero demostrar de manera muy clara y contundente, cómo el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga logró de manera magistral, mantener engañado y manipulado por muchos años al noble pueblo hondureño y en especial a los feligreses.
Hace unos años, el cardenal otorgó a Suyapa Medios (canal católico hondureño) una entrevista para intentar defenderse de las fuertes acusaciones del periodista Emiliano Fittipaldi, que giraron el mundo.
La acusación fue hecha por los 35 mil euros mensuales que el cardenal ha recibido de la universidad católica durante años; a su nombre y sin rendir cuentas. La universidad no es propiedad privada del cardenal. Es de la diócesis de Tegucigalpa.
Es notorio que desde el inicio de la entrevista el entrevistador (seguramente instruido por su jefe) comienza a manipular al telespectador con esta frase: «Usted es acusado de algo que más bien parece una persecución contra la Iglesia».
El cardenal siempre que lo han cuestionado, ha dicho que lo hacen o por atacar al papa o por atacar a la Iglesia, y así piensa que se salva.
La entrevista:
1. Su eminencia dice que iba saliendo de una reunión en El Vaticano, donde fue ponente sobre el tema «Ética en acción”.
–O sea que se presenta como un hombre de «ética».
2. Continúa diciendo que al salir de ahí, se enteró de la noticia y que se sorprendió muy negativamente porque eso era cosa del pasado, que ya había sido ventilado en Honduras un año atrás.
– ¿Acaso no sabe el cardenal que los casos pueden ser «resucitados» en cualquier momento si hay nuevos indicios como los que presentó Fittipaldi?
3. “La publicación salió en una revista llamada El Espresso. Es una revista que se dedica a publicar escándalos contra la Iglesia y atacar al santo padre”, añadió.
– Y no es cierto eso. Pero como el cardenal sabía que en Honduras nadie conoce esa revista, podía engañar a todos. Conozco a Fittipaldi desde el día en que me entrevistó y en una ocasión me dijo que él tenía suficiente material para publicar pero que la revista no se lo permitía.
4. El cardenal responde así: “El santo padre me llamó y me dijo: ‘Me duele todo lo malo que te han hecho. Tú no te preocupes’”.
– Sí, es cierto que le dijo eso el papa. No es de extrañar porque lamentablemente él siempre ha tratado de encubrir a Rodríguez y a todos los que son como él.
5. El cardenal continúo diciendo: “Estoy en paz. Estoy con el Señor Jesús quien conoce el corazón de cada uno y sabe lo que hay en esas personas”.
– Me quedo sin palabras para comentar tanto cinismo. Y lo peor es que todo lo dice teniendo el crucifijo en el pecho.
6. Rodríguez dijo que la acusación surgió de Honduras, por una persona que trabajaba en la Universidad Católica y fue despedida porque tuvo comportamiento deshonesto en la administración de fondos.
– Eso es otra mentira. El informe salió de la misma universidad elaborado por varias personas indignadas por lo que allí estaba sucediendo. Hubo una persona despedida que tenía 20 años manejando las finanzas de la universidad, una persona intachable que recibió sus prestaciones a cabalidad (a uno que roba no lo despiden con prestaciones.) Este empleado fue sustituido por el señor José Francisco Martínez Barahona, hermano de padre (natural, misteriosamente negado del señor cardenal).
7. Dijo que interpuso una querella ante el medio que hizo pública en Honduras esa información, calificándola de «libelo» pero que no prosiguió y quedaron en la indefensión.
– Lo que calla el señor cardenal, es que el juez ni siquiera admitió la demanda porque el propietario del periódico, tenía las pruebas.
8. En su monólogo continuó diciendo: “la ética de un comunicador, cuando se trata de difundir algo que toca a una persona, primero tiene que hacer un esfuerzo para hablar con la persona”.
– El señor cardenal en ese momento desconocía que Fittipaldi en su artículo había escrito que buscó al cardenal pero que se negó a hablar.
9. Del periodista Emiliano Fittipaldi dijo que era famoso por publicar libros infames contra la Iglesia. Incluso fue sujeto a un proceso en El Vaticano. “Es un periodista sin ética condenado al fracaso por publicaciones difamatorias”.
– Fittipaldi ha escrito los libros “Lujuria” y “Avaricia”, fue demandado por El Vaticano, pero lo que no dijo el cardenal es que no fue encontrado culpable, en parte, porque publicó solo verdades. ¿Por qué el cardenal califica de infames sus libros? Sencillamente porque en “Lujuria” menciona el famoso caso en que su “Eminencia Reverendísima”, Maradiaga, escondió al padre Henrique Vásquez cuando huía de la policía costarricense acusado de violaciones a niños. Él tiene las pruebas.
Sé que Fittipaldi es muy respetado en Italia y fuera de Italia. Se trasladó a vivir un año a Irlanda para investigar los casos de abusos. Así que no publica mentiras.
Pero en Honduras ¿quién había oído hablar de Emiliano Fittipaldi? Nadie, y el cardenal lo sabía por eso se sintió libre de difamarlo y calumniarlo.
10. El cardenal mencionó que el caso fue “Resucitado” con tintes de escándalo una semana antes de que se venciera el plazo para presentar su renuncia por haber llegado a la edad de 75 años, y hasta las personas más simples le habían dicho: “esto no es contra ti, es contra el santo padre. Es para torcerle el brazo y que te diga: ‘Mejor te vas porque estás demasiado mal con la prensa internacional’”.
– Si se le acusó de recibir los 35 mil euros mensuales es porque los recibía. El periodista publicó las pruebas. Pero el cardenal siempre busca involucrar a terceros o inventar situaciones para salvarse.
11) Afirmó que se trata de una calumnia.- Que él no recibe fondos para su persona, que lo que recibe lo gasta en los sacerdotes, las iglesias y los pobres. Enumeró muchas obras que hace con ese dinero que la universidad le otorga.
– Aquí dijo no solamente una mentira. Confesó un delito, porque las obras que mencionó, las hace con el dinero que recibe de las 40 parroquias de la arquidiócesis de Tegucigalpa, por aportaciones de los fieles, como un tipo de “diezmo”. En 2015 fueron 8.9 millones de lempiras los que recibió de las 40 parroquias. Eso está documentado en el informe que los obispos hondureños presentaron al papa, en su visita Ad Limina.
Miente el cardenal al decir que no recibe fondos a su persona porque en 2015, como en todos los años, recibió 14.5 millones de lempiras de la Universidad Católica, eso aparece en el informe contable de la universidad (pruebas también presentadas por el mismo Fittipaldi) y no aparecen en el informe de la arquidiócesis, presentado al santo padre. Tampoco aparece en ninguna parte de cómo los gasta.
Esos 14.5 millones se hacen humo. Eso es lo que demostró Fittipaldi y le tapó la boca a su “Eminencia Reverendísima”.
12. “El Señor sabe dónde se gastan esos recursos y él sabe cómo es mi vida. Yo no necesito mayor cosa más que seguir la palabra de Dios y la palabra de Dios nos dice: ¿quién subirá al monte del Señor?… ¿quién podrá entrar en su recinto?”.
– Claro que el Señor sabe lo que hace con el dinero y sabe que no lo gasta como dice. El Señor sabe que miente miserablemente.
13. El cardenal agregó: “Esto ha sido publicado en el tiempo preciso en que yo tengo que presentar la renuncia, para torcerle el brazo al papa y que me diga, “mira, estás muy desacreditado internacionalmente. Mejor te vas”. Y lo que no quieren es que se reforme la curia.
– La misma frase trillada. “No quieren la reforma de la Iglesia, por eso me atacan. No quieren al papa, por eso me atacan”. Se ha pasado años escudándose en lo mismo.
14. “El hombre de manos inocentes y puro corazón, no calumnia a su prójimo ni habla en falso difundiendo calumnias sabiendo que no son verdad”.
– Pero él en ese momento está haciendo lo que dice que no se debe hacer. Está calumniando, ¡está hablando en falso sabiendo que no es verdad!
15. “Traten de vivir la vida conforme a la verdad y no creerle a las calumnias”.
– El cardenal aquí aconseja vivir la vida conforme a la verdad, mientras él la vive conforme la mentira y trata de convencer a quien no esté todavía bien convencido, de que son calumnias.
16. La difamación es un delito punible. Calumnias y verdades a medias, decían los Padres de la Iglesia. Oíste algo contra tu prójimo… muera en ti.
– Condena las verdades a medias y él acaba de decir verdades a medias. Dijo que Fittipaldi fue enjuiciado pero no dijo que salió inocente.
17. Ahora parece que la cultura de esta falsa comunicación es: Oíste algo contra tu prójimo… ¡Difúndelo!
– La falsa comunicación la está haciendo el mismo cardenal. Además, nos está diciendo que callemos lo que sabemos de él. No quiere que se difunda. Quiere que se mantenga en secreto.
18. «Ese periodista no tiene credibilidad. Está destinado a fracasar como comunicador. Aparentemente le pueden llover fondos de libros infames y publicaciones completamente difamatorias».
– El periodista sí tiene credibilidad. Es muy respetado dentro y fuera de Italia y aunque el Vaticano trató de condenarlo no lo logró.
19. “Rezo para que Dios toque el corazón de ese periodista y se convierta, y rezo por los que insultan a este humilde servidor. Estoy en manos del Señor y él es quien guía mi vida y la seguirá guiando”.
– Aquí se coloca como generoso y como víctima. Reza por quien lo acusa de algo falso. ¡Y se atreve a decir que está en manos del Señor! Una persona así, sólo puede ser guiada por el demonio. No por el Señor.
20. “Aprovecho esta oportunidad, querido Carlos, para expresar mi profundo agradecimiento al señor pastor Solórzano por llamarme y expresar su solidaridad y apoyo ante esta situación de calumnia”.
– Aquí está clarísimo que los sinvergüenzas se apoyan unos a otros (este pastor de la iglesia evangélica fue parte del régimen dictatorial del expresidente Juan Orlando Hernández) y le da las gracias en público para hacer notar que hay alguien que se solidarizó con él.
Nos ha quedado demasiado claro que su “Eminencia Reverendísima” reacciona atacando a quienes lo interpelan. Él no sabe responder y no puede desmentir su sinvergüenzada y no le queda más que denigrar, y se enfurece con todo aquel que le recuerda sus pecados: el escándalo de inmoralidad en el seminario mayor de Tegucigalpa, 20 años bajo el mismo techo con Juan José Pineda, el escándalo con la presencia de Erick Cravioto en su casa por muchos años, el escándalo de los 35 mil euros mensuales, el escándalo del dinero perdido de la familia del embajador Valladares, los 31 millones de lempiras otorgados por el Gobierno de Honduras(1.4 millones de dólares) para los pobres, despilfarrados «en amantes» por su auxiliar Juan José Pineda bajo el consentimiento del cardenal. El encubrimiento de delitos sexuales contra menores cometidos por algunos curas protegidos. El encubrimiento del asesinato de su chofer… hasta ahora impune. Sacerdotes leales a Cristo suspendidos de sus ministerios.
Ante el repudio del pueblo hondureño, el cardenal ha dicho: «No salgo huyendo, porque el que nada debe, nada teme».
Está muy equivocado señor cardenal. Usted debe mucho. Y si un día hubiese sido enjuiciado como cualquier ciudadano, en este momento se encontraría pagando una condena en la cárcel. Para empezar, bastaría una auditoría en la Universidad Católica. Y si fuera por el lado eclesiástico, usted estaría excomulgado.
Como actor, sí que supo triunfar en la vida porque supo burlar a muchísimas personas para aprovecharse de ellas. Y para esconder sus actos maléficos, se burló de todo un pueblo.
Dios lo espera para juzgarlo, Eminencia Reverendísima. De esa justicia no se salvará.
Lucas 8,17: porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado, ni escondido, y de salir a la luz.
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