Representantes de la Comunidad LGTBIQ+ de “Somos CDC” han manifestado los riesgos de “ser uno mismo”, cuando se trata de una persona con distinta orientación sexual en Honduras, donde la impunidad prevalece y se les mira como quienes “piden más de lo que merecen”, en lugar de seres humanos que abogan por la igualdad.
La oficial de comunicaciones de la organización, Grecia O’ Hara, destacó que los derechos humanos, laborales y políticos son mínimos, porque son juzgados pese a sus conocimientos y preparación, mientras que la violencia ha arrebatado la vida de más de 390 personas de la comunidad desde el Golpe de Estado (2009) hasta noviembre de 2021.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. “En Honduras, ser gay, lesbiana o transexual significa estar expuesto diariamente a insultos, humillaciones y agresiones. Es sentir que pueden torturarte, o incluso matarte, simplemente por ser como eres”, enmarcó el coordinador de la Asociación LGTB Arcoíris de Honduras, Donny Reyes, lo que concuerda con el asesinato de 390 personas por su orientación sexual, luego del Golpe de Estado de 2009.
Los miembros de la Asociación Arcoíris y Centro para el Desarrollo y la Cooperación LGTBIQ+ (Somos CDC), durante una conferencia de prensa, compartieron la situación de la comunidad de diversidad sexual en Honduras, donde exponen que estamos a años luz de alcanzar un nivel de igualdad de derechos como el de otros países del continente.
El problema empieza con el derecho al trabajo, explica la oficial de comunicaciones de la organización LGBTI “Somos CDC”, Grecia O’ Hara, porque esto depende de cómo luzca y si logra pasar desapercibido, porque un “hombre gay” quizá pueda conseguir un empleo, pero si se trata de una “persona trans” es muy complicado, por lo general deben evitar ser ellos mismos hasta en su indumentaria para evitar rechazo por su apariencia.
“La necesidad de empleo que tienen las ‘mujeres trans’ es muy alta, porque ellas son la cabeza de la casa, se encargan de cuidar a sus madre y padre, incluso sobrinos y sobrinas, por eso deben ser independientes y emprender. Se les cierran muchas puertas por muy empoderadas y conocimiento que tengan”, explicó.
Ese es otro de los obstáculos, donde señaló lo complicado que es tener un negocio propio, porque se ve afectado por el cobro ilegal de “impuestos” del crimen organizado, pero también por la parte legal, que se convierte en un procedimiento engorroso para establecerse sin riesgo de clausura.
El problema es tan serio que, frecuentemente, los títulos son invalidados solo por su apariencia que, según una parte de la población, no es la adecuada. En cuanto al respeto a los derechos humanos de la comunidad LGTBIQ+, O’ Hara destacó que todas las instituciones violentan esta parte toral de la vida y el desarrollo humano.
“Por ejemplo, los bancos e instituciones educativas, cuando se busca empleo, siempre esta esa renuencia con el género”, manifestó. De esa forma, desglosó que los señalan como problemáticos, promovedores del sexo y otro tipo de ideas erróneas con las que deben luchar cada día.
En el ámbito político, como organizaciones, han tenido que trabajar desde sus propios espacios para capacitarse y educarse, aunque han realizado alianzas entre los entes de diversidad sexual y la Universidad Centroamericana (Unitec), donde actualmente presentan un taller de liderazgo político para personas que aspiren a postulaciones políticas y evitar se les margine.
La violencia es latente, cada día son víctimas de la impunidad, convertida en una de sus principales preocupaciones; desde 2005 hasta la fecha de 2021 se ha acrecentado el asesinato de personas de la comunidad LGBTIQ+. Lamentó que, luego del Golpe de Estado de 2009 hasta noviembre de 2021, “se han contabilizado más de 390 muertes” y aunque cuentan con aliados dentro de los operadores de justicia, también hay quienes los ignoran por suponer que “piden más de lo que merecen”.
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