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HONDURAS / MICHELETTI, TANGO DE MEDIOCRIDAD Y TRAICIÓN, UN POLÍTICO HA MUERTO

HONDURAS / MICHELETTI, TANGO DE MEDIOCRIDAD Y TRAICIÓN, UN POLÍTICO HA MUERTO

El aire en las calles era denso, era el momento antes de la caída de lo que pudo ser el mejor y único proceso en la presente centuria de nuestra Nación; en la vieja “tele” se oía gritos desenfrenados de “la voz del centro”: ¡Reelección, viene Chávez! ¡Mis vacas! Y los más tontos decían ¡viene el comunismo!, el mismo tono que se oye ahora con “fraude montado”; en la avenida la Paz de Tegucigalpa se planificaba la guerra de los 12 años (esperemos que no se extienda).

 

Se daba el primer golpe de Estado, el primero del siglo XXI, y los gestores, embriagados de poder –unos torpes con “pisto”–, comenzaron el debate: ¿Quién puede ser tan estúpidamente ambicioso para unos días en la presidencia?, afuera se escuchó a un busero con la voz rota: “¡Presente!”, abrió las puertas Micheletti, el autoproclamado “héroe” que no aprecian ni en su propio partido o barrio, aunque hubo un célebre periodista que lo llamó “milagro”.

 

Micheletti es el responsable de que hoy figuras incultas chillen como cucarachas en la obscuridad y ocupen cargos de Gobierno; este fracasado soldadito fue el “paciente cero” del virus orlandista, allá lo ven en El Progreso, encerrado en su palacio, impune como bandido del viejo oeste, con temor espera sus últimos días y nadie lo llorará; que se entienda esta línea como ley natural. ¡Avanti!

 

Reflexión

EL LIBERTADOR

redaccion@ellibertador.hn

 

Tegucigalpa. Alrededor de una mesa cuadrada, cinco hombres y una mujer se congregan, como viejitas de pueblo que rezan frente al muerto, velas amarillas y vestidas de luto; buitres con saco frente al cuerpo de la que será asesinada –Nosotros somos el poder y no podemos permitir que el “Chavismo” nos quite los negocios que con sudor y esfuerzo hacemos– mientras deja caer la pesada mano, sobre el fino cristal del tablero. Hugo Llorens, moderador agridulce, sólo escucha, luego diría sobre el “gordo” que “es el mayor impedimento para la democracia en el país”, en un correo filtrado.

 

–¡Saquémoslo! Los vergueos en Honduras solo duran tres días, pasamos telenovelas, Cantinflas en blanco y negro y los periodistas estrellas cierran y abren el hocico a nuestra orden, gruñó el dueño del espectro radioeléctrico. –Además, los lobistas ya agarraron el pisto, los “americanos” nos apoyan ¿verdad Hugo? –Silencio en algún rincón de avenida la Paz (aunque se haga la guerra)– pero ¿a quién vamos a sentar en la silla? ¿Quién puede ser tan estúpidamente ambicioso para aceptar un golpe de Estado para ser presidente unos días? De todos los currículos sobresale uno –éste será– y todos sonríen. No había que preguntar, la locura de poder y delirio por un cargo imposible, ya desbordaba por la corbata que simbólicamente dibujaba el nudo.

 

El aire en las calles estaba turbio, ese momento justo antes de que todo se desmoronara en la imaginaria y conveniente “institucionalidad”, los suspiros y rumores se contagiaban como un imparable virus de boca en boca “van a sacar al presidente los corruptos”, así como hoy se filtra el “ya tienen el fraude listo”, para desarticular el voto masivo. Y la profecía se cumplió ¡los imbéciles dieron un golpe de Estado! el primero del siglo XXI.

 

Aquella imagen con la que serán decorados los libros de primarias, cuando Honduras tenga un Gobierno, grafica eterna: Un pobre soldadito de hojalata o de aluminio, está escondiendo toda su desgracia de humanidad detrás de un uniforme curtido por sudor inmundo de las axilas y una gorrita que aprieta la sien del cabezón, viejas dementes berreaban en éxtasis al lado suyo y nuestro personaje, apretando fuerte la mano del soldadito, confirma el matrimonio indisoluble, solo así se podían sostener, armas, sangre y dolor. Finalmente, dos tontos.

 

Pero toda historia tiene un principio. Era 1943 en el empobrecido El Progreso, que más por burla lleva ese nombre, nació de inmigrantes el “héroe” de nuestra historia, el penúltimo de nueve cipotes y, sin mayores oportunidades, rápidamente tendría que entrar al ejército ¡Paradoja! Siendo parte de la Guardia de Honor del presidente Ramón Villeda Morales “los colorados”, dan un golpe de Estado contra “Pajarito”, arrestan a nuestro muchacho, con miedo en el alma, decide irse a los Estados Unidos donde dicen concluiría sus estudios superiores (no hay pruebas de lo contrario).

 

¡Volvió! y se convirtió en presidente del Consejo Local Liberal en los siniestros años de la década de 1980, obviamente, podía hacerlo en su pueblo, pero no en las ciudades con mayor desarrollo, pues se requería otras habilidades y él siempre fue visto simplemente como un rural, la elegancia, el glamour y la cultura no se pueden obtener encaramado en un bus, que sería finalmente su negocio, en el que aseguran fue exitoso y TUTSA floreció, uno de esos “emprendimientos” que siempre están relacionados con los gobiernos, subsidios, etcétera. Vividores sin rodeos. 

 

Este busero se encaramó en el lomo del hondureño por 25 años, siendo diputado en el Congreso Nacional, ya su personalidad consolidada, y dicen sus cercanos que la envidia es el traje preferido del “héroe”, cada ley que aprobó para detener a los adversarios de llegar al poder, él la destruyó para su propio fin, por ahí surgió el enorme odio contra nuestro carísimo amigo Elvin Santos que, sin dificultades, lo venció en todos los terrenos y finalmente fue el candidato electo por el Partido Liberal, siempre se burló de él y la mayor broma fue en su cumpleaños. Nuestro personaje, no ganó, ni en su tierra natal, El Progreso. Cuanta tristeza y ternura genera.

 

Quizá una vida de frustración o el habitual trato grosero de los buseros, lo llevó hablar con la voz alzada y si alguien lo permite es capaz de irrespetarlo, además, no le gusta escuchar, un acérrimo enemigo de la verdad si no lo beneficia, pero si es adulado… ¡ah! Nada más reconfortante que lo endulcen, después de todo, la adulación es la medicina de los vivos contra los tontos.

 

Aunque ambicioso, con su reducido círculo de amigos, tiende a ser bondadoso y atento; con él comenzó el declive del funcionario hondureño, una galaxia de iletrados copó las sillas ejecutivas, gente como Mirna Castro o Enrique Ortez Colindres, que bajo otras condiciones ¡jamás!, ¡pero jamás!, hubieran ocupado lugares como Cultura o Cancillería. Después nos sorprenderían otros en Salud, Educación y otra vez en Cancillería. Todos ellos, fueron acuerpados por el “héroe”, así como el escurridizo, el rey de la farsa y el mejor ejemplo de viveza Saavedra, alma de paloma, baila el vals de quien paga la tonada. (Este caso es para otra reflexión, muy pronto).

 

Roberto Micheletti, por los obscenos deseos de poder será recordado como el que abrió las puertas al infierno para ensañarse con Honduras, el pobre arlequín que hoy llora en su palacio junto a dos guardias que lo cuidan, el teléfono no suena y el odio ronda las esquinas. Micheletti, demostró de lo que está hecha la clase dominante en el país, brutos con pisto, pocas letras; aquí no se eleva un Estado, donde las luces más brillantes dan rienda suelta al conocimiento para desarrollar proyectos que nos lleven al orgullo nacional y dar el paso a una brillante Nación.

 

Roberto Micheletti, es simplemente el loco que aceptó lo impensable, que le daría vida a este monstruo con el que hoy coexistimos, las ciencias políticas y económicas es idioma impenetrable para esta pelmasa de brutos; Montesquieu pasaría por necio; Aristóteles estaría resguardado en las montañas y Morazán seguro desenvainaría su espada una vez y otra más, hasta el infinito. Es Micheletti el que genera las condiciones para que el virus orlandista viva y se reproduzca, para que el penco sea llamado funcionario y que le llamen crecimiento económico al endeudamiento a lo bruto y a seis millones de miserables.

 

Roberto Micheletti morirá y su legado no será obviado. Diputados peleles –mantenidos por un pueblo trabajador–, holgazanes y patanes que después de 12 años descansan en mansiones pagadas por nosotros y otros hasta partidos políticos tienen, hoy en Honduras no existe la justicia, lo que existe es un club de corruptos y corruptas (para ser inclusivo). Micheletti morirá, pero a quien le asesinaron un amigo, hermano o madre, nunca lo olvidará, inclusos los liberales lo reconocen como el “Destructor del Partido Liberal”.

 

Roberto Micheletti, como bien lo plantearía el psicoanalista Lacan, es la mayor representación del deseo: “Nunca se satisface, cuando parece cumplir su objetivo resurge otro objeto y así ad infinitum”. Hoy Roberto está solo, mueve la pesada cabezota solitaria de recuerdos sanos y alegres, espiritualmente murió hace mucho, sólo espera el entierro del cuerpo, lo indetenible, y ese día don Roberto, le aseguro que pocos llorarán, casi nadie dirá algo bueno de usted ¿ese es el sentido de la vida? Al final crearon un sistema, donde los ricos y los pobres, son infelices. Felices sueños don Roberto.

 

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