Casi una decena de alcaldes de todos los partidos políticos, públicamente, tragándose los malos recuerdos por la “guerra de las cien horas”, suplican al mandatario salvadoreño que les done vacunas para sus pueblos abandonados por Juan Hernández: “Se lo pido de todo corazón, por la necesidad que tenemos acá”. – La pena que siente hoy el hondureño de cargar una sombra de gobernante, se contará por generaciones y, borrar esa sombra, sólo será posible si desaparece el Catracho.
Mientras Juancito ruega al mundo que nos vendan las sobras de vacunas, ¿cuántas vidas más caerán para que sigás en esa silla?, ¿cuánto sufrimiento más?, renunciá ahora para que tus hijos no pasen vergüenza, pedí perdón y dejanos el país a quienes lo amamos, nosotros veremos cómo lo levantamos.
Como el reflejo de dos ciudades, de dos mundos cruzando una frontera, un hombre que no ha hecho nada excepcional para el pueblo, ahora que el juicio llega a su puerta, cobardemente niega irse, y para que a los intelectuales no se les baje el azúcar, en este espacio no discutimos si lo de Bukele es bueno o malo, eso se lo dejamos al pueblo de El Salvador.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Dos momentos, dos hombres, dos pueblos y una historia dispar. Mientras el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, le anuncia a su pueblo la inmunización total; el jefe de Estado, Juan Hernández pide las “sobras” poniendo en riesgo la salud de los hondureños: “A los países que han apoyado les digo Gracias, pero también les quiero expresar a los países que tienen el mayor número de dosis compradas, que están por vencer, que no dejen que se pierdan. No les pedimos que la regalen, sino que Honduras está en disposición de comprarlas». Así comienza este vals, en un equilibrio perfecto, entre la planificación y la improvisación, entre la dignidad y lo despreciable, entre la excelencia y la mediocridad, entre la presidencia y la dictadura.
El presidente Bukele ha demostrado una superioridad abrumadoramente aplastante para gobernar en comparación a Hernández, mientras el primero planificó, organizó, controló y dirigió la pandemia, el segundo se ha dedicado a andar tomándole fotos a loros, con la doña que no se le aparta ni para ir al baño, mientras Bukele trabajó con un equipo eficiente, JOH, tiene una profe que más allá de acumular bagaje intelectual viendo “Gente” y en el salón de belleza “Yolanda´s”, no conoce nada más que la recua de ladrones e ineptos.- Por supuesto, somos el reflejo del equipo que nos rodea y, culpable, sólo hay uno.
Casi una decena de alcaldes de todos los partidos políticos, públicamente, tragándose los malos recuerdos por la “guerra de las cien horas”, suplican al mandatario salvadoreño que les done vacunas para sus pueblos abandonados por Juan Hernández: “Se lo pido de todo corazón, por la necesidad que tenemos acá” –“Le rogamos, le solicitamos, le imploramos señor presidente, ayúdenos con vacunas se nos está muriendo nuestra población de Covid y nuestro gobierno no responde”. ¡Uff! La máxima humillación para cualquier hombre con dignidad, como que tus hijos vayan a pedir comida a otra casa, porque vos sos un bolito que se lleva en las esquinas, patético e inútil.
Pero lo maravilloso en esta historia no es eso, es que Juan le ruega al mundo le regalen los desperdicios, las vacunas que ya estén por vencer “fuck!”, Inefable y espeluznante, pero recuerde que las sobras vencidas no son para él y los suyos, ellos ya están inmunizados, los jodidos somos usted que me lee y yo que le escribo, y como si eso no fuera la cumbre del cinismo, Juan va a pedir y anda en avión privado, internamente en helicóptero (ya sabe, por eso de las calles destartaladas de Tito), manda a pedirle buques a sus nenes chafas a Israel, Colombia o donde sus muchachos lo pidan. Mirá Juan, para ser malo, pero de verdad, tenes que ser inteligente, ¿para qué afanarte por una vida fracasada y mortal?
Y te recuerdo que a veces la inteligencia no basta, Sísifo rey de Corintos fue un gobernante inteligente, pero no sabio, junto a su mujer quisieron engañar a Tanatos –también conocido como la muerte– y a Hades; el final de la historia es triste y los pecados se convierten en una roca gigante que se vuelve más pesada cada vez que se quiere ascender y cae, donde por la eternidad deberá seguir el juego infinito ¿te recuerda a algo reycito nuestro? ¿Cuánto se tuvo que mentir para llegar donde estás? ¿Cuántas vidas se han apagado para sostenerte en una silla de la que no te querés ir por miedo? ¿Y cuántas más se deben ir?
Y el problema no solo es el tiempo, sino la pobreza mental, la pereza moral, el engaño, la miseria económica y el desempleo; hemos llegado a llamar “emprendedor” al ingeniero que se muere de hambre o al periodista que vende paletas por falta de empleo, y llamamos exitoso al licenciado en turismo que maneja tres idiomas, pero ya se le ve como conductor de Uber, hasta lo llaman ¡Innovador en la pandemia!, naambee, eso es desesperación, economía nacional quebrada, compañeros.
Para que a los intelectuales no se les baje el azúcar, les explicaremos algo, en este espacio no discutimos las posturas de Bukele, si son buenas o no, creemos en la determinación de los pueblos y si el salvadoreño en 90 por ciento apoya su gestión que hasta sueñan como nosotros el legado Morazanista ¿Por qué vamos a entrometernos? ¿Por qué nos molesta la injerencia de los EEUU en Honduras y sus bases militares, pero queremos meternos en otros países?
Tuvimos la oportunidad de cubrir las elecciones en ese país y su pueblo, es nuestro pueblo, su lucha es la nuestra, “gobiernos de mierda” que por siglos nos han hundido y hoy nos alegramos que, por un momento, ellos sientan que salen de la crisis. También lo haremos nosotros. Decile a la oposición que deje de llorar por Bukele, que dejen de envidiar y que comiencen a construir, dejen de negociar con el cadáver de gobernante.
Juan, amigo, hermano, brother ¿No te parece que ya es suficiente de dar lastima? ¿No te parece que ya te has humillado mucho al mundo? Igual que Atlas te espera un mundo pesado en Nueva York y esa no te la quitás ni con las “gemas infinitas” y no hay un Hércules que te ayude, pues Ebal ya olisquea los deseos de los nuevos amos; Si te vas ahora, dejarás un país en ruinas, pero nosotros sabremos levantarnos como lo hemos hecho siempre, sin embargo, si tu decisión es quedarte en este burlesque de extraños híbridos entre idiotas y ridículos que has creado, no vas a tener regreso Juan y quizá, ya no lo tenés.
La tragedia que siente hoy el hondureño de tener que cargar una sombra de gobernante se contará por generaciones y para borrar esa sombra, solo será posible si desaparece el Catracho, la única forma de que seas recordado con un legado lleno de flores, es que todos los que somos opuestos a este genocidio desaparezcamos y que lo único que se recuerden sean las páginas amarillas y solo quede la mentira en las manos del futuro; pero, para a estos guardianes de la libertad de expresión, ahora en el aniversario del Periodista, les tenemos una sorpresa aparte –guiño, guiño–.
Como el reflejo de dos ciudades, de dos mundos cruzando una frontera, un hombre que no ha hecho nada excepcional, más que trabajar para lo que fue electo, deja en ridículo y vergüenza total a otro hombre que ha cometido pecados y ahora que el juicio llega a su puerta, cobardemente niega irse. Juan ¡Renuncia ya!
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