Hoy es un día histórico para las hondureñas. Líderes religiosos, representantes del Congreso Nacional, sociedad civil y feministas se han comprometido a luchar por los derechos de las mujeres y niñas; para la organización “Ecuménicas por el Derecho a Decidir” hoy se comienza a romper el fundamentalismo que impone la sumisión de las féminas en el hogar y en la vida de esta nación.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Entre la calma de un miércoles cualquiera, las hondureñas recordarán el 25 de noviembre como un día sin precedentes. Y es que hoy, los líderes de la iglesia (católica y evangélica), diputadas del Congreso Nacional, feministas y órganos de sociedad civil, se han sentado en la misma mesa con un solo objetivo: reforzar los derechos de las mujeres y niñas, rompiendo el fundamentalismo que deben ser sumisas a los hombres.
Pero también el objetivo es hacer consciencia para reducir la tasa de femicidios y todas las conductas de violencia que hoy atemorizan a las hondureñas, mediante una postura pedagógica que se encargará de transformar la mentalidad del hondureño.
La activista social ha señalado que “Honduras necesita políticas públicas que verdaderamente protejan a las mujeres”, porque es del criterio que las leyes que llegan al Congreso Nacional, sirven como un paliativo que no ataca los problemas que enfrentan las hondureñas.
Además, reflexiona que es alarmante que el nuevo Código Penal, instrumento que ha quedado en el aire porque el parlamento no volvió a hablar de su reestructuración, se rebajaron las penas para quienes cometan femicidio o ejecuten cualquier crimen contra la mujer.
“Por primera vez líderes eclesiales se sientan a dialogar y aceptar que hay un problema serio”, destaca García. Y agrega: “Asumimos la responsabilidad como líderes religiosos, ya que en la mayoría de iglesias se les enseña a las mujeres que deben estar sometidas al hombre, que deben estar sujetas y que el hombre es la cabeza del hogar y precisamente estas posturas fundamentalistas es lo que pone en precariedad la vida de las mujeres y las niñas”.
Sentenció que hoy Honduras rompe un tabú y que los “pastores, pastoras, sacerdotes y sacerdotisas, líderes de comunidades eclesiales y han dicho “sí”, para asumir el compromiso de la lucha contra la violencia hacia mujeres y niñas, y prevención de femicidios, reconociendo que en primera instancia, la iglesia ha ocultado estas violencias y ha caído en complicidad, lamentablemente; sin embargo, estos líderes han asumido el reto”.
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