Se rumora que, en unas horas más, el presi JOH tendrá que entregar a su hermano, Tony, en extradición. Faltan un montón. Pero me complace el correo, tanto como al Embajador Nealon, al que le han dicho a manera de cuento conocido que le meterán miedo si sigue con la intención de llevarse a los intocables en Honduras.
*Rodolfo Pastor Fasquelle
EL LIBERTADOR
La noticia me llega por los amigos, porque no le hago al Twitter. En un tuit ayer, el Abogado Hernández suscribe el antiguo precepto democrático de que nadie esta por encima de la ley. (Un par de días antes, lo había pontificado mi amigo O. Rivera). Se rumora que, en unas horas mas, tendrá que entregar a su hermano, Tony, en extradición. (Nadie) Faltan un montón. Pero me complace el correo, tanto como al Embajador Nealon, y me resulta consolador.
Faltaría también que reconociera JOH el canon complementario –que bajo su gobierno, se ha venido ignorando— de que ninguna ley puede atropellar al derecho. (Hay derechos universales sobre cualquier norma particular, entre ellos el derecho a la vida y a la presunción de inocencia, mientras no se compruebe una culpa, que se complementa con el precepto de que es responsabilidad del acusador… demostrar la culpa, y con los derechos al debido proceso y a la defensa.) Porque van juntos, los derechos, que son inseparables de los deberes, y que suponen un mínimo de garantías.
La impunidad es la raíz de la proliferación del crimen. Y estamos de acuerdo. Todo individuo de cualquier posición social, condición jurídica, patrimonio, raza o nacionalidad, religión o cultura tiene que responder de los delitos que se le imputan, tiene que declararse inocente o culpable ante juez competente. Y vale que lo diga Hernández, pues este deber es demandable en primer termino a quienes están en posición de evadirlo, quienes mas influencia y poder tienen. No conozco a JOH en lo personal y no se como habrá sido su vida privada. ¡Es un buen chico! dice M.A.
Conocí a JOH ya en su vida pública, desde cuando quería ser reelecto diputado en 2005. Y tenía el impedimento de que su tía era Magistrada de la Corte Suprema de Justicia. (Ambos descienden de una poderosa familia, de su lugar.) E hizo caso omiso del impedimento. (A mi no me gusta esa ley prohibitiva. Parece discriminatoria en un país tan pequeño. Pero la teoría republicana del equilibrio exige la independencia de los poderes y los diputados nombran a los magistrados.) Y puesto que, en todo caso, tampoco los legisladores están por encima de la ley, pueden modificarla mediante un consenso, pero no actuar antes flagrantemente en su contra, Juan delinquió. Y no trascendió ¿cómo se le dedujo responsabilidad?
Después, entendí los alcances del personaje cuando, siendo jefe de su bancada en 2009, Juan Hernández alineó al Partido Nacional para dar el golpe de Estado de Junio. No había resquicio en la Constitución para que el Congreso destituyera a un presidente electo. Y Juan votó con todos los nacionalistas, primero para aceptar una renuncia fraudulenta. Y cuando esa falsificación fue denunciada, para destituir al Presidente. Eso beneficiaba enormemente al Partido Nacional que -ipso facto- pasaba a ganar las siguientes elecciones, en tanto que constituía un suicidio de su rival histórico. Pero era ilegal. Y la ley también esta por encima de la conveniencia política. ¿O no? De modo que, aunque menos tonto, Juan era por lo menos igual de responsable que los legisladores liberales que lo acompañaron en el golpe. Violó la ley primaria y debió quedar inhabilitado para la vida cívica para siempre por esa traición. Pero también ese delito esta impune. La historia oficial, la escriben los que ganan en los conflictos. Y en vez de quedar fuera, don Juan pasó a ser el siguiente presidente de El Congreso. Donde hizo lo que quiso.
Pasó cien leyes en un día. Y entre otras cosas destituyó a una minoría de magistrados independientes de la Corte Suprema, ilegalmente, según han determinado ahora ya los tribunales internacionales. Y después, fuera del término que estipula la ley, eligió a nuevos magistrados. A su gusto y conveniencia. Para la Sala de lo Constitucional, en donde debieron dirimirse sus actuaciones cuestionadas. Según sus correligionarios, ganó la candidatura cachureca con trampa y ganó las elecciones generales lavando dinero sucio, contribuciones derivadas del fraude y la malversación criminal en las instituciones publicas. Es confeso. ¡Diz que solo fueron cuatro millones! Del IHSS.
Luego según ha trascendido, instrumentalizó el novel Consejo de la Judicatura, para coaccionar a jueces que se ven orillados a torcer o quebrantar la ley por el. Así puede colegirse de las declaraciones de su hombre, Teodoro Bonilla hoy condenado, y de los jueces y juezas afectadas. Y ahora, ha elegido J.H. una Corte Suprema nueva, comprando votos de diputados venales. Todos esos son crímenes de estado, que se le han imputado sin que este claro ante que instancia se somete, para responder.
Mientras tanto, el Presidente Hernández ha derogado garantías y promovido, desde el Ejecutivo, actuaciones cuestionables que anulan a la presunción de inocencia y mutilan al debido proceso, si bien lo hace para complacer la presión consabida de los poderosos EUA. Hasta que ha venido a promover la reelección prohibida en la ley primaria y a permitir que su Partido y sus amigos promuevan el prospecto de reelegirse él, como hacía Mel, con la diferencia de que Mel ya no podía. De modo que aunque se raje, Juan es el cómplice, al que nunca alcanza la ley y M. Oliva su profeta. Que vengan a defenderse aquí puesto que no los acusan en otro lado. Seré imparcial.
*Pensador hondureño.
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