Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. De la muerte nace la vida. Eso pasará si se cumple el anuncio del gobierno hondureño de transformar el histórico cuartel general policial de Casamata de esta ciudad en lugar de esparcimiento familiar mediante la construcción en ese sitio de un megaparque para uso de los capitalinos que habitan contiguo a esa instalación y que en toda la capital carecen de verdaderas áreas verdes.
El edificio de Casamata sirvió de sede a la Guardia Civil del gobierno liberal de Ramón Villeda Morales y fue testigo de la muerte de decenas de guardias la madrugada del 3 de octubre de 1963 en el marco del golpe de Estado que las Fuerzas Armadas dieron al presidente constitucional.- Lo mismo ocurrió con el golpe de Estado de 2009 contra el Presidente Manuel Zelaya, esta vez los muertos fueron civiles opuestos a la ruptura del orden constitucional.
En la década de 1980, Casamata también fue centro de operaciones de los altos mandos militares y policiales, que cumpliendo órdenes de Estados Unidos y en franca traición al pueblo hondureño pusieron en práctica la Doctrina de Seguridad Nacional a través del temible escuadrón 3-16, que capturó, torturó y desapareció a decenas de dirigentes populares.- Cientos de hondureños fueron asesinados simplemente por el rumor de que eran “comunistas” o por participar en protestas pacíficas como pasó durante la dictadura en 2009.
Con esta decisión, dijo ayer el presidente de la República, Juan Hernández: “nos borramos de la historia eso (la historia de traición y de asesinatos organizados contra hondureños y hondureñas desde el Gobierno de Honduras, los crímenes planificados en Casamata por la propia Policía Nacional contra ciudadanos opuestos al delito organizado, los operativos de represiones salvajes contra movilizaciones pacificas de la ciudadanía, etc.).
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El 4 de febrero anterior a un costo de 141 millones de lempiras, el gobierno de Hernández construyó un nuevo edificio para la Policía Nacional ubicado donde operaba la Academia Policial, en la aldea Ocotal, jurisdicción del Distrito Central. Y en el presente Casamata prácticamente solo sirve de hospedaje para policías.
En Casamata “el parque se haría rápido, en cuatro a cinco meses” ha dicho el gobernante y ha anunciado la posibilidad que el centro recreativo lleve el nombre del extinto general Julián Arístides González, denominado “Zar Antidrogas”, asesinado en 2009 mediante un crimen que fue planificado por oficiales de la Policía Nacional en las instalaciones de Casamata.
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