FE, PODER Y EL RESPETO A LA CONSTITUCIÓN DE HONDURAS

Este análisis ha sido escrito por el embajador de Honduras en Panamá, Candelario Reyes García —educador, poeta y dramaturgo con larga trayectoria en difusión de la cultura hondureña— y, explica: “Cuando una iglesia o líder religioso abandona su rol espiritual por política partidista, comete tres graves errores: Violación Constitucional: El Artículo 77, prohíbe que la religión sea instrumento de dominación política”.

García, ha publicado más de 20 libros de poesía, ensayo, teatro y narrativa, así como publicaciones en revistas de América y Europa, ha dictado conferencias en Estados Unidos y Europa; ha llevado a escena siete obras de teatro de su autoría. Además, es miembro fundador del Centro Cultural Hibueras y de la Red de Desarrollo Sostenible (RDS).

Candelario Reyes García*
Columnista
EL LIBERTADOR

La injerencia religiosa en la política partidista es una traición al Estado laico y a la ética democrática. En una sociedad democrática, el Estado laico no es un capricho ideológico, sino una garantía de libertad, igualdad y justicia para todos, independientemente de sus creencias. El Artículo 77 de la Constitución de Honduras es claro: «Los ministros de las diversas religiones no podrán ejercer cargos públicos ni hacer propaganda política invocando motivos de religión».

Sin embargo, algunos líderes religiosos han convertido sus púlpitos en plataformas políticas partidistas asolapadas, cachurequismo a cuestas, cinismo más que elocuente, apoyando a figuras vinculadas a la corrupción y al quebrantamiento del orden constitucional. Esto no solo viola la ley, sino que traiciona los principios éticos del civismo y el bien común. La Manipulación de la Fe como Herramienta de Poder. Cuando una iglesia o líder religioso abandona su rol espiritual para inmiscuirse en la política partidista, comete tres graves errores: Violación Constitucional: El Artículo 77 existe precisamente para evitar que la religión sea usada como instrumento de dominación política.

Si un pastor o jerarca eclesiástico promueve abiertamente a un candidato (o justifica un golpe de Estado, como en 2009), está quebrantando la ley. Traición a la Feligresía: La fe no debe ser un voto cautivo. Manipular a los creyentes con discursos apocalípticos o amenazas morales es una forma de coacción espiritual, contraria a la libertad de conciencia. Complicidad con la Corrupción: Si una iglesia bendice a políticos corruptos, narcotraficantes o violadores de derechos humanos, se convierte en cómplice de sus crímenes. ¿Dónde queda el «No robarás» o el «No darás falso testimonio»? El Peligro de Replicar los Errores del Pasado. El respaldo religioso al golpe de Estado de 2009 marcó un precedente nefasto: demostró cómo ciertos sectores eclesiásticos pueden ser instrumentalizados para legitimar la ruptura democrática.

Hoy, vemos señales preocupantes: Alianzas con Impunidad: Algunas iglesias guardan silencio ante la corrupción o incluso justifican a sus actores, siempre que estos promuevan agendas conservadoras. Retórica Divisionista: Usar la religión para satanizar movimientos sociales, feministas o defensores de derechos humanos fomenta el odio y la polarización, en lugar de la unidad nacional. Doble Moral: Mientras predican «valores familiares», algunos líderes religiosos protegen a políticos envueltos en escándalos de abuso, desfalco o nepotismo. Hacia un Civismo Ético: La Religión en su Justa Medida La fe puede ser un motor de cambio positivo, pero debe respetar los límites de la democracia. Para construir una Honduras más justa, necesitamos: Respeto al Estado Laico: Las decisiones de gobierno deben basarse en leyes, no en dogmas religiosos. Liderazgo Ético: Los pastores y sacerdotes deben ser voces de paz, no agitadores políticos partidistas.

Ante todo, caldeando los ánimos y fortaleciendo a las fuerzas nefastas reconocidas por la práctica de dos fraudes electorales recientes y de un golpe de Estado. Conciencia Ciudadana: Los creyentes deben discernir cuándo su fe está siendo manipulada con fines partidistas. Qué es muy distinto a una iglesia crítica y vigilante de la moral, la ley, la vida y el bien; sin excepciones. Sin ser sepulcros blanqueados, cumplir su labor profética como San Arnulfo Romero, por ejemplo. Denuncia de la Corrupción: Una iglesia que calla ante la injusticia pierde autoridad moral. Por una Honduras Libre de Fanatismos La democracia se fortalece cuando la religión inspira solidaridad, no cuando se usa como arma política. El civismo exige que respetemos la Constitución, rechacemos la manipulación y exijamos coherencia a quienes predican moral.

Como ciudadanos, debemos recordar: La política se basa en derechos, no en revelaciones divinas. Ningún líder religioso tiene derecho a imponer su visión sobre el Estado. La verdadera fe defiende a los pobres, no a los poderosos. Máxime cuando se predica “Los pobres mataron a Cristo por envidia” o “Son enemigos del Jabón y de Dios” “No hay peor error que darle el poder a un pobre” Honduras merece un futuro donde la ética, la justicia y el respeto a la ley prevalezcan por encima de cualquier interés sectario. «Una nación que confunde la religión con la política partidista termina traicionando a ambas.»

Embajador de Honduras en Panamá, Candelario Reyes García*

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