LA MUJER QUE ENTERRÓ 200 AÑOS DE HOMBRES INÚTILES; EL MUNDO LA HONRA Y GRITA ENVIDIA

Guste o no, a los descarados enemigos del pueblo hondureño, de la libertad y de la evolución de Honduras, aterrados por perder sus frágiles riquezas, la primera mujer presidenta, Xiomara Castro, terminó el reinado de 200 años de gobiernos vulgares y vividores de la política que hundieron el país en el hambre, regalaron al extranjero nuestro territorio, nuestro destino de nación y creerse dueños de la dignidad popular. Como a Morazán, la posteridad hará justicia a Castro, ¿y los envidiosos?, sufren y mueren sabiéndose nada.

Desde las costas adriáticas, en Podgorica, capital de Montenegro, en el valle de Zeta-Skadar, el mundo rinde homenaje a Xiomara, y desde ahí habla a los poderosos de la tierra, ha volado tan alto esta hondureña que hasta allá arriba no llegan los gemidos de envidiosos y envidiosas en un país donde el anciano poder se acostumbró arrastrarse, aunque le digan “hoyo de mierda”, y al haberse rebajado a gusano por tanto tiempo, extraña no sentir que lo aplasten a cambio de condenar todo un pueblo a la espantosa desgracia.

Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. De pronto, entre monasterios medievales a orilla del mar Adriático, el salón despierta con el ruido estruendoso de aplausos, rosas y laurel de los Balcanes puestos sobre los manteles que combinan el blanco con el neón fucsia y azul; una hondureña habla al mundo desde el valle Zeta-Skadar: “Comparto este reconocimiento con las mujeres que luchan sin pedir permiso a la historia”, dedica con firmeza aquella que primero fue humano, luego mujer y conquistó la presidencia de un país en ruinas; la oyen con atención princesas, diplomáticas, diputadas de todos los continentes del planeta, la observan en silencio, la nombran como alguien que usó el poder para beneficiar a los pobres, y doña Xiomara, aún la humana que no tuvo un cálculo político, sonríe, no por un reconocimiento, sino porqué se siente satisfecha con la obra de vida cumplida. La historia no comenzó aquí, fue en lugar lejano de esos muros de piedra negra construidos por el imperio Otomano.

La presidenta abraza a uno de los niños con excelencia academica conmovido por su encuentro.

La Presidenta Castro es para la política tradicional, lo que EL LIBERTADOR para el Periodismo, un parteaguas de la historia, verdad incómoda, la palabra que da ánimo, fuerza y traza una senda más allá de los tiempos de obscuridad; realidad que se impone con la acción, sin pedir permiso a nadie, a costa de todo. Aquella no midió movimientos para ser gobernante de una nación, desde la originalidad fue simplemente ella, original y sincera con los condenados de la sociedad. Se arrojó a las calles sin dudarlo un 28 de junio, primero como mujer, luego como madre y compañera de vida, pero no de una familia, sino que poco a poco su imagen se fundió con aquella mujer ignorada por un sistema que —conscientemente—
volvió invisible por siglos a la mayoría de la población en el campo y la ciudad.

En la gráfica, la presidenta Castro plantada frente a un mitin policial durante el golpe de Estado 2009. En aquel entonces, mostró dignidad como «primera dama» de la nación.

Abundan imágenes de una Xiomara Castro con lágrimas inundándole el rostro, abrazando una mujer del pueblo en medio de la represión y amenazas, ella en respuesta retó más al poder, levantó el pecho: “Lo único que estamos reclamando es que mis hijos vean a su padre, que su madre vea a su hijo, que nosotros podamos ver a nuestro esposo, que hace 30 días no lo vemos. Yo no sé si eso es aceptable porque es inaceptable para nosotros. Ahora en los medios de comunicación aquí Honduras, el ministro de la Defensa dice que es la primera dama la que tiene tomadas las calles, y que es la primera dama la que está reteniendo a la gente para que no pasen. Imagínese usted… imagínese usted como tergiversan las noticias y la información en este país”, dijo entonces, quien muchos años después sería la primera mujer presidenta de nuestra historia.

Presidenta Castro durante una marcha confrontando a policías.

Pero como suele pasar cuando alguien rompe viejos esquemas tradicionales en una sociedad, es buen signo hacia el viaje futuro de Honduras y su pueblo, todo se le ha negado a la mandataria, desde sus logros, hasta su lucha, nada ha sido de ella, abundan y cansan esos discursos rastreros y mezquinos de las marionetas conformes con tragar solo ellos y sus familias, ¿qué no le han dicho a la mejor presidenta que ha tenido el pueblo hondureño?, que solo es ama de casa y un gigantesco etcétera, hacen fila los mercenarios de los medios: periodistas jornaleros y propietarios, chiquitos mentales quiebran los teclados difamando, desde la inferioridad evolutiva de las neuronas…, y aquel viejecito “chino”, pobre, desde su torre tira ligas de saliva hedionda y venenosa día y noche, la sabiduría milenaria se perdió en las aguas turbias del puerto, donde la pobreza material lo envejeció desde que nació sin aspiraciones humanas.

La figura de Castro, fue clave para las hondureñas; en su discurso en Montenegro, la presidenta aceptó la condecoración en honor a todas las mujeres que luchan desde sus trincheras.

Las iglesias y sus lideres si pudieran la quemarían como a Juana de Arco y empresarios con las bolsas llenas del dinero que no pagan en impuestos y no están dispuestos a poner su parte desarrollar programas sociales, ni apoyar al presupuesto nacional para desarrollar la Nación, los bandera negra izada en el alma, se limitan a repetir en su campaña que no tienen suficiente billlete; y desde la política rancia que en 200 años solo hundió en atraso, vergüenza y hambre a Honduras, saltan unos ancianos calzonudos acostumbrados a denigrar a la mujer, las colaboradoras o su señora, dicen los más bajos insultos, pocos varoniles, por cierto, sin tener eco a sus estupideces, o un viejito loco que confunde Esparta con Roma, donde les chorrea la misóginia como la manteca de chancho a sus pollos.

Según analistas, la llegada de Castro a la máxima magistratura del país es un mensaje de poder, las mujeres tienen referente de altura pese a las condiciones en su contra.

Xiomara está sola, finalmente, es preferible que la mala compañía, pero que conste para la historia, lo más abominable ha sido su mismo género organizado que la abandonó y ahí mismo se traicionaron así mismas, siguieron la ruta de someterse a los hombres, aún sin capacidad de ser libres; desde lejos aquellas elegantes damas las miran: Teresina Rossi, las hermanas Chavarría (Norma y Amanda), en San Pedro Sula; Nohemí Miranda de Ramos, en El Progreso; doña Nimia y Josefa Peña de Rivera o doña Edith Falck y su madre Carlota, o como la señora Ana Murillo que siempre me dijo: “Jhonny, no uso falda porque se me caen los huevos”. Estas mujeres se pararon frente a bayonetas de hombres miedosos detrás de sus casquitos, exigían derecho a votar, a elegir y ser electas, heredar tierras o siquiera hablar ¿Qué dirían hoy, entonces? La mujer organizada moderna, la que se lleva en “la Ronda” fumando mariguana, en sesudas deliberaciones si se pinta el pelo de rosado o, si es más revolucionario dejarse los pelos de las axilas… o cuidando su oenegé en nombre del sufrimiento de mujeres que sufren todas las violencias, mientras sus pañuelos de seda ondean por los aires en Paris. Y bueno, no menciono la mujer en política o la que logró algún peldaño en la industria. Deberían revisar sus valores.

Una niña hace saludo militar a la presidenta en última ceremonia de ascensos del Ejército.

Esa dama que hoy es presidenta, no jugó a ser sensible o buscó la foto calculada que el político tradicional está acostumbrado, es genuina en pensamiento y acción ¿Por qué pensó no solo en hacer hospitales, sino también salas neonatales donde las mujeres de tierra adentro tuvieran un parto digno? Eso no fue casualidad, tampoco la escuela para que los pequeños puedan tener un pupitre ¡No! Ella no necesitó la maldad del político mañoso que se niega aprobar la Ley de Justicia Tributaria, ni maquinadora para lograr lo que otros han añorado teniendo más de 50 años en esos partidos podridos, ahí es donde su legado se eleva sobre los demás, donde los aplausos tienen validez, los que antes aplaudían que un presidente usara avión presidencial como sultán, anduviera en licras corriendo por el mundo sin conseguir ni un dólar en inversiones, o que su centro de atención fuesen los militares, hoy se quejan porque la presidenta hace hospitales nuevos después que en 70 años no se hizo ni una clínica, no quieren carreteras nuevas, ni casi 6,000 escuelas reparadas y construidas ¿Idiotas o solo misóginos, o ambas? ¿Verdad señores serios de la televisión? ¿Verdad reporteros publicistas?

Iroshka Elvir, esposa de Salvador Nasralla, consuela al entonces candidato (y presidente electo) de la Alianza de Oposición en 2017, fuerza política formada con Libre.

Durante la historia de la mujer, quienes han conquistado gestas heroicas desde Roxa de Luxemburgo, hasta Merie Curi o María Josefa Lastiri Lozano hasta Clementina Suárez nunca fue pidiendo permiso o que les cedieran la silla, ellas instalaron su propio asiento en la posteridad, ahí se ha unido también la presidenta Castro, el mundo le rinde homenajes, un día, también otras generaciones mejor preparadas para reconocer la grandeza y los méritos en otros y otras, recogerán el legado de la presidenta como gobernante ejemplarizante, ella ha superado a todos los hombres que han administrado el Estado de Honduras. Castro dio paso al reinado de las mujeres con excelencia política y enterró dos siglos de hombres inútiles en la presidencia hondureña. Avanti.

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