El artista hondureño, Pavel Núñez, mejor conocido como Pavelín –cofundador de la icónica banda “Café Guancasco”–, ha lanzado su segundo proyecto musical en solitario: “Mis Otras Voces”, un disco que marca un nuevo hito en la cultura nacional, pues ha sido elaborado a través de una exploración con herramientas de Inteligencia Artificial (IA).
Sin abandonar la esencia de movimientos populares del mundo en búsqueda de un equilibrio, Pavelín explica que el álbum es un intento de encontrar un equilibrio, de utilizar la IA como una herramienta creativa, no como un sustituto del talento humano.
El cantautor, ya había marcado su huella en la industria musical universal, pues es el primero en utilizar las IA como refuerzo a la creatividad humana, lanzando el videoclip “Señor Don Juan”, elaborado completamente con herramientas digitales.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. En un mundo donde la tecnología redefine los límites de la creatividad, el artista hondureño –radicado en Francia– Pavelín Núñez, ha dado un paso audaz con el lanzamiento de “Mis Otras Voces”, un álbum concebido como manifiesto sonoro que invita a la reflexión sobre el papel de la Inteligencia Artificial (IA) en el arte y la sociedad, planteando la interrogante: ¿Estamos ante el nacimiento de una nueva era creativa, o ante la amenaza de la deshumanización del arte?
GÉNESIS DEL PROYECTO
Este álbum, concebido hace más de dos años, nació de la inquietud de Pavelín por explorar nuevos horizontes musicales y literarios. “Quería experimentar fuera de la música protesta tradicional y ver el mundo con otros ojos”, confiesa el artista.
“Hay mucha protesta en este álbum, temas feministas y actores sociales, letras que hablan sobre los problemas sociales del mundo, hay incluso una que trata sobre las cárceles de El Salvador, el CECOT para ser específico, pero también hay historias sobre mi vida, canciones a mi hijo, letras para divertirse y simplemente hacer bailar, juegos de palabras en los que intentaba retar las jaulas del propio lenguaje, acertijos, relatos de pinturas”, agrega.
Tanto en aspectos líricos como musicales –explica– este álbum ha sido muy experimental, dejando a un lado la inteligencia artificial. “Desde el principio creé cada letra y cada canción pensando en qué otra voz las cantaría. Quería escuchar a mujeres y hombres, cantantes de reggae, flamenco, cumbia, rock y hasta reggaetón, entonar mis canciones. Ahí nació la idea original del álbum; un experimento lírico y musical en el que yo solo participaría como escritor, compositor y arreglista. Pero luego comenzó la historia a darle otra forma”.
INCORPORAR LAS “IA”
La búsqueda de voces y músicos llevó al artista a explorar las posibilidades de la IA, una herramienta que, en sus manos, se convirtió en un medio para expresar su visión.
Explica que como programador, siempre ha estado fascinado por el potencial de la tecnología, “pero como artista, me preocupa la deshumanización del arte. Este álbum es un intento de encontrar un equilibrio, de utilizar la IA como una herramienta creativa, no como un sustituto del talento humano”.
Ahora, la pregunta fundamental para el artista es: ¿Dónde termina el Humano y comienza la Máquina?
IA, CREACIÓN MUSICAL
“Utilicé herramientas de clonación de voz, herramientas de sustitución de voces por instrumentos musicales y también IA para hacer arreglos musicales y crear todas las pistas”, agrega.
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La postproducción del disco, volvió a recaer en la mano humana, “ya que a nivel sonoro, los músicos somos obsesionados, no solo se trata de que una canción quede bien, se busca también que suene bien, y eso solo lo podés hacer a mano, en programas tradicionales de producción, de esos que se utilizan desde el siglo pasado, porque esa parte es totalmente humana, ninguna máquina puede recrear el sonido que está en la mente de un compositor”.
INTERVENCIÓN HUMANA
Pavelín relata que además, utilizó las IA en otros aspectos relacionados al álbum y su lanzamiento musical: imágenes, videos, diseños de marketing y publicidad, fueron creadas con estas herramientas.
“Es importante recalcar que el primer proceso detrás de cada canción y el álbum fue la escritura y composición con guitarra y piano, a mano. En ese proceso no intervino ninguna IA, ya que ninguna IA es capaz, ni creo que lo será, de imaginar las cosas que pasan por la mente de un artista”, aclara.
Según el autor, en la producción utilizó al menos una decena de IA para completar el proyecto, pues cuenta con el conocimiento en programación para exprimir esos apoyos tecnológicos al máximo y saber qué elementos podrían ser recreados por las máquinas y qué parte requería la intervención humana.
“La parte final no fue fácil, lo que llaman mezcla sobre todo. Las IA no son capaces de recrear lo que yo quería, pero sí eran capaces de mostrarme cientos de capas de voces e instrumentos, y ritmos que podría utilizar para plasmar mis ideas”, indica.
Después de cientos de pruebas, con instrucciones bastante avanzadas, sustentadas por sus conocimientos en programación y manejo de IA de todos los tipos, valora que al final, fue como tener un gran rompecabezas incompleto, pues había que extraer información de algunas tomas, de otras no, y rearmarse completo, todo esto en edición del disco.
“El resultado era bueno, pero faltaban pequeños detalles de esos que los músicos siempre queremos, la solución fueron otras IA para recrear instrumentos y en edición mezclarlas para crear el sonido deseado”, señala.
“NUEVAS” VOCES
El concepto que ha dado nombre al disco, “Mis Otras Voces”, surge a raíz que, las canciones en esta producción son las de Pavelín, modificadas por las IA, “pero al mismo tiempo no son mis voces, son robots meticulosamente instruidos e utilizados para recrear las ideas”.
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“La parte musical, todos, absolutamente todos los instrumentos musicales fueron creados por IA, yo solo fui el arreglista y director de esta gran ‘orquesta’ que estaba ante mí, además fui el editor, el que armó el rompecabezas. La edición es la parte más difícil en el mundo de la música, así como en el cine, y es la más invisible”, perfila el cantautor nacional.
Y, es que, a su juicio, es en la edición donde los músicos pasan más horas de trabajo, grabar es relativamente fácil, ordenar todo es lo más difícil, ahí es donde los productores hacen su magia.
“Las IA están más atrasadas de lo que la gente cree, son bastante limitadas, llegan a frustrar al no ser capaz de reproducir lo que querés. Quiero imaginar que este avance tan rápido de las IA se acercará cada vez más a ese objetivo, pero como programador y compositor puedo asegurar algo, es imposible que una máquina replique lo que está en mi cabeza, ese caos producto de la locura del artista son imposibles de replicar”, sentencia.
REFLEXIÓN Y EL DEBATE
“Este álbum no es una respuesta, sino un mar de preguntas”, afirma el artista. Pues, en su creación surgen las inquietudes: ¿Cómo podemos utilizar la IA de forma responsable y ética en el arte? ¿Cómo podemos proteger los derechos de los artistas en un mundo cada vez más digitalizado? ¿Cómo podemos evitar que la tecnología nos deshumanice?
Por otra parte, el impacto social y ambiental de la IA es enorme. Hay que reflexionar también sobre la pérdida de empleos, la devaluación del trabajo artístico y el impacto ambiental de la tecnología. Debemos ser conscientes de los posibles daños sociales de la IA –advierte–, “pero también debemos reconocer su potencial para democratizar la creación artística y abrir nuevas vías de expresión”.
REFUGIO CREATIVO
“En un mundo cada vez más digitalizado, la música sigue siendo un refugio para la expresión humana” concluye el artista.- “Mis otras voces” es un testimonio de la capacidad del arte para trascender las barreras tecnológicas y conectar con las emociones más profundas. Es un llamado a la reflexión, al debate y a la acción. Es una invitación a construir un futuro donde la tecnología esté al servicio de la humanidad, no al revés.
Aquí los links para escuchar el disco👇
🎧 Spotify: https://bit.ly/MisOtrasVocesEnSpotify
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