PERFIL MENTAL: JOH, UN PSICÓPATA, MANIACO Y NARCISISTA ENCARGADO DEL PUEBLO HONDUREÑO

No se explica cómo o por qué en Honduras no es requisito para cargo de elección popular una profunda evaluación mental de los candidatos, a nada menos que, con todos los poderes políticos y económicos, determinan el destino de todo un pueblo; carecer de este control permitió que llegara al Gobierno de la República un psicópata, maniaco y narcisista como Juan Orlando Hernández (JOH), según perfil clínico elaborado con psicólogos y psiquiatras, y publicado por EL LIBERTADOR en 2019 y actualizado en 2024.

Los expertos discrepan en el diagnostico ¿psicopatía o sociopatía?, aunque coinciden que el desgaste en su psicosis era cada vez peor en su último periodo de Gobierno cuando tuvo que “hacer frente” a los vínculos con el narco durante la realización del juicio de su hermano “Tony” Hernández, condenado a cárcel de por vida. Y ahora, con un declive mayor en sus audiencias.

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. El exgobernante Juan Hernández es enigma para la psicología clínica. Sus rasgos, según el análisis de expertos consultados por EL LIBERTADOR, reflejan que el jefe de Estado, más polémico y repudiado en la historia del país, roza entre conductas de un maniático, un psicópata y un narcisista. Los entrevistados, no han logrado encasillarlo en un trastorno mental concreto, ya que han dado un diagnosticado diferente.

Para el caso, el psicólogo clínico e investigador, Warren Ochoa, diagnostica que Hernández es un psicópata antipático a la realidad de país a pesar de sus “humildes” orígenes. En tanto, para el psicólogo forense, Salvador Ávila, el gobernante es un maniático, porque en su obsesión de “hacer lo que tenga que hacer” cediendo ante la presión de los agentes que lo mantuvieron en el poder, su psicosis es cada día más afectada.

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ENFERMO MENTAL
Explica Salvador Ávila que en algún momento las obsesiones compulsivas de Hernández llegaron a acrecentarse más, ya que en la búsqueda del poder y por la presión de quienes lo mantuvieron arriba, hubo un efecto multiplicador en sus afecciones psicóticas. “Podemos tener alguna situación maníaca, porque la presión es mucha”, opina que estos síntomas de maníaco han sido evidentes y se puede tratar de algo muy grande, ya que su segundo periodo no nunca tuvo la tranquilidad que pensó.- El deterioro mental viene por noches en vela, y sobre todo, por mantenerse en la mentira –de un buen Gobierno– hasta que él pueda creérsela y autoconvencerse.- “A este grado él tiene una contradicción de lo que está diciendo, en algún momento dijo que no iba a seguir en el poder y lo hizo”, lamenta Ávila, también entendido en leyes. Menciona que el repudio casi total del pueblo, afectó su condición psico-orgánica porque “tuvo mucha protección del Estado, mantenerse en una estructura institucional”.

DETERIORO ORGÁNICO
Reflexiona que este tipo de características, al final repercutió en su familia. “Tiene un impacto psicológico que afecta a su esposa y a sus hijos porque no pueden llevar una vida normal”, extiende que para los Hernández, la socialización está reducida. “Se ven afectados en sus colegios, universidades, si hablamos de los hijos que son una parte dependiente como familia y esto yo lo considero como una afección enorme”.- En tanto al deterioro orgánico y físico, observa que es muy notable y que seguramente tiene padecimientos y enfermedades crónicas que no son de exposición mediática pero que están presentes. “Es un tipo elaborado, muy estructurador y a eso suma que es muy inteligente, pero ser estructurador lo ha llevado cometer errores”.

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UN PSICÓPATA
Profundiza que Hernández estructuró las cosas en su cabeza, pero “va cinco o diez pasos delante de lo que está haciendo, por eso cuando habla, se equivoca”.- Por su parte Warren Ochoa, explica que a primera instancia observa a un personaje muy narcisista y aunque reconoce que todas las personas presentan cierto grado de este trastorno de personalidad, en políticos y empresarios, éste se sobre exagera al grado en que es común que un funcionario sienta que es el mesías que salvará al país.- “Consideraría en él (JOH) una desviación psicopática, cuando hablamos de psicopatía, principalmente algunos rasgos que pueden ser: encanto superficial e inteligencia”, reconoce que Hernández es alguien inteligente y cuenta con ese encanto superficial, “sabe comportarse en un entorno social, no va a dar a conocer sus enojos”.

“POKER FACE”
Argumenta que también “podemos hablar de frialdad emocional sobre todo con relación a tomas de decisiones”, por ende, considera que Hernández es un experto en aplicar la “Poker Face”, “es una persona que sabe actuar muy bien en entornos públicos aunque no tan bien como su correligionario Callejas”. Desglosa que sus aires de grandeza, le hacen caer en cuenta que sólo debe asociarse con personas de alto nivel, “él es una persona bastante vanidosa”. Además, opina que tiene una necesidad incondicional por ser admirado, “su apoyo a las medidas de represión contra las personas que critican su régimen dictatorial, es la intolerancia e incapacidad de soportar una crítica”.- Ochoa razona que el exgobernante presenta una falta de empatía o hasta una fobia por los pobres y un desprecio: “No le importa que los hondureños están en crisis migratoria extrema (éxodo 2018)”. Amplía que dentro del perfil clínico del gobernante, “hablamos también de falsedad, no tiene remordimiento o vergüenza”.

Gráfica de «Tony» Hernández meses antes de su arresto.

“PECHO FRÍO”
Asocia además que en la desviación psicopática, se tiende a tener juicios deficientes y dificultad de aprender de las experiencias, por ello afirma que “él no quiere aprender del repudio social”.- Con relación a la muerte de su hermana y el encarcelamiento de su hermano, condenado por narcotráfico, Ochoa analiza que “podemos destacar el desapego o la frialdad con la que se manifiesta”. El experto menciona al destacado psicólogo Robert Hare, encasilla la psicopatía en: gran capacidad verbal, encanto superficial, autoestima exagerada, constate necesidad de tener estímulos y tendencia al aburrimiento.- También: tendencia a mentir de forma patológica, comportamiento malicioso y manipulador, carencia de culpa, afectividad frívola, crueldad e insensibilidad, estimulo de vida parasitario, falta de control sobre la conducta, e incapacidad patológica para asumir responsabilidad, rasgos que Ochoa ve en Hernández.

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