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La dirigencia del magisterio hondureño ha mantenido en común con la del sindicalismo la pelea exclusiva de privilegios y salarios; nunca ha reclamado con energía un nuevo modelo educativo con raíz hondureña; los maestros siguen enseñando un guion colonial, un sistema que reproduce la sumisión mental y desprecia nuestra identidad, pero nutre el servilismo, el español ladrón es audaz y el himno exalta nuestra triste derrota y alaba la gallardía del criminal.
Sobre esa base, el sistema me educó en violencia y, si en el futuro cercano aparece una señora obesa tocando un pelo a uno de mis sobrinos, ¿por qué sería el malo de la historia si respondo al docente con lo que me inculcó? La Honduras actual no gusta, no la pedimos y es resultado de un orden educativo obsoleto, pésimo.
Y, tras una larga y cruel dictadura, si es hombre o mujer de valores trascendentes, la violencia contra esa cualidad es inevitable, ¡rompamos ese yugo!
Fabricio Rivera*
Jefe de Redacción EL LIBERTADOR
redaccion@ellibertador.hn
He replanteado este escrito unas tres o cuatro veces, porque como redactor tengo presente que se puede decir mucho y, al tiempo, no decir nada.- La rabia se acumuló, nubló la capacidad de transmitir un mensaje racional, apto para el salvaje modelo de ignorancia en que se educa a la sociedad hondureña, una condición que este pueblo nunca quiso, ni quiere, fue orillado a perecer por el enfermizo deseo de ese pequeño grupo poblacional (entre 5 y 8%) que capta el 90% de los recursos, de la riqueza de la Nación.
El video apenas dura 56 segundos y fueron suficientes para explotar la motivación que hacía falta para mi inducción al Periodismo de Opinión, me ha resultado repulsivo ver a la maestra –de unos 60 años– amenazando a un pequeño de diez, acorralado en una banca buscando proteger su trasero ante la virulenta mano obesa de la señora, cuyo nombre no mencionaré, porque no la considero digna de respeto.
La disposición de azotar y dejar caer todo el peso del brazo, sin mesura, es la representación máxima del vetusto sistema educativo hondureño –con fallas de estructura en todos los niveles como símbolo de la podrida infraestructura de los centros educativos– y, en esencia, describe los 500 años de nuestra sociedad esclavizada.
He visto el video al menos una docena de veces, también he leído miles de comentarios de compatriotas en redes sociales y captó mi atención que al pequeño ya lo hemos condenado a una vida de fracaso y yugo pues, para nosotros, es un marero malcriado o un “mariconcito rebelde que no aguanta ser corregido”.
Causa espanto y confirma de nuestra bestial educación que portavoces de opinión y otros profesionales invitados a un foro matutino invocaran como saludable el maltrato físico y psicológico como método eficaz para formar al buen hondureño, pero no lo dijeron en privado o en tertulias de amigos, lo aplaudieron con las cámaras encendidas.- Esa conducta diaria explica que el sistema educativo nacional produce enfermos y enemigos de Honduras.
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Inicié mis estudios primarios a mediados de la década de 1990, y de tanto que remembrar, haré énfasis en que tras más de 20 años –mucho más en realidad– el esquema de instrucción en las aulas sigue la misma matriz histórica de dominación violenta interna y externa del país y del humano.- Es así porque si los maestros quisieran ayudar a cambiar la dirección en este país, entonces, en un nuevo programa de estudios, delinearían un ciudadano de calidad, crítico de su entorno y activo.
El suceso en la Escuela Armando Gale me recordó que mi inducción al estudio, fue marcada por el director de mi primaria, un milico frustrado, un zoquete que comandó con base en miedo a niños de entre 6 y 12 años, aun es memoria fresca verlo llegar como dueño del establecimiento público a estacionar su “imponente” Hilux 4×4 en el pequeñísimo patio de recreación, también su andar con cadenas o “chilillo”, dispuesto azotar a cualquier “recluta” que, a su juicio, se comportara de forma incorrecta.
Retomo lo inaudito de este asunto, miles de comentarios, incluso, padres de familia y maestros, alabando a la señora, elevando que “a mí así me educaron y por eso soy hombre/mujer de bien”. A mi parecer la maestra ha demostrado ser peligrosa para los niños, es inepta y requiere ayuda psicológica urgentemente, puede cohabitar en un centro de atención mental, pero nunca hay que llevarla a un delicado ambiente escolar.
¿Qué lecciones nos han dado Teofimo, Cesia, Andy Najar y Roger Espinoza, entre otros? Cuando otros sistemas educativos y sociales, aunque falle lo político y económico, el hondureño triunfa y conquista.
Tenemos el talento, este 2022 hemos apreciado títulos mundiales en aspectos casi imposibles dentro del tercermundismo.- Empero, seguimos imponiendo sistemas construidos para mantenernos en lo más bajo del desarrollo humano; me hablan de “mano dura” para tener buenos patriotas, ¿pero dónde estaban todo este tiempo?- La mayoría terminó con trastornos de personalidad, personas acomplejadas para seguir una carrera entrados en años, no porque así lo quisieran, sino porque una vieja obesa arrebató la motivación para terminar el ciclo educativo.
Esta metodología, además de romper el verdadero propósito de la educación que es estimular en el educando la creatividad, el deseo de alcanzar altas metas en valores, ser buenas personas para la sociedad; nada eso, nos ha hecho normalizar, por ejemplo, que quien quiera vivir de las artes y la cultura está condenado a morir como pordiosero, porque esa “no es una carrera”, mientras los artistas de otras fronteras subastan sus obras por miles y hasta millones.
En Honduras, el efecto es contrario. Los encargados de impartir el “pan del saber” no estimulan, construyen muros que inciden directamente en la deserción, hoy se ejecutan concursos por plazas para docentes, ¿pero de qué nos sirven si no hay siquiera refundación del sistema para que nuestros maestros se transformen en verdaderos mentores?, acceden a una plaza y se convierten en jornaleros a gusto con el consumo de más del 90% del dinero público, que aunque se retrase en llegar, es dinero fijo que aportamos todos los hondureños.
Sé que al leer este escrito habrá defensores del sistema, es natural si a través de él han creado buenas condiciones de vida para la familia, sin embargo, ¿cómo defender algo que no sirve para los hijos de los empobrecidos?, porque adoptando una lógica de empresa es un rotundo fracaso hablar que entre 2020 y 2021, más de dos millones de niños tuvieron que desertar.
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Aun con esto, nos ensañamos con el niño de “la Gale”, pero dimensionamos la violencia sólo como un asunto de maras y pandillas, a nuestro juicio el maestro al ser mayor, tiene toda la razón y la verdad absoluta, el pequeño es un vándalo que merece castigo, expulsión y marginación… por eso desde 1998 mis padres temen de las maras, porque cuando todo falla, estas familias abren puertas y dan el respaldo que el Gobierno no da, incluso montan su propia escuela de “educación popular” que, para ser considerada como tal solo necesita el reconocimiento social, el ejemplo es insólito, lo sé, igual que la defensa acérrima de la señora.
Creo que estoy extendiendo demasiado el tema, pero son tantos los ángulos de éste, por ejemplo, esos “buenos hondureños” educados a golpes, no pelearon contra tarántulas en la década de 1980 o antes, eso sentó las bases de la crisis profunda que tenemos hoy, condenaron a esta generación a despojarse de aspiraciones personales para llevar una lucha social de 12 años.
Esos “educandos de la faja” vieron con recelo a los “pumitas” de la UNAH cuando consolidaron un Movimiento Estudiantil que peleó por todo cuando otros sectores del país no; los amantes del castigo hoy padecen de ese sesgo cognitivo de hablar de todo y no saber absolutamente nada y, algo peor de esos educados en aulas del terror, son esos que hoy defienden a los enemigos de la felicidad del pueblo hondureño, tienen el miedo en los huesos que los vuelve traidores de su país y serviles a sueldo del mal, es usual que como periquitos repitan en sus pobres mentes los riesgos de sistemas políticos que no conocen y no estudian.
La realidad del magisterio es que no tiene visión ni vocación, esto es clave para seguir en reproduciendo un modelo colonial, todos los días y nada los perturba sólo su lucha por más privilegios y sueldos, y en esta relación de crear a ciudadanos como trabajo del maestro, hoy recuerdo a “Carlos” uno de los tantos astros del fútbol que no pudieron ser porque el sistema los despreció, sería capitán del Motagua, quizá legionario, tal vez con su juego tendríamos a “la H” en este mundial, no lo sé; empero, murió desangrado en un famoso punto criminal de Tegucigalpa, sin ser él un antisocial.
En la primaria imponen la violencia y absurda adoración a la colonia, hoy la nueva Secretaría de Educación seguirá esa lógica del 15 de septiembre día que conmemora emancipación de España, no independencia. Ese día debería ser de solemne luto, de exaltación y reconocimiento a la portentosa obra de Francisco Morazán y exigir a Costa Rica que pida perdón por ese asesinato.- Por cierto, nuestro milico frustrado sólo nos llevó una vez al museo cuando aun recibía visitas el Villa Roy, pero nunca gestionó para inculcar la lectura de escritores nacionales.
Cierro con ironía –me extendí más de lo pensado–, el sistema me educó con violencia y si en el futuro cercano aparece una señora obesa tocando un pelo a uno de mis sobrinos, ¿por qué sería el malo de la historia si le doy al docente una dosis de medicina propia?, la Honduras actual no gusta, no la pedimos y es el resultado de un sistema educativo fatal que sigue inculcando que Lempira murió por bandera blanca o por el disparo certero de un español ladrón con un primitivo arcabuz que lo hizo rodar todo el Cerro Congolón.- Tras una larga y cruel dictadura, si es hombre o mujer de valores patrios y trascendentes, la violencia es inevitable en esta Honduras.
Ese es el yugo que nuestra generación debe romper, tenemos que cargar con el odio de ese sistema hasta que se den las condiciones que permitan a nuestro relevo, pueda crecer a plenitud fuera del salvaje bosque.
*Vicepresidente del proyecto de Educación Popular, Asociación Educativa “Clementina Suárez”.