Antes del clan de “forjadores o banqueros del siglo”, hubo algunos señores obscuros y salvajes, hombres serios que cuidaban ciertas formas; nunca imaginaron que sus tronos serían sentaderos para “plebes” y montunos, una “chica súperpoderosa” reflejó el declive acelerado de lo que una vez fue y hoy no será ¡abominable! Hoy, en la lejanía de la vida, Marcia y sus tres “BFFs” (Best Friends Forever), sólo son símbolos públicos de pena, ignorancia, corrupción o para grabar tiktok.
En una esquina, totalmente despreocupada y sin ser molestada, Marcia abre su abismal boca para devorar una hamburguesa, nadie la recuerda ni recordará, sólo será mencionada por falsificar firmas, sin probarse todavía, porque falta el juicio, y pedir perdón por haber acabado con la parodia de democracia, todo lo que tocó se hundió y fracasó, como una María Antonieta moderna, –con distancias exageradamente enormes, obvio—, porque de ella no habrá retrato que la inmortalice en los próximos 200 años.
En la agonía del pobre dictador Micheletti, los periodistas malos –esos que no superaron el “churrito” diario de relaciones públicas y se humillaban por 20 lempiras– se reían de ella, desquiciada en el palacio gritaba que la prensa cubría lo que ella quería, su suerte estaba echada, ya no sería presidente ni empresaria, tampoco una figura ejemplarizante del poder. Se quemó el cuadro y se evidenció la descomposición de la materia y del espíritu.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. “El Laguito Cohiba” en relieve sobre la decorada caja, los dedos entrelazados, ahogando el exótico habano, las gotas se arrastran lentas por las orillas del cristalino vaso “on the rocks” y también caen de la frente de los moteados hundidos en el sobrio sillón. –General, cuénteme, ¿quién será el próximo jefe de las Fuerzas Armadas? –El militar sintiendo su pequeñez frente aquel gigante evita la mirada y vomita un nombre. –Ése me gusta, asienten los viejos dueños del Bajo Aguán, y no, no hablamos de los campesinos. –Me alegra que esté de acuerdo, Don Miguel, estamos para servir. Y el miedo cierra la puerta, dejando a los viejos en la penumbra de la noche, eran aquellos días de aires insalubres que movían las calles de Honduras en la década de 1980.
En otro mundo, una alegre niñita juega en el jardín; el “Tío Mike” la observa y la observa con ternura.- La “Casa Barbie” rosadita y mágica, sus amiguitas revolotean llenas de salud ¡lindas! plenas de felicidad… en fin, mariposas del edén. Los señores que administraron el país, en un matrimonio de ensueño de la economía con la política, al margen de sus acciones en vía opuesta del camino al cielo, intentaron mantener un sistema vivo que, en apariencia funcionara, nadie dudaba si habría o no un proceso electoral, menos de la alternancia en el Gobierno. Rafael Leonardo Callejas viró la historia alimentando a los árabes que tenían tiempo trabajando, con hambre y vieja avidez coparon el poder; además, Callejas avivó a la clase política, un líder entre ellos, que superó las mentalidades envejecidas del caudillismo tosco y rural, les trajo modernidad y neoliberalismo (Que a los demás no les diera la cabeza ya es otra cosa).
Todos ellos procuraron elecciones cada cuatro años y que los descendientes mantuvieran el poder en orden y sus generaciones en fila para sentarse en la silla, cuidando las formas, por supuesto. Entendían lo peligroso de ser exhibicionista en un país pobre y violento. Han pasado los años y la niña ya no es niña, dejó la inocencia hace mucho. La figura de una tierna chica “Superpoderosa” se desdibuja al fondo, caramelos y algodones, noches de Halloween y huevos de pascua; fiestas del capital y alienación mental capitalista. Eso de aprender inglés y olvidar el castellano, póngale cuidado.
Antes de este clan de señores, hubo otros mayores aún más serios en el ejercicio de la administración del país ¿Qué premio le daríamos hoy a Carias? ¿“Forjador del año”, por su excelente manejo de la economía o lo enviaríamos preso por crímenes de lesa humanidad? Hombres y mujeres que nunca imaginaron –ni los más soñadores– que hoy, sus sillas estarían ocupadas por seres bestialmente torpes, sin ninguna línea de prudencia y seso. ¡Abominable! Los antiguos que mezclados con la población entendían de emprendimientos, de toques en frio y venta de casa en casa, desde la carreta o el busito que no encendía frente a la naufragada Prensa o el canje de café por anuncios. Pensábamos que toda esa sabiduría sería la columna central de los herederos, había cierto cuidado de no ofender al hondureño, esencia humana en las decisiones y prudencia en su acción. La muchacha entró en “la Americana”, para tener la educación que el tío no pudo, para ser una gran gobernadora. ¡Oh ilusiones! ¡Oh terrible destino!
Y la muchacha ya es mujer, juega a ser adulto junto a sus amiguitas, la pedicura y masaje en la comunista Beijing y los exóticos abrigos usados en el Grand Hotel de Moscú, en la comunista Rusia, fiestas privadas y escandalosas, con trajes extravagantes de caricatura, si le dijeran: Honduras no tiene pan que comer, ella sin duda respondería: “Qu’ils mangent de la brioche” (qué coman pastel, como resonó en uno de los cientos de banquetes del derroche de cierta reina que perdió la cabeza). Lastimosamente la cultura, la elegancia y la sabiduría no se transmiten por los cromosomas, es capricho de natura, así como la inteligencia de la que algunos, penosamente, no son dotados y la pasan envidiando en los demás.
En tiempos de la ruindad, los del ya usado Micheletti, excluido y botado como “pirracha” de campo bananero, algunos periodistas –de esos malos–, se reían de ella y sus tonterías, pero le quitaban el dinero –“La prensa cubre lo que yo digo”, dijo la incontrolable princesa desde el palacio ¿Cuánta inocencia? ¿Cuánta insolencia? Ya no sería presidente, tampoco empresaria, sólo quedan las melancólicas noches de descontrol y el recuerdo de alguna vez, llamarse poderosa a sí misma.
Hoy en la lejanía de la vida y la juventud un recuerdo, nadie la toma en serio, aparece en un evento liberal chillando y los medios no la determinan, tampoco las autoridades, casi por favor o lástima la toman en cuenta, ella pide perdón por el golpe de Estado y a nadie le importa, como un fantasma que no da miedo, como la representación de lo que daña al país, como un cáncer del que no queremos hablar.
Marcia representó la decadencia del poder, el paso entre los señores forjadores y los idiotas herederos, los que fueron llamados para conservar el poder y los que lo mal usaron y finalmente perderán, los que fueron elevados por los fundadores y los que se arrastraron ante cualquier corrupto. Humillados, derrotados y fríamente acabados. Desde lo lejos una bella niña, con una Barbie en brazos, le muestra a su tío cómo será su firma cuando sea grande, cuando sea presidente; el anciano sonríe. El cuadro de Dorian Gray fue descubierto.
¡Quemen la casa! Ahhh si supieran la gran ganancia de invertir en el bienestar de los demás, las llamas jamás matarían el espíritu, porque nuestra felicidad yace en la felicidad del prójimo. – En este caso, el espíritu arderá hasta el final. ¡Decisiones son decisiones!
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