Dos hermanos hondureños que buscaban llegar a Estados Unidos, han rogado a su progenitora que pague su rescate a un grupo del crimen organizado que los secuestró en México, lo anterior en un video difundido en redes sociales donde se aprecia el maltrato al que son expuestos los compatriotas que buscan una vida digna.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. (Advertencia). Las imágenes del video son sensibles, indignan, sin embargo, es la realidad que sufren los hondureños migrantes que huyen del país y, en el camino, son secuestrados por las bandas criminales que operan con toda impunidad en México.
La delincuencia, acompañada de violencia y odio, en este momento amenaza la vida de dos hermanos que tuvieron que dejar el territorio nacional, desesperados por hallar oportunidades en tierras extrañas y que siempre les fueron limitadas y negadas, puertas que no les abrieron y, vivir en carne propia, todos los factores que obligan a la migración –que ni con los millones destinados por Estados Unidos se erradica -, además, de lograr su libertad, seguramente quedará el trauma de por vida.
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Ahora están capturados por asesinos, secuestradores mexicanos que imponen su propia ley; en el video se observa que colocan de rodillas a nuestros compatriotas, con las manos esposadas mientras lloran e imploran: “Mamá, por favor pague”, ruegan, mientras un criminal los golpea sin piedad con el lomo de machete.
Ambos son originarios de la zona donde se ubicaron los campos bananeros de Monterrey, El Progreso, Yoro. La inhumanidad de los agresores, hace culminar las imágenes mostrando las graves heridas provocadas por los machetazos. Las autoridades hondureños suelen hacerse los desentendidos de esta tragedia permanente contra nuestra población, no les interesa, no hay respuesta.
Actualmente, según las notificaciones amarillas de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), hay 940 hondureños reportados en condición de desaparecidos, lamentablemente, la juventud es la más expuesta, la fuerza de trabajo del país, en total riesgo, pues 811 de ellos son menores de edad, tienen entre 0 y 18 años.
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