El sociólogo Armando Orellana señaló que un eventual gobierno del Partido Nacional supondría un grave retroceso para Honduras, marcado por el retorno al autoritarismo, la represión social, la privatización de los servicios públicos, el debilitamiento de la soberanía nacional y el desmantelamiento de derechos conquistados por el pueblo.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. El sociólogo y analista político, Armando Orellana, advirtió que el polémico “triunfo” del candidato nacionalista Nasry Asfura en las elecciones presidenciales de Honduras para el período 2026–2030 representa un profundo retroceso político, social y democrático para el país.
En declaraciones a EL LIBERTADOR, Orellana sostuvo que este escenario implicaría el retorno al autoritarismo y a prácticas históricamente lamentables, caracterizadas por la violación sistemática de derechos humanos, el desmantelamiento de conquistas sociales y la subordinación del Estado a los intereses de las élites económicas bajo el modelo neoliberal.
Recordó que durante los gobiernos del bipartidismo se criminalizó la protesta social, se persiguió a defensores del medio ambiente y se encarceló a luchadores sociales que se opusieron a proyectos extractivos y privatizadores.
“Se encarceló a una gran cantidad de luchadores sociales por oponerse a estas intenciones del neoliberalismo, que privatizaba y buscaba contaminar los ríos; lo que se aplicó fue la represión, los gases lacrimógenos y el encarcelamiento”, expresó.
Asimismo, alertó sobre graves riesgos para la soberanía nacional, al advertir que podría retomarse la privatización de servicios públicos y de empresas estatales como la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), e incluso avanzar hacia la “venta del territorio hondureño al mejor postor”.
“De igual manera, el retorno de los vínculos con el crimen organizado, el saqueo y la corrupción avizoran un escenario que podría derivar en nuevas oleadas de migración masiva, ante el empeoramiento de las condiciones socioeconómicas y la falta de salidas inmediatas para la población”, agregó.
En materia de política exterior, Orellana advirtió sobre posibles retrocesos en la ruta hacia un mundo multipolar, incluyendo la reapertura del debate sobre el restablecimiento de relaciones con Taiwán. No obstante, señaló que “existe un fuerte compromiso con China, y la magnitud de las inversiones realizadas en Honduras hace poco viable una ruptura de relaciones bilaterales con el gigante asiático”.
Sobre la continuidad de las obras y proyectos impulsados por el gobierno de Xiomara Castro, recordó que una constante del bipartidismo ha sido desechar los proyectos heredados para imponer nuevos esquemas. “Existe una tendencia clara, tanto en el Partido Nacional como en el Partido Liberal, de echar atrás los avances logrados”, subrayó.
En cuanto al Congreso Nacional, anticipó el retorno de prácticas legislativas nocivas como los llamados “madrugones”, utilizados para aprobar leyes sin consulta popular, “simplemente con el aval del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) y de los grupos de la élite económica”.
“Ese es el horizonte que se perfila bajo este esquema neoconservador y neofascista: el empeoramiento de las condiciones de vida, la precarización de la población —donde ocho de cada diez hondureños viven en pobreza—, pese a que durante este gobierno se había comenzado a registrar una leve mejora”, concluyó.

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