EL LIBERTADOR Y ALCALDÍA JUNTOS EN OBRA DE AMOR, DOÑA BERTHA TENDRÁ HOGAR SEGURO

Doña Bertha, de 84 años, residente de la capital hondureña, vivía a merced de la desgracia, ya que el techo de su casa estaba en deterioro. Víctima de los aguaceros y de la inseguridad que provocaba el colapso de las vigas deterioradas, pidió ayuda y EL LIBERTADOR dio voz a su caso; así, con la intervención de la Alcaldía capitalina, se gestó la solución para Doña Bertha.

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. Cada noche era interminable para doña Bertha. A sus 84 años, lo que alguna vez fue su refugio se había transformado en una amenaza; las láminas oxidadas de su techo se vencían con el peso del tiempo, dejando aberturas por donde se filtraba el agua y el viento. Dormir se convirtió en un martirio, pues cada aguacero significaba vigilar que su casa no colapsara.

Vecina de El Pedregal, en el Distrito Central, doña Bertha Mendoza Henríquez decidió pedir ayuda. Sus paredes mostraban las grietas del abandono y el techo dejaba pasar chorros de agua que convertían su cocina en un riesgo constante.

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Fue entonces cuando EL LIBERTADOR dio voz a su historia y la llevó ante la Municipalidad del Distrito Central, a cargo del alcalde Jorge Aldana. La regidora Silvia Sosa recibió el caso y lo trasladó de inmediato a los coordinadores de proyectos, convencida de que la dignidad no puede esperar trámites lentos.

La promesa era clara: devolverle la seguridad a doña Bertha. No se trataba de una reparación menor, sino de garantizar que una adulta mayor pudiera vivir con seguridad en su propio hogar, derecho fundamental que reconoce la Constitución.

El equipo de la Municipalidad llegó a la casa y en cuestión de horas comenzaron los trabajos. Retiraron las láminas corroídas que apenas se sostenían con viejas vigas y planificaron la reconstrucción del techo.

Galería | intervención:

Bajo las láminas oxidadas, la escena hablaba por sí sola: vigas vencidas, huecos en el techo por donde entraba la luz del día y, con cada lluvia, corrientes de agua que anegaba el interior, no hubo dudas, los trabajos de reconstrucción comenzaron casi de inmediato.

En los próximos días, doña Bertha dejará de vivir bajo un techo que parecía rendirse al tiempo. La reparación no solo busca proteger sus paredes, sino devolverle la tranquilidad de habitar un hogar seguro. En su caso, la vivienda digna dejó de ser un discurso y se convirtió en una acción concreta que transforma su vida.

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