Tras más de tres años como inquilino de varias prisiones de Estados Unidos, desde su extradición en abril de 2022, Juan Orlando Hernández ha vuelto a sentir los rayos del sol; el pasado miércoles autoridades penitenciarias del USP Hazelton, le permitieron correr en un patio durante 30 minutos.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Desde que fue extradición de Honduras a Estados Unidos, el 12 de abril de 2022, el dictador Juan Orlando Hernández (JOH), pasó sus días y noches entre los muros de cemento de penitenciarios cerrados en ciudades de cielo gris, pero hoy, después de más de tres años la nostalgia lo invadió, tuvo 30 minutos de actividad física al aire libre.
El “recreo” de Hernández en el Institución Correccional USP Hazelton, situada en el condado de Preston, Virginia Occidental –donde pasara los próximos 45 años de su vida–, fue otorgado el pasado miércoles, pero su familia recién compartió la “buena noticia” este viernes en la cuenta oficial de Facebook del exgobernante.
“Después de más de tres años y medio, hoy pude correr 30 minutos en un campo abierto de fútbol… La sensación de volver a respirar aire libre fue increíble y vinieron a mi mente tantos recuerdos”, dijo Hernández –según la publicación–.
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Entre la nostalgia, el exjefe de Estado recordó que siempre llevará en su corazón “cuando caminaba y corría junto a miles de hondureños en Actívate y otros eventos, en montañas, valles, ciudades, pueblos y aldeas de mi querida Honduras”.
Pero mientras él corría con sus activistas, los días y noches de los hondureños estaban marcados por fraudes electorales, corrupción, asesinatos y miseria, entre otros problemas sociales profundos como su conspiración para traficar droga a EE.UU. posicionando a Honduras el mal nombre de “narco-Estado”.
“Después de terminar de correr al aire libre, ore a mi Señor dándole gracias y pidiéndole que pronto me devuelva con mi familia y a mi querida Honduras”, agregó.
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En USP Hazelton, que además es conocida como la “Mountain Misery” (montaña de miseria) Hernández no tiene los privilegios que gozó en Honduras, sus salidas al patio son estrictamente controladas y no como en el Fuerte de “los Cobras” donde todos los días se le veía ejercitándose, con comidas especiales para su cuidado de salud y, entre otras, sentándose en la silla del entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, su amigo Rolando Argueta.
Sus memorias de “Honduras Actívate” y sus jornadas de trote por las ciudades más bellas del mundo son ahora solo un viejo de cómo vivió a expensas del daño que dejó al pueblo: ni el tiempo al sol ni las oraciones cambiarán la historia.
Es norma, que en el USP Hazeltown algunos presos de alta seguridad, incluso narcotraficantes, pueden salir a tomar aire o hacer ejercicio tras años de aislamiento por razones de derechos humanos y salud mental y con el objetivo de fomentar la buena conducta sin comprometer la seguridad del sistema penitenciario.

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