El exjefe de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez Velásquez, presentó el presunto dictamen médico forense sobre la muerte de Isy Obed Murillo, donde se detalla que murió por un disparo ‘de arriba hacia abajo’. El padre de la víctima insiste en que vio al francotirador: “Era un mayor”.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. El general en condición de retiro, Romeo Vásquez Velásquez, compartió en sus redes sociales un informe del presunto dictamen médico forense sobre la muerte del joven Isy Obed Murillo durante el golpe de Estado de 2009, confirmando la presencia de francotiradores en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional Toncontín.
El documento, según lo elaborado por el Ministerio Público, detalla que Murillo, de 19 años, falleció a causa de una herida de bala que le provocó una laceración cerebral. El proyectil, según el informe, ingresó “de adelante hacia atrás, de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda”, causando hemorragia entre el cuero cabelludo y el cráneo.
Romeo Vásquez, quien en 2009 era jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, destacó ese detalle del informe para deslindar responsabilidades, ya que actualmente se encuentra prófugo de la justicia tras ser acusado por la muerte de Murillo.


“El Dictamen Médico Forense es claro: la trayectoria del proyectil fue de arriba hacia abajo. ¡Imposible para los militares! La lógica indica que, si fuese el caso, la trayectoria sería de abajo hacia arriba, ya que los soldados estaban en la pista del aeropuerto. ¡Basta ya de persecución política, ustedes lo mataron!”, señaló el exjerarca.
La publicación provocó reacciones inmediatas entre sus simpatizantes, quienes compartieron montajes fotográficos en redes sociales en los que aparecen manifestantes armados durante la protesta, insinuando que integrantes de la Resistencia habrían sido responsables del crimen para incriminar al general.
Sin embargo, José Murillo, padre de Isy Obed, relató que presenció el disparo el 5 de julio de 2009, mientras participaba en la manifestación para recibir al entonces presidente Manuel Zelaya, depuesto una semana antes por los militares.
“Yo miré cuando el francotirador tiró, pero no sabía a quién tiraba porque estábamos dispersados. El francotirador se agachó, puso dos escuderos (a los lados) y ahí no más tiró y salió este casquillo [que] recogí en el lugar sin saber que era la que mató a mi hijo”, afirmó Murillo.
Y agregó que el tirador «andaba con un casco azul y era el que comandaba el pelotón de los verde olivos», y que, en la marcha, algunos manifestantes le conocían: «decían que era un mayor».
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