“LA RED” SALAZAR Y SISTEMA GOLPISTA ENDURECEN OPERACIÓN CONTRA EJÉRCITO Y HONDURAS

El jefe del Ejército, Roosevelt Hernández, es el objetivo estratégico a destruir por la estructura golpista y criminal, avalada por EE.UU., que gobernó Honduras doce años después del golpe de Estado, y busca recuperar el control del país –como sea— en las próximas elecciones de noviembre.

La guerra psicológica está en marcha desde que ganó Libre y ahora la aceleran a través de los medios de comunicación del poder, la campaña arrecia día y noche, sin tregua, se unen las iglesias, analistas, partidos Liberal y Nacional y la presidenta del Consejo Electoral, Cossette López.

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. La candidata del oficialista Partido Libre, Rixi Moncada –según proyección oficial preliminar–, es la que más votos presenta en diez de los 18 departamentos del país, lo que simboliza una victoria arrolladora si se tratara de una elección general y, según criterio de analistas de la vida política, es una estimación que sirve para dimensionar el porqué se ha reactivado la conspiración en el Consejo Nacional Electoral (CNE).

El escándalo de la elección interna celebrada el pasado domingo 9 de marzo, con un inepto sistema de transporte de urnas de parte de la empresa Ingeniería Logística de Transporte, contratada por la titular del CNE, Cossette López, se ha ensañado con las Fuerzas Armadas de Honduras (FF.AA.) y su jefe, el general Roosevelt Hernández.

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Si bien, López –que representa al Partido Nacional, instituto que perfiló al excapo Juan Hernández, ya enjuiciado y condenado por narcotráfico en EE.UU.–, asegura que el fiasco de las elecciones internas es responsabilidad del Gobierno, la candidata Moncada y las FF.AA., su firma y sello destaca en el contrato con la empresa que, de acuerdo con el Instituto de Transporte Terrestre, no tenía los vehículos de carga para la tarea.

Este viernes, el pleno del CNE, formado también por Ana Paola Hall del Partido Liberal (PL) y Marlon Ochoa de Libre, pactó reunión con el alto mando militar; sin embargo, nunca se concretó porque tras unos cuantos minutos, el general Hernández pidió a la presidenta del máximo órgano electoral, una reunión pública.

López canceló la reunión y, al ser interpelada por el jefe militar, se escudó en la prensa tradicional para “denunciar” que el castrense le infirió agresiones verbales; esto fue desmentido por Hernández, quien aseguró hacerle mención a la funcionaria “técnica” que las FF.AA. no están más que para una “subordinación” de apoyo al CNE, condición que ratifica que, la máxima autoridad del ente de Defensa, es la presidenta Xiomara Castro.

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El berrinche de López, quien ya ha sido calificada como activista “cachureca” por los mítines celebrados con trabajadores del CNE –identificados como “mancha brava nacionalista”–, no tardó en hacer eco en sus correligionarios e incluso en ámbitos internacionales de sectores que han movido hilos en la conspiración contra Castro y los hondureños.

Es así, que entre los mensajes de “apoyo” a Cossette López, destacó el de la injerencista María Elvira Salazar, quien ostenta un curul en la cámara de Representantes de Estados Unidos por el gobernante Partido Repúblicano, y quien incluso se ha reunido con personajes que en su momento formaron el fracasado Bloque de Oposición Ciudadana (BOC).

Salazar dijo en su cuenta de “X” que lo visto en Honduras es algo “muy preocupante”, calificando de cobardes las acciones del Ejército frente al CNE: “Son actos de violencia e intimidación que deslegitiman gravemente la democracia hondureña. EL PUEBLO MERECE EJERCER SU DERECHO DEMOCRÁTICO!”.

El abordaje en la prensa tradicional se ha centrado únicamente en la supuesta agresión de militares, dejando al margen que López –avalada por Hall– mostró renuencia a celebrar una reunión pública donde se presentaría informes de lo sucedido el domingo 9 de marzo.

Al respecto, altos funcionarios como el Procurador General de la República (PGR), Manuel Díaz, han destacado que lo evidente de la actual crisis, es que hay una conspiración en contra del alto mando del Ejército que, por primera vez en un ambiente de inestabilidad política, no se ha prestado al bipartidismo para ejecutar crímenes de traición hacia la sociedad.

“Es diáfano (claro) el plan que se ejecuta desde el 9 de marzo. No cesan en su intento de escalar una crisis que apunta a desestabilizar a las FF.AA., a cuyo alto mando patriota respaldamos”, sentenció Díaz.

Este tema, ha sido abordado por EL LIBERTADOR en sus ediciones mensuales con diversos analistas, quienes han explicado que aunque no haya simpatía social con el Ejército, por el golpe de Estado 2009 y dictadura de Hernández (2014-2022), la cercanía de la presidenta Castro con el “verde olivo” ha sido estratégica pues, son el único ente capaz de asaltar la República.

Pero los ataques a los mandos militares no comenzaron el 9 de marzo, sino más bien desde agosto 2024 cuando la embajadora de Estados Unidos, Laura Dogu –nombrada por la administración de Joe Biden–, “advirtió” que el entonces secretario de Defensa, José Manuel Zelaya, y Hernández, se habían reunido con “narcotraficantes” tras un coloquio con el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino.

Esto incentivó un intento de “golpe de barracas”, confirmado por la inteligencia militar y advertida ante el mundo por el canciller Enrique Reina.

La conspiración contra Castro es profunda y de varias trincheras, entre ellas la prensa tradicional que, a través de cadenas de noticias falsas y tomando criterios de “analistas” enemigos del pueblo y que representan intereses usureros, han establecido toda una red: diputados, exfuncionarios de la dictadura, políticos en carrera y agentes externos desde oenegés.

En octubre de 2024, la representante Salazar se reunió con varios agentes que hoy urden conspiración, compartiendo el discurso vacío por donde ataca la “oposición”: implementación del comunismo e insultos directos a la presidenta de los hondureños.

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