La diputada María Antonieta Mejía y Kilvett Bertrand, antes cuadros de la dictadura del Partido Nacional, jefeada por Juan Hernández (condenado y preso por narcotráfico en EEUU), y ahora destacados por la violencia verbal contra la presidenta Xiomara Castro, de manera insólita, han denunciado “persecución política” contra el precandidato nacionalista Nasry Asfura, investigado por presuntos delitos durante su gestión como alcalde de la capital hondureña.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. El Partido Nacional de Honduras, representado por el dirigente Kilvett Bertrand y la diputada María Antonieta Mejía, ha presentado una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), argumentando “persecución política” contra la oposición, solicitud que busca obtener medidas cautelares debido a la presunta “vulneración” de derechos contra el exalcalde capitalino, Nasry “Tito” Asfura, ahora precandidato presidencial de los nacionalistas.
La solicitud surge tras la presentación pública de pruebas por parte del Ministerio Público (MP) y la Unidad Fiscal Especializada Contra Redes de Corrupción (UFERCO) en cadena nacional, donde acusan a Asfura de malversación de fondos públicos durante su gestión como alcalde de la capital hondureña que conforman las ciudades Tegucigalpa y Comayagüela.
Bertrand y Mejía señalaron que el fiscal general, Johel Zelaya, con el apoyo del gobierno de la presidenta Xiomara Castro, utiliza el proceso judicial como un ataque político que atenta contra la presunción de inocencia del exalcalde capitalino.
Estos nacionalistas son figuras clave dentro del Partido Nacional y representan el ala que apoya las políticas instauradas durante el Gobierno de Juan Orlando Hernández, quien ejerció el poder de 2014 a 2022, incluso violentando la Constitución de la República al reelegirse ilegalmente.
Bertrand se desempeñó como asesor político del Partido Nacional y ocupó puestos en ese organismo de promoción de la imagen gubernamental, siendo uno de sus principales voceros, defendiendo públicamente las políticas de seguridad y la consolidación del poder en manos de JOH. Además, está casado con la hija del exmagistrado del extinto Tribunal Supremo Electoral (TSE), David Matamoros Batson, lo que refuerza su red de influencias.
El suegro de Kilvett quedó para la historia política de Honduras como el más humillante ejemplo de los funcionarios hondureños al dominio de Washington, eso pasó en el instante en que la encargada de negocios de Estados Unidos, Heide B. Fulton, lo hizo a un lado y ella, si ella, se dedicó a contar los “votos rurales” (fraude) para declarar ganador a Juan Hernández, luego que se cayera más de 600 veces el sistema de cómputo electoral. Hasta la OEA llamó “inciertos” los resultados.
En tanto, Mejía, actualmente ostenta una diputación como representante de Francisco Morazán y es una de las más fuertes opositoras mediáticas contra el Gobierno de Libertad y Refundación (Libre); en el pasado fungió como directora de la Unidad de Género de la Secretaría de Finanzas (SEFIN) durante la dictadura de Hernández y, para la próxima contienda electoral, aspira a ser designada presidencial con el movimiento de Asfura.
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