Este día, dos hondureños han coincidido en el mismo lugar: Xiomara y Juan: Ella ha subido al pódium del mundo en la ONU, es presidenta de Honduras y hablará a los líderes del planeta; fue recibida entre flores.- Él, fue temido desde el Gobierno, ejércitos obedecían; ahora respira y camina lento, esta mañana se veía débil y flaco; una vez fue bueno con los suyos y malo con el pueblo, de todo aquello nada queda, dormirá una noche de 45 años en la prisión Federal Correctional Complex, Victorville, Florida, así narra en este artículo el enviado de periódico EL LIBERTADOR a New York, Jhonny Sevilla.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
New York. Hoy, 25 de septiembre 2024, a unos 4 mil kilómetros, en la Federal Correctional Complex, Victorville, Florida, un hombre de apariencia desgastada y enferma, pone un pie fuera de la fría cama, no hay espejo donde verse, pero puede recordar su imagen o al menos lo que fue; respira lento, como el que no tiene afán de un día apurado –como suelen serlos en New York– y esta podría ser la historia de millones de personas.
Sin embargo, aunque suene fantasioso, es la vida de un ser que un día fue gobernante de una Nación. Ejércitos obedecían sus órdenes, sus funcionarios le temían y aunque era bueno con los suyos, los que caían en desgracia, sabían que estaban perdidos. “De aquello solo polvo y arena”, recita el poema de Shelley. Desde hoy hacia el futuro, lo esperan 45 años de noches en prisión.
Hoy, 25 de septiembre 2024, una mujer sube al pódium del mundo desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su condición de presidenta dará un discurso frente a los líderes del planeta; la mandataria fue recibida entre flores y buenos tratos, el cuerpo diplomático de la ONU ha sido esmerado, está atento a cada necesidad de los gobernantes, el Servicio Secreto y la policía de New York los protege y custodia; los hoteles son resguardados y les espera largas reuniones con otras naciones que se han preparado previamente, acuerdos bilaterales comerciales, políticas y solicitudes de asistencias económicas. El mundo se mueve distinto. Ella despertó, con una agenda ocupada y de interés social.
En otro tiempo y en el mismo lugar, el 25 de septiembre de 2021 en la 76 Asamblea de la ONU, Juan Orlando Hernández subió a un estrado, intentando explicar desde ahí que no tenía vínculos con el crimen organizado y demás cargos que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos le atribuyó. Su último discurso, de 28 minutos en un salón vacío, hizo a un lado los intereses del pueblo hondureño y priorizó su defensa, aunque inútil la condena llegó y la imagen de él mostrando en el estrado un billete de 5 dólares es lo poco que quedó.
“Luego de los falsos testimonios en Nueva York, el máximo liderazgo de la DEA nos invitó a mí y a mi equipo antinarcóticos a reunirnos con ellos en Washington, donde la DEA emitió una fuerte declaración pública de la que el presidente y el Gobierno de Honduras son socios confiables y efectivos en la batalla contra el narcotráfico”, dijo, pero nadie escuchó.
La presidenta Castro, terminado el discurso, ya cayendo la noche, tomará un vuelo comercial y seguirá con su gestión presidencial; mañana amanecerá en su tierra.
Hernández seguirá viendo como se desdibuja a sus pies el color del mismo piso, en la misma celda de la misma prisión. Dickens escribió: “…Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación…”.
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