Más allá de sus metidas de pata, exhibiendo un declive cognitivo innegable, el analista Samuel Losada asegura que el presidente de EEUU continúa mostrando una retórica imperialista focalizada en impulsar y avivar conflictos alrededor del mundo.
Agencias / EL LIBERTADOR
Sputnik. – En medio del frenesí alrededor del desmoronamiento de su candidatura, y como corolario de una deslucida cumbre de la OTAN realizada en Washington esta semana, el presidente Joe Biden buscó nuevamente mostrarse en control protagonizando una conferencia de prensa de una hora, aceptando preguntas de la prensa, una rareza en su Administración, en la que en sus tres años y medio de Gobierno apenas se permitió el contacto del mandatario con periodistas.
Pese al intento de los corresponsales de sacarle a Biden alguna definición nueva sobre su futuro político, su capacidad cognitiva y si realmente estaría dispuesto a cederle la candidatura a Kamala Harris, el presidente de EEUU buscó focalizar sus respuestas en temas vinculados a la política exterior, con el argumento de que se trataba de una conferencia motivada por la cumbre internacional y no por el grave momento por el que atraviesa su campaña.
Sin embargo, como era de esperarse, los análisis en la prensa y los contenidos viralizados en las redes sociales tras la conferencia de prensa estuvieron centrados en sus numerosas metidas de pata, principalmente su confusión al referirse a Kamala Harris —en el primer minuto del evento, ni más ni menos— como «el vicepresidente Trump», apenas un par de horas después de presentar en otro evento a Volodímir Zelenski como «el presidente [Vladímir] Putin».
Y es que desde su calamitoso desempeño dos semanas atrás en su debate con el expresidente Donald Trump, su presunto adversario en las elecciones generales del mes de noviembre, los medios y la clase política se han dedicado a focalizar el debate sobre Biden en su aptitud para seguir en carrera, repasando sus cada vez más notorios errores en público, cuestionando a su equipo de asesores por ocultar su deficiencia mental y física a los ciudadanos, y preguntándose si sería capaz de ocupar el puesto otro cuatro años más.
Expertos consultados por Sputnik argumentan que esa actitud de concentrarse exclusivamente en sus flaquezas cognitivas, que si bien son preocupantes y noticiosas al revelar a un jefe de Estado que en la práctica no está en condiciones de gobernar y aparece constantemente perdido, también ayuda a ocultar otro aspecto de la retórica de Biden que es igual de grave, vinculada a su cada vez más hostil política exterior.
«Obviamente es normal que los medios y en las redes lo principal que se comente sea lo mal que está Biden, por muchas razones: es asombroso y atípico, y eso genera impacto; es gracioso y puede ser compartido y ser motivo de conversación; y obviamente tiene un impacto político mayúsculo, porque su obvia incapacidad significa que la campaña para presidente ha cambiado e incluso tal vez deba renunciar«, le dijo a Sputnik Samuel Losada, internacionalista egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
No obstante, señala el analista, es importante que los medios y los ciudadanos también presten atención al contenido de lo que dice Biden, porque más allá de que sea bizarro o alarmante (o ambas cosas a la vez) ver al presidente de EEUU decir que acaba de hablar con François Miterrand (el exmandatario francés que lleva muerto casi 30 años), la realidad es que sus palabras y sus políticas se han vuelto crecientemente insensatas y militaristas.
«El declive de Biden es grave, pero su política exterior belicista e hipócrita es lo más preocupante», afirma Losada, quien dice que el presidente de EEUU hizo gala de un discurso propio de halcón imperialista de la época de la Guerra Fría o de la doctrina del Eje del Mal de su antecesor George W. Bush.
«En la conferencia, intentando sonar fuerte, Biden dijo que EEUU era la nación indispensable del mundo y que su liderazgo es el más importante, una afirmación que además de ser una afrenta para los otros jefes de Estado que todavía estaban en Washington, es totalmente ridícula y alejada del mundo multipolar en el que vivimos, donde la hegemonía estadounidense, como antes sucedió con los viejos imperios como el británico, se derrumba día a día y otras potencias como China y Rusia son cada vez más fuertes», añadió el especialista.
Por si eso fuera poco, recuerda Losada, Biden lanzó amenazas a Pekín por mantener relaciones comerciales con Moscú —pese a que Washington y sus empresas contratistas pueden venderle armas a Israel y Taiwán, por solo decir dos ejemplos, sin esperar castigo alguno—, como si además lo que hiciera otro país fuese asunto tuyo o como si eso estuviese mal.
«Biden presumió en el discurso que EEUU tiene 100.000 soldados estacionados a lo largo de Europa. Esto sumado a sus decenas de bases militares en América Latina y el Indo-Pacífico, su política de sanciones para bloquear las economías de cualquier país que cuestione sus órdenes, su historial de financiamiento de golpes militares y revoluciones de colores alrededor del mundo en nombre de la libertad y la democracia, dejan en claro que EEUU y sus socios de la OTAN solo están preocupados por sus intereses y su bienestar económico y el del complejo industrial militar», afirmó Losada, quien dijo que pese a estas proclamas, son cada vez mayor los países que buscan alejarse de los dictados de EEUU, sabiendo muy bien lo que su hegemonía conlleva.
En ese sentido, Losada observó que la decadencia de Biden «de alguna manera es análoga a la del propio EEUU», ya que si bien sus gobernantes todavía prefieren gastar anualmente miles de millones de dólares en guerras a la vez que argumentan que no pueden financiar la salud o educación porque eso sería caer en el socialismo, sus ciudadanos y los ciudadanos alrededor del mundo tienen cada vez más claro que es el país norteamericano «es el menos apropiado para dar lecciones de moral a nadie».
«Biden defiende a Israel en su discurso y en la cumbre de la OTAN anuncia más fondos para el conflicto proxy con Rusia que lanzó a través de Ucrania, mientras los ciudadanos tanto de EEUU como de Europa dicen claramente con sus votos que no eso no es lo que quieren. Entonces, ¿estos países viven en democracias? Yo diría que no, y esta cumbre lo dejó claro: Occidente vive bajo la dictadura de una elite enfocada en los conflictos y las ganancias económicas de los conflictos, y esto fue una prueba clara de ello», concluyó el experto.
Deja un Comentario