Ningún país de Centroamérica que haya sufrido la intervención directa de Estados Unidos pudo recuperarse, declaró el aspirante presidencial de Estados Unidos, Robert F. Kennedy. El también sobrino del exmandatario, John F. Kennedy, cuestionó las políticas de sanciones, las que responsabilizó de ser grandes causantes de migración en América Latina.
Kennedy criticó el apoyo histórico de EE.UU. a grupos oligarcas y militares que fueran afines a sus intereses y modelo político, sin importar el grave daño a la sociedad. En Honduras, el país norteramericano fue muy allegado a Juan Orlando Hernández, al que tiempo después, condenaron por narcotráfico.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Ningún país de América Latina que ha sido intervenido por Estados Unidos ha logrado desarrollarse y ser feliz, declaró el aspirante presidencial de Estados Unidos, Robert F. Kennedy, sobrino del expresidente de ese país, John F. Kennedy.
“Estos países (América Latina) deben forjar su propio camino. Mira América Central, el país más feliz es Costa Rica porque nunca lo invadimos. Si nos fijamos en los países en los que hemos estado presentes, nunca se han podido recuperar”, sentenció el presidenciable durante una entrevista para Latino Wall Street.
Kennedy explicó cómo su padre y su tío rechazaron las políticas bilaterales que desarrolló Estados Unidos durante la etapa de la Guerra Fría, en el cual, respaldan cualquier gobierno militar, constitucional o dictatorial, así como grupos oligarcas, que estuviesen en contra del comunismo, aunque esto provocara enorme daños en el país en cuestión.
Ejemplificó cómo en Centroamérica, países como Guatemala, que sufrió la invasión de la CIA en la década de 1950 para derrocar al entonces presidente Jacobo Arbenz; El Salvador, que sufrió la instalación de los escuadrones de la muerte u Honduras, que ha sufrido el asedio norteamericano desde finales del siglo 19, no han podido desarrollarse.
“Mi tío [John F Kennedy] fundó la Alianza para el Progreso, puso en marcha USAID [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional] porque el único problema hasta su administración era el anticomunismo, pero él y mi padre estaban en contra de esas políticas [de intervención y sanciones]”, puntualizó.
MIGRACIÓN, EFECTO REBOTE
En la entrevista se cuestionó si las políticas de sanciones que EE.UU. ha desarrollado contra países como Venezuela son los responsables de la alta migración hacia el país norteamericano, tesis que fue avalada por Kennedy.
Anteriormente, expertos sociólogos han comentado a EL LIBERTADOR como estas políticas afectan la sociedad de un país, ejemplificando la crisis que vivió Venezuela a partir de las sanciones que impuso el expresidente estadounidense, Donald Trump y que según explicaciones del jefe de Estado venezolano, Nicolas Maduro, ascienden a más de 900 paquetes de sanciones.
El sociólogo Armando Orellana explicó a EL LIBERTADOR que lejos de ofrecer un sentido humanitario y ayudar a los migrantes en sus fronteras, EE.UU. se ha servido de la mano de obra migratoria en un sentido mercantilista.
El catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Allan Fajardo, la injerencia histórica de las potencias extranjeras en países subdesarrollado ha creado un efecto rebote que es la migración, sin embargo, también esto ha tenido el propósito de crear mano de obra no calificada a precios muy bajos en sus países.
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