Más allá de las impresionantes playas y arrecifes que decoran Roatán, Islas de la Bahía, se esconde un emprendimiento “secreto”, una zona experimental que desafía la gobernanza hondureña, así lo describió el millonario de Silicon Valley, Brayan Johnson a la ZEDE Próspera, donde lleva a cabo un tratamiento experimental no regulado para “conseguir la eterna juventud”.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Dentro de la estructura “legal” que dio vida a las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), destaca la habilidad para generar sus propias reglas y “desafiar la gobernanza” hondureña, eso es lo que ha destacado el emprendedor tecnológico multimillonario de Silicon Valley, Bryan Johnson.
Esta cualidad ha encajado perfectamente con una de las ambiciones más grandes del multimillonario estadounidense: la “eterna juventud”, por lo que se ha inmiscuido en el desarrollo de una terapia genética no regulada, la cual practica dentro de las estructuras de la zona “autónoma”.
El valor del tratamiento asciende a más de 20 mil millones de dólares y consiste en recibir inyecciones de una sustancia “genéticamente potenciadora”, método que no es avalado por órganos internacionales competentes como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).
El tratamiento está bajo los estudios de Minicircle, entidad que tiene sus operaciones dentro de la ZEDE Próspera y que se describe como una “empresa de biotecnología que trabaja en terapias genéticas destinadas a prolongar la vida, similares al trabajo de las empresas tecnológicas israelíes y los investigadores de la Universidad Bar Ilan”.
Johnson, de 46 años y fundador de la empresa Blueprint, forma parte de una cadena de multimillonarios que anhelan revertir el pasar de los años. “Ayer recibí mi primera terapia génica: folistatina. Ahora soy un humano genéticamente mejorado (GEH)”, escribió en su cuenta de Instagram.
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La folistatina, que muchos adjudican como el nuevo cáliz de la juventud, es una proteína que puede bloquear la acción de varias hormonas pertenecientes a la familia del TGF-β (Transforming Growth Factor-beta), que incluyen tales como las proteínas morfogénicas del hueso, Miostatina y la folistatina, y al reprimir estas proteínas para su desarrollo, podría tener efectos que parecen beneficiosos para combatir ciertos aspectos del envejecimiento; sin embargo, aún no hay estudios científicos que sostienen esta praxis.
Médicos y neurocientíficos han criticado estas prácticas ya que podrían acarrear riesgos. “Estos no tienen evidencia de funcionar, no tienen sentido desde una perspectiva científica y probablemente matarán a alguien al inducir cáncer o insuficiencia hepática”, señaló al medio de comunicación Col Global, la doctora Christin Glorioso.
La revista de negocios Fortune destacó que “la terapia de folistatina representa un campo de investigación emergente en la medicina regenerativa. Para su ensayo médico, la empresa seleccionó a 44 personas de entre 23 y 89 años para ser inyectadas con la misma dosis de folistatina y luego ser monitoreadas durante tres meses. Según Minicircle, que aún no ha publicado los datos del ensayo, los participantes lograron reducir alrededor de 11 años su edad genética”.
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El artículo concluye con que “estudios en animales han encontrado que los ratones inyectados con folistatina mejoraron la pérdida relacionada con la edad de masa muscular y densidad ósea. Sin embargo, los beneficios de la folistatina aún no han sido estudiados en participantes humanos sanos. Esta falta de evidencia científica sólida y la ausencia de aprobación regulatoria plantean serias preguntas sobre la seguridad y la ética de tales experimentos en humanos”.
Honduras Próspera es una zona “autónoma” que se encuentra en un debate legal con el Gobierno de Honduras, mismos que no han logrado atender el llamado de pobladores y defensores de derechos humanos y del territorio para hacer cumplir la Constitución de la República donde reafirma que Honduras es un Estado Libre, soberano e independiente donde las ZEDE son prohibidas.
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