El cronista deportivo, Walter Urbina ha muerto; fue arrestado en 2017, como presunto autor del asesinato de su compañero de profesión y de trabajo en Televicentro, Arístides Soto, en 2001. Las ambiguas investigaciones solo encarcelaron una y otra vez a Edgardo Zuniga y a Urbina, quienes siempre han sostenido su inocencia.- Un crimen, oficialmente resuelto, sin final claro, tan incongruente que nunca se dio con los autores intelectuales, en torno a este caso prima el rumor, la influencia del poder y la desgracia de la justicia hondureña.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. “Este fue el plan desde hace 23 años, [de] culpar a dos inocentes, a dos de los más grandes hijos que ha visto este país en sus respectivas profesiones”, reaccionó hace unas horas el locutor y artista, Edgardo Zuniga, tras conocerse la muerte de su colega de oficio y amigo entrañable, Walter Urbina, preso desde 2017 por suponerlo responsable de la muerte del periodista Aristides Soto.
El cadáver de Soto fue encontrado el 9 de octubre de 2001 en un sótano de un hotel en San Pedro Sula, norte de Honduras. Tres días antes, el 6 de octubre, Soto había estado departiendo en el bar con amigos y colegas de la corporación Televicentro. El crimen ocurrió después de que se hospedaran para la transmisión de un partido de fútbol entre Honduras y Trinidad y Tobago.
Urbina guardaba prisión en la cárcel de Támara luego de años de conflictos legales donde, junto a Zuniga, amparaba encontrar su presunta inocencia sobre el hecho que ocurrió en el año 2001 y que hasta la fecha, entre conspiraciones y especulaciones, no ha visto una resolución justa que indique lo que sucedió esa noche, ni quiénes son los autores intelectuales que ordenaron el crimen contra Soto, que a esa fecha tenía 29 años.
“Hoy murió mi hermano Walter Urbina, murió sin volver a ver la libertad, murió solo, murió víctima de injusticia. La muerte le llegó de repente, mientras él y yo esperamos la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)”, expresó sentido Zuniga a través de sus cuentas en redes sociales.
En su escrito, Zuniga criticó el sistema de justicia hondureño, catalogando todo su proceso como una “película de terror”, lamentando que ahora unas “hijas quedan sin su papá”. Según reportes de las autoridades penitenciarias, Urbina falleció producto de un paro cardiaco.
“En este momento mi mente no procesa, estoy fragmentado de dolor, descansa en paz hermano y compañero de camino, ahora te toca reunirte con tu señora madre, doña Celeste. Hasta pronto querido hermano”, concluyó Zuniga.
UN CRIMEN DUDOSO
Los hechos en torno a la muerte de Soto no están claros. A través de su cuenta X, el caricaturista Luis Chaves, conocido bajo su seudónimo “Chaveztoon”, reaccionó a la muerte del Urbina e hizo un recuento de los hechos, catalogando el momento como uno “de los episodios negros de Honduras”.
En su escrito, el caricaturista explica que según los reportes forenses que ofreció en su momento el doctor Dennis Castro Bobadilla, las conjeturas del crimen no fueron claras, lo que se prestó a múltiples especulaciones.
El antecedente señala que Soto, Zuniga y Urbina, en ese momento hospedados en un hotel de San Pedro Sula, ingirieron bebidas alcohólicas y, luego de compartir por largo rato, los tres amigos se despidieron y posteriormente, Soto apareció muerto.
“Según la policía, Walter [Urbina] y Edgardo [Zuniga] mataron a golpes a Arístides, quién sabe porqué; o lo mataron otras personas cuando iba a su habitación, quién sabe porqué. ¿Qué dijo el forense? Dijo que a Arístides le fracturaron el esternón en la golpiza, y que ese golpe sólo lo podría haber dado alguien experto en artes marciales. También dijo que cuando lanzaron el cuerpo de Arístides al vacío del ascensor, ya iba muerto”.
Las dudas inician por el hecho que tanto Zuniga como Urbina se encontraban ebrios y aparentemente no eran expertos en artes marciales, por lo que parece difícil que hayan dado un golpe de tal precisión y fuerza, señala el caricaturista; también es importante mencionar que presuntas grabaciones de Zuniga habrian documentado declaraciones polémicas de Soto, sin embargo esta información no se publicó oficialmente.
“En las pruebas de luminol se vio que a Arístides lo golpearon en un lugar, lo arrastraron hasta su habitación y después hasta el ascensor, pisos abajo. Lo cierto es que este crimen, oficialmente resuelto, seguirá cubierto por un inmenso manto de dudas, como los muchos crímenes “perfectos” que se cometen en nuestro querido país”, concluyó.
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