El hambre hace estragos en Haití, el caos se apoderó de una nación que, igual con Honduras, los imperios de manera calculada los han transformado en laboratorios de miseria para ocupar sus territorios; en esta tierra no hubo piedad, todos los días se masacró inocentes, el paramilitar o militar oficial actuó escondido, ya que el juicio del narco hondureño ha confirmado el espíritu mafioso de quienes temen una justicia fuerte y autónoma: la CICIH es emergencia.
Los idiotas que han gobernado desde su “institucionalidad”, su sociedad civil o desde eso que creen “el gran capital”, están seguros –y, a solas, se declaran culpables– que el hondureño desea que todos vayan presos por cualquier acción judicial, interior o exterior; una ventaja ha creado el criminal en el alma de Hibueras: el hambre y la ignorancia, cuando las letras y la tortilla escasean, el pueblo no piensa en libertad ni en sus enemigos, pero aún así, la gente no es pendeja, derrotó la sangrienta dictadura y su base de barras y estrellas.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. –Señor presidente, la orden de extradición que envía Estados Unidos, tiene su nombre. –Dijo al otro lado del celular un tartamudo Oliva, lugarteniente antiguo desde el Congreso Nacional. Corrían los minutos decisivos en la vida de Hernández, acusado por conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, conspiración por poseer armas de fuego de alto calibre y dispositivos destructivos para el trasiego, todos los “miquis” para un eficaz y eficiente envío de “TH”.
Al llegar a la casa de Themis, su máximo representante en el Poder Judicial lo esperaba, Argueta, casi dispuso la espalda para que el que estaba aguardando prisión, camino a New York a visitar el Juez Castel, pasara como un cuento de hadas o ciencia ficción, tenía el salón dispuesto para hacer tiktoks y cualquier otra tontería que se le ocurriera antes de partir a su duro destino. Juan vistió saco azul y corbata del mismo color, estilo “Scarface”, cruzó las manos y consumó su último abuso.


En absoluto es una coincidencia, que el ahora culpable y condenado en junio próximo, se sentara en la silla de la justicia a mentir, desde donde disparó inútilmente, el Poder Judicial, ordenado por el espíritu de la Constitución para despedazar el crimen, ser feroz contra el criminal, implacable contra quien violenta los principios de una sociedad moderna y civilizada; convertida en una taberna de tahúres, una silla mancillada por delincuentes y hasta el ultimo minuto usando los recursos del pueblo. Fue también desde ese lugar donde se ordenó la reelección que mató hondureños y años atrás, reafirmó un golpe de Estado. La casa de la Justicia está en carcoma, roída y urge un exorcismo, pero ya. ¡Eso sí! Cada año aumenta su presupuesto para magistrados con dueño privado y bajo órdenes del partido criminal que le dio empleo ¡Mentalidad chambera! ¡Santo Dios aprendan de Castel!, la justicia queda en terrible pesadilla.


Una sociedad orgullosa, convencida que su clase política y empresarial son personas que cargan la antorcha de dignidad y virtud, nunca permitiría un pulmón artificial para su Justicia, como una Comisión Internacional, que fuera de cualquier justificación es la representación física de un país que carece de instituciones de seguridad y judiciales fuertes, que le falta mucho para llamarse república, ocupa una niñera extranjera que lo organice y salve la vida del Estado, evitar que Honduras caiga en el infierno de Haití, que no está lejos y coquetea el abismo, pues este árbol se corrompió, las raíces se llenaron de pudrición y ya por sí mismo no puede volver al orden, esa maldad de quienes han creado un sistema enfermo, por generaciones, los hondureños lo hemos pagado cabal durante siglos. La MACCIH demostró la alergia que una clase gobernante tiene cuando se aplica la justicia como dice en la Constitución: “Todos somos iguales ante la ley”. Lo que hoy tenemos no es más que una mala imitación de republiqueta, retazos de Patria, muy distantes de una Nación y, de Carta Magna, solo una esencia que los criminales reforman a cada rato y nunca han respetado.- El juicio de JOH, no dejó dudas que el mayor obstáculo y enemigo de Honduras, es la élite política y el capital agrandado en el matrimonio con el crimen.


El movimiento más estúpido que los grupos gobernantes han hecho en toda la historia de la humanidad ha sido despreciar a los pueblos, creyendo tontamente que así tendrán seguro el poder de un grupo de ricos y privilegiados, a la población la condenan al hambre y la convierten en crematorio gigante, roban los recursos como bestias insaciables, usan esbirros bien pagados para que desde los medios desinformen y sus iglesias bendigan las atrocidades, el problema con esa práctica es que al final, “solo el pueblo es inmortal” y esa factura de indiferencia, asesinatos y dolor, se paga. ¿Qué llevó a El Salvador, inclinarse por el hijo de la Fortuna, Bukele? ¿A los estadounidenses votar por el idiota de Trump? ¿O a Guatemala instalar la CICIG?; es la irracionalidad del poder lo que los lleva a perderlo todo, fue ignorar la mano que pedía un pedazo de pan en un semáforo, exhibir sus riquezas en sus “revistas rosas” o en esas fiestas de gala frecuentes y extravagantes bodas de las hijas, no ver quiénes son los que les sirven el vino, para cuando despiertan hablan pendejadas desde Miami diciendo “Soñé qué…”, o algo así de lamentable. Y pasarán odiando a los libertarios de la sociedad allá en la “pequeña Honduras” de Florida.


“La justicia es mía” dicen los viejos agrios creyendo que le han comprando tiempo de vida a Dios y hasta cierto punto, han comprado la justicia en Honduras, claro que esa serpiente hasta hoy solo muerde los pies descalzos y abandonados, estos falsos becerreros de oro durante décadas financian y engordan sus candidatos, sus diputados que serán los que escogerán a sus representantes en la casa de la justicia que es más una orgía descontrolada o casa de citas de los que han pagado la cuenta, ahí la ética nunca ha llegado y la pobre espada está ciega, los grupos fácticos usando sus pichingos políticos ya días compraron el Poder Judicial.
A los idiotas que han gobernado el país ¿Creen que al hondureño le interesa que todos vayan presos? O que va a ponerse romántico al punto que si no es nuestra Corte la que funcione, no van a querer una CICIH; si 7 de cada 10 hondureños sufren bajo la línea de la miseria ¿Qué le importa sus instituciones? Ni su iglesia, ni su dios, tampoco sus miedos o éxitos; su justicia o diputados, sus empresitas de mentiritas o su patriotismo de bolsillo con sus soldaditos de lata. Nada importa, el hondureño está dispuesto a quemarlo todo para que vuelva a nacer el país, uno que sí los incluya, donde exista un derrame económico, pendejo es el que cree que la gente es pendeja.


Honduras no ha tenido justicia para los “peces gordos” y el término es amplio, he ahí la necesidad de una intervención internacional, es urgente, es emergencia de vida para Honduras o el infierno haitiano espera compañía, ¿pero quién maquina contra la CICIH y hace loby para que no venga?, una casta económica y política que siente la guillotina en el cuello si quien la deja caer no es el amiguete del partido o socio del cartel o, sino la puede comprar, como el laberinto de Kafka para el ciudadano solo son un edificio con gente ineficiente y bien pagada, donde uno llega sin saber de qué se le acusa, pero si conoce el número correcto, del amigo indicado, nada pasará.
Hoy nuestro país está en mano ajena, en aquellos que alguna vez se les dio la entrada, la oportunidad de tener un lugar al que llamar hogar, les hemos dado educación y alimento, la dignidad de poder hartarse y han devuelto el favor con maldad y ambición contra los dueños de la casa, son los codiciosos y corruptos que no pueden tener una CICIH en el país. Pero lo que ha de pasar, pasará. Y, aunque desde el sistema esos con pisto y medios de comunicación han sembrado en la ciudadanía que son un pueblo cobarde, que no es cierto, lean la historia, dirija la mirada hacia Haití, lo que ha evitado esa gran catástrofe es que pocos pueblos como el hondureño han peleado contra las injusticias, sí, el narco secuestró la república, pero nunca tuvo paz, primero “la Resistencia”, luego “los Encapuchados”, “los Indignados” y después desde 2015 las antorchas advertían el nuevo porvenir y, mucho antes, 210 días de resistencia en la calle marcaron el “apocalipsis” para azules y rojos en el crimen. Avanti.
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