Las personas ya acostumbradas apagan los automotores, se bajan y miran el cielo, otros reproducen su película o serie favorita, los niños saltan y parece día de “picnic”; hablamos de la inconclusa construcción de la carretera CA-6 que conduce hacia oriente del país, terminado el tramo de El Zamorano y sobre el desvío al caserío de Tatumbla; ahí, se ha convertido en un grosero costo económico familiar y para miles que usan esa vía; la lentitud estatal escandaliza, el abandono de la zona es tan vieja como la indiferencia de alcaldías contiguas.
La población de Tatumbla, ubicada a 18 kilómetros de Tegucigalpa, por mucho a 25 minutos en carro sin contratiempo vial, ha protestado al menos cuatro veces por la zozobra que sufre hace casi un año, la carretera desde el desvío a Tatumbla hasta la posta policial de Villa Vieja, se ha convertido en tramo de dos a tres horas para poder llegar al lugar de destino; además que los accidentes vehiculares, asaltos y discusiones formarte parte del terrible paisaje diario.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. 3:00 de la tarde, una temperatura aproximada de unos 29 grados centígrados, el sudor empaña los lentes y los ojos arden, el vaho se levanta como fuego sobre una carretera, por llamarla de alguna manera, dejada atrás, a medio terminar o que nunca termina como si fuese una maldición que tortura a quien se atreva pasar ese tramo, entre pedazos de parches, otros tramos de tierra y otros en un zigzag esquivando baches, se ha conducido desde la ciudad de Danlí, hacia Tegucigalpa, avanzando adelante del Zamorano, uno esperaría estar en unos 30 minutos, en esos 18 o 14 kilómetros restantes por la CA-6 ¡Nada más lejos de la verdad!
Pronto, como una violenta serpiente ondeando interminable asoma la infinita extensión del cuerpo, es una fila de vehículos estacionados que si condujera a 40 kilómetros por hora y la filma, llegaría hasta Tegucigalpa, llegando hasta Villa Vieja; cada conductor, tanto los de ida como de venida, deben esperar no meno de dos y hasta tres horas (el tramo de 30 minutos, yendo despacio) para poder avanzar hacia su destino; puede ser una mercancía de alto costo, un enfermo o ir a su trabajo, debe calcular ese tiempo de espera para planificar un viaje por la carretera de oriente.
Los habituados conductores, advierten cuando una comenzará el viaje entre bromas y frustración “es mejor que vean una película en Netflix” o algún consejo -Mejor apaguen el carro, el combustible está caro- el recorrido en total desde Danlí a Tegucigalpa puede ser de unas cuatro hora, como viajar hasta San Pedro Sula y más largo que un vuelo aérea de Conmayagua a Houston que tiene una duración máxima de tres horas; por otro lado, los habitantes de Tatumbla han protestado muchas veces en casi un año contra la autoridad, pues llegar a sus empleos cada mañana es ansiedad pura, casi una tarea imposible o un acto de heroísmo, además se han reportado malvivientes que aprovechando el embotellamiento en horas de la noche asaltan a los conductores.
En tanto, las instituciones del gobierno responsable de carreteras se muestran indiferente ante el malestar de la comunidad y de los ciudadanos que transitan la zona, ante el enorme costo en tiempo, gasto innecesario de combustibles, pérdida de la tranquilidad, y más.
La carretera se deterioró con los años y nadie mostró interés en el buen funcionamiento; sin embargo, ha sido el gobierno actual que con lentitud, al menos, ha mostrado interés en la reparación de la vía a oriente del país, en un programa de televisión, el secretario de la Secretaria de Infraestructura y Transporte (SIT), Octavio Pineda, aseguró que estará lista en agosto 2025, “Yo entiendo el malestar de la gente, sobre todo a la población que dice que son dos horas de tráfico”, dijo el funcionario.
La licitación de este proyecto fue adjudicada en junio 2023, con una inversión de 177,946, 563.60 lempiras, se anunció que la pavimentación será con concreto hidráulico de 23 centímetros de densidad; mientras la población sigue protestando y algunos que ya se han acostumbrados, simplemente se relajan a esperar, que se repare la calle o que pasen las dos horas. La noche cae otra vez y el infierno está camino a El Paraíso.
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