El Orlandismo, parásito dentro de la estrella, –literalmente solitaria— sabe que sí mañana llamaran a la Convención Nacionalista, rodarán cabezas y pedirán cuentas; esta vez esos vivos y mansos lobos de aldea, viejos dirigentes de pueblos serán deliberantes, muchos ya sienten la vil llanura y no están dispuestos a seguir llevando en el lomo las cargas de maldiciones, desprestigios y desastres de Juanchis, y reclaman cambios en la cúpula.
Peor se pone el panorama para el grupo de “Tommy” y pandilla, cuando los líderes de base, cuidadores del voto rural, del voto duro en el departamento, ven huyendo al presidente de los cachueros, “el retardado” (delay) y al partido convertido en bisagra de Dogu en el BOC.- Ahora, en año electoral y JOH en juicio, cuando el partido sufrirá un terremoto de alta escala, las bases piden la palabra, quieren hablar, porque las tienen con la bota en el pecho y amarradas desde la última convención en mayo de 2021.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Alharaca sobre defender la patria, amor a la gente y la lucha contra el crimen, retumba en el lugar acordado, algunos activistas aburridos cobran su porción, señoras extrañas con sombreros ridículos; cerca de la voz que dispara los mensajes, un grupo de militares regordetes chillan al ritmo del “curró, curró” y otros tantos protegiendo las entradas para que extraños no interrumpan aquel pan del saber que cae como maná del cielo. “Esta es nuestra casa, solo nosotros podemos cuidarla, amarla, respetarla y honrarla, ese es el deber de todos los que nos llamamos verdaderos hondureños… vamos a construir juntos, la Honduras que merecemos”, mientras cierra el puño y un par de empresarios vividores sonríen. Ese fue el discurso de Juan Hernández, el 27 de enero 2018, usurpando por segunda vez el poder. Hoy sentado solo en la prisión con el traje casual del lugar pensará qué ¿hoy es un día especial?
Seis años adelante –hoy, precisamente– la presidenta Castro con unas 40 mil personas que corean su nombre, vistiendo camisetas de Libertad y Refundación, celebran su segundo año de Gobierno; se reencuentran aquellos viejos amigos y los recuerdos de días mortales, los que sobrevivieron a la guerra fría de Juan y Covid, y les viene a la memoria aquel día de la reelección eran tantas las bombas lacrimógenas sobre la gente, que la colonia Kennedy era la Franja de Gaza, era guerra real con muertos reales; fue tanta la brutalidad y los asesinatos que el mandato de Juan se edificó sobre huesos, cadáveres y sangre, guiados por la implacable bota militar que hoy jura no volver hacerlo ¡Jum! Paradójico juego de abalorios unos sufren y lloran, otros celebran, mientras Ana y Roy se comen una semita y dicen pedirle a algún dios a ver si los escucha; Juan suplica una laptop, mientras el juez le levanta el debo recordándole su lugar. Ya ni siquiera puede tener una computadora, el hombre que movió ejércitos, el jefe de jefes, manipulado o no por otros, no puede tomar un lápiz, sin pedir permiso. ¡Aaaah! Vacía ilusión es el poder.
El Partido Nacional se deslumbró de poder absoluto durante 12 años, dueños de la vida y de la muerte, del bien y del mal; decidiendo el destino de los hondureños mientras en cada pueblo los que estaban firmes con el “líder” podían soñar con reelecciones, alcaldes, diputados o puestos internos en el partido, las ayudas fueron entregadas estratégicamente para fortalecer a sus cuadros –Y los demás que se ¡Jodan! –Decía algún tontito que se creyó importante. Así los resentimientos fueron creciendo y el circulo de Juan se fue cerrando, ya no solo se trataba de elecciones, sino de otros… negocios conexos, era la hora de los claros –fríos o calientes, porque a los tibios los vomitaré. –hablaba de más cuando la bebida autóctona ya había calentado el vientre gordo del señor.- Algunos nacionalistas, los que de verdad sienten la deshonra de su partido, ahora hasta bisagra de Dogu en la oposición importada, se hicieron hacia atrás y se escondieron, una mordidita a veces y también fueron cómplices silenciosos de la caída de su rey, su ultimo presidente, adonde no volverán jamás.
Los dos años posteriores a la pérdida del poder, han sido desde la ventana política, los más interesantes del Partido Nacional, pues el Orlandismo se comió la cabeza del partido, simulando un “Saturno devorando a sus hijos”, indefensa la estructura, sin voz ni voto, los principales puestos fueron abarcados por cuadros de medianía como un fugitivo David Chávez, o un Tommy que intenta negociar bajo la mesa. Es decir, ya no es un partido político que busca el poder, es una estructura estatal que busca la impunidad de los principales miembros de una banda criminal; una bancada asustada y derrotada en el Congreso, que se deja conducir por un improvisado como Nasralla, que los llamó narcos, criminales y ladrones, mientras esa misma noche se encuentra con ellos para tomarse un foto después de “Deportes TVC”.
Por eso fue objetivo clave del Orlandismo destruir el principal órgano supremo del Partido Nacional, la “Convención Ordinaria”, en el marco de la Ley y estatutos del partido, donde dirigentes y lideres rurales tenían la oportunidad de ser escuchados o al menos vistos y alineados; la imagen vieja de esos rancios nacionalistas, manchados por las estupideces de Ricardo, la corrupción de Gladys o los malos bailes de Johana es lo único que ha quedado en la imagen mental. El partido Nacional no es más que un club de gente inculta, criminal y narcotraficante. Eso no gusta aquellos señores y señoras serias que si han peleado por su bandera, que sus abuelos y bisabuelos, contaban aquellas historias de peleas a caballos, montoneros y tomas del poder. Convencionales que están leyendo esta reflexión, han sido engañados, traicionados y su partido, jamás volverá a ser Gobierno, al menos tengan la dignidad de revelarse contra quienes los destruyeron, el enemigo acampa adentro de sus tiendas, no afuera.
El parásito que se comió esa estructura sabe que sí hay una Convención Nacionalista, rodarán cabezas, serán acusados los traidores y señalados los vendidos, los soberbios serán humillados y tomarán las riendas otros que no tendrán sus delitos, perdido el escudo, a los Orlandistas, solo les quedaría la fría prisión, el descrédito o el exilio al lado del “comunista” en Nicaragua; y apropósito ayúdennos a recordar ¡¿Cuándo fue la ultima convención?!
Nacionalistas, llegó el momento de dejar de buscar los culpables de su destrucción fuera de ustedes, llegó el momento de los convencionales, de volver al origen y quizá, volver a ser una opción al pueblo hondureño, como fueron cuando Callejas, que se presentó como moderno, fresco y nuevo, mientras tanto, solo pueden lamerse las heridas y buscar la cura que en sus manos está (en todos los sentidos).
Con amor les dejamos esta asesoría gratuita. Avanti.
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