“Ha caminado por sendas peligrosas para ambiciosos, seductoras para quienes nacieron con linaje familiar sencillo, tierra fértil de dolorosos y humillados complejos infantiles; la limitación material es también origen de lastres morales y frustración existencial si no se logra cierta elevación cultural y algún vuelo ético”, describe el director de EL LIBERTADOR en la semblanza que hace años escribió del portavoz “frente a frente” de Televicentro. Un personaje que vendió el alma por lentejas, y no entrará al “Valhala” donde aguardan los 100 periodistas que dieron la vida contra el terrible golpe que Renato glorificó y sigue clamando, aunque cueste más sangre hondureña y más atraso nacional.
Sí, muy famoso y reconocido, ¿alguna vez se paseó tranquilo con algún café por el estacionamiento del “mall”?, dudamos, hoy Renato ya no ve fijo a la cámara, baja la cabeza y solo la levanta al “teleprompter”, su mímica y dramatismo ya aburrió, no impacta… Fue pesado, fue medido y fue hallado defectuoso, compulsivo mental adorador de la violencia, un psiquiatra explicaría esa conducta que conspira otra vez, la red de poder lo atrapó y no le deja salida, en la intimidad llora a Juan… no al cantante.
Escasea el pelo, el otoño está muy avanzado y hasta la papada muestra arrugas, le falta el aire después de comer y los nervios le hinchan los pies; no se extrañe de un derrame o falla cardiaca, cuando en primera plana se anuncien capturas por traición y delito electoral, “votos rurales”; el pueblo no olvida el 27/11/2017, como no olvidará jamás a los enemigos del 28 de junio 2009.
Reflexión
EL LIBERTADOR
redaccion@ellibertador.hn
Tegucigalpa. Del árbol de la ciencia, del bien y del mal, se desprende la rama seca de los crecidos en miseria, los abandonados entre polvo de aldeas botadas, villas empobrecidas y mango chorreado sobre la camisita vieja y estampada con letras en inglés, comida salteada y pocillos medio vacíos de café en bolsita, con mala nutrición desde el vientre, con poca sustancia proteínica en el útero que impide la formación correcta y saludable del cerebro en el feto y del feto; esos hijos de la tierra que en Honduras el poder real les robó la oportunidad de ser felices, lo único que les llegaba cada cuatro años era la vulgar canción del político de turno “… Pajarito pechito rojo…”, míticas historias falsas de militares, y todo en ese triste ambiente chilla al ritmo de ranchera, bolos desdentados del pueblo vomitando en la desvencijada cantina, cuchitril de terribles anécdotas de sangre y muerte entre paisanos; el niño un día creció y llegó a la universidad más por suerte que causalidad lógica, pensaríamos que sería un hombre inclinado al cambio social, sensible ante su propio sufrimiento, antisistema, portando estandarte de buenos valores, defendiendo a los jóvenes y pobres; nada más alejado de la realidad, hoy ni el maquillaje reemplaza el manifiesto desaliento de una mente enferma y afectada, se cree importante, cuando inicia el año le regalan un carro y él enloquece hasta el paroxismo entre pasiones desbordadas, luego eso tiene un alto precio, agacha la cabeza ante la orden de atacar y ataca ¿Un triste final o un final demasiado extendido?


El inexorable Chronos, avanza imparable y se nota. Los gestos histriónicos convertidos en muecas extrañas, fantasmagóricas formas deberían crear miedo en quienes lo miran, sin embargo, como el “Fantasma de Canterville”, en su intento por asustar, provocó diversión. Amante impecable del acento bélico, acostumbrado a obedecer, educado para no mirar a los ojos a quien crea superior, traumado desde niño por el reclutamiento militar forzado, creció con el alma temblorosa ante el mando militar y la bayoneta apuntando contra el estudiante, ahora se siente confundido con el retundo “condenamos el golpe de Estado del 2009… somos una nueva generación”, del Jefe del Estado Mayor Conjunto Roosevelt Hernández. Deja caer sobre el sillón, pesadamente, las cargas reales del cuerpo y, las de mayor peso, las psicológicos, de una vida sujeta a que los poderosos mandan y los débiles guardan silencio y acatan, está confundido, no entiende esas palabras, una mueca aparece y los ojos como si se le hubieran volado, casi elevando una súplica, no dice palabra. ¿Hasta dónde voló el pensamiento? ¡Aaah! La nostalgia del recuerdo, el poder de mandar, entonces, de someter por la fuerza, la violencia y la muerte. “What a Wonderful World”, suena Louis Armstrong en 1968.


–¿Qué traje usaré hoy? ¿Cristiano o moralista? ¿Adivinador o santero? ¿Empresario o militar? ¡Ay! Decisiones, decisiones; piensa el extrovertido, mientras sus allegados compañeros dudan de la estabilidad emocional y mental del presentador, su compañero que bien lo conoce, dice entre susurros: –es que pobrecito, lo he visto con dos teléfonos, una llamada del canal y la otra de Casa presidencial. Mientras hace un rictus de “ay no”; y en el clímax los amigos se encaran. –A ustedes los llaman, cuando un periodista se sale de línea del presidente (Juan Hernández), los llaman telefónicamente. –Falso, falso. –responde iracundo. Y el compañero de trabajo, solo sonríe y ríe. Empresa, empleados y Gobierno, orgia maravillosa de secretos, ascensores, misas negras y misterios. ¿Quién no perdería la cabeza así, aun con solo creer ilusoriamente que se tiene el poder?


Han sido constructores de un país que no me gusta, que incomoda ver niños pidiendo y políticos corruptos, funcionarios altaneros y brutos; empresarios que venden humo y se sienten dueños, de una población que solo entiende de placeres bajos, porque así ha sido formada, sin cultura nacional menos universal, para pensar viendo el abismo, para llorar con un poco de afecto, tanta es la represión que si hay un partido privado, frente al estadio (algunos locutores añoran el nombre de dictador), hay que estrellar una piedra contra la cara de algún muchacho en nombre de “mi equipo” y el presentador callará y cobrará su cuota; asaltados mentales de los placeres altos como en el Utilitarismo de John Stuart Mill, cosa que tampoco entienden pues siempre prefieren la bala fácil que el libro complejo, afeminados en espíritu y ramplones en el alma. Ciegos y congelados frente a un nuevo mundo de civilización, economía e ideas, no les queda más que conspirar en el agujero de ratón, en la penumbra de la maledicencia con la melancolía de un dictador frustrado mirando televisión en blanco y negro.


Ring, Ring… suena el teléfono del muchacho y del otro lado nadie contesta, Ring, Ring… suena insistente y ni un “hola” se escucha, Ring, Ring… “por favor deja tu mensaje”, la fría contestadora. La madre suplica que el niño esté bien ¿por qué se fue a una protesta? ¿Por qué lo dejó ir? –¡Es que esos son unos revoltosos! –enfurecido el presentador dice en la televisión. Mientras la nube de gas, deja un par de “tirapiedras” en el suelo ¿será el mío? –la madre se pregunta–, y el presentador en su orgasmo televisado casi aplaude la brutalidad policiaco-militar. Y si, llega un mensaje de la esposa “ahí anda tu hijo”; ¿sería tan indolente el presentador si fuera su sangre tirada en la calle?, ¿si el rostro de los desaparecidos en la plaza, antes llamada la Merced, fuera el de su criaturita?, ¿qué pensaría si la bala disparada salió desde el restaurante de comida rápida que es también de su jefe, quien prestó las instalaciones al militar francotirador?, ¿si gritara en la calle por la salud y educación pública y lo matan, cuál sería el último pensamiento? ¡Solo un imbécil puede amar la violencia! Los relajados de moral piden a un militar dar Golpe de Estado, los lisiados mentales se bañan con la sangre ajena y celebran la desgracia nacional como victoria. Inadaptados sociales. El jefe de un campo de concentración podía sentir culpa por no pasar navidad con los hijos, pero no por matar 500 niños, el concepto de semejante respecto a los propios y no los ajenos.


Ya nuestro Director, Jhonny Lagos, lo retrató “atrapado y sin salida”, donde tristemente morirá, pronosticador del tiempo equivocado: “constituyente” que no hubo; “candidatura de Zelaya” que no existió; “disolución del Congreso” que jamás ocurrió; “Micheletti es un héroe”, la historia lo ubica como un busero dictador; “Juan Orlando presidente por los votos rurales”, solamente un criminal. Estimado presentador, llegó el momento de cortar los hilos, la marioneta está cansada y no da más función, el fantasma ya no asusta y sin adaptación no hay vida nueva, ni “volviendo a nacer” como Nicodemo encontrará la deseada salvación. El aliciente, supongo, es que desde hace mucho la refrigeradora está llena, aunque el hogar esté vacío, hace mucho.
Posdata: Los estoicos antiguos decían “Memento Morí” (recuerda que debes morir), amigo, es solo un recordatorio que se debe aprovechar el momento presente. Una de las 70 reglas estoicas establece “No actúes como si fueras a vivir 10 mil años, la muerte te acecha, mientras vivas y esté en tu poder, sé bueno”. O, al menos inténtalo, simple mortal. Avanti.
VEA AQUÍ EL LIBERTADOR, EDICIÓN MENSUAL DICIEMBRE 2023
Deja un Comentario