El Gobierno Castro ha dejado crecer la serpiente de la maquinación, el veneno de inestabilidad social es creado en citas secretas aquí y afuera; ahí llegan “amigos” y enemigos de la Refundación y de Honduras; paso a paso, los ideólogos de la campaña, los invisibles, han venido engordando con mensajes torcidos a las útiles bacterias que sin réplica y sin descanso reproducen las bombas de crisis.
Con la marca indeleble de 12 años, fieles a todo plan para destruir la paz y cualquier aliento de democracia, los medios de comunicación con registro de propiedad privada, no pueden aprender Periodismo, siguen radicalizados en el desprecio al hondureño, ante la construcción de programas sociales que buscan justicia fiscal integral; un empresario de verdad, jamás se sentiría orgulloso de vivir sin pagar impuestos en una nación empobrecida y sin ciencia.
El sistema de corrupción implantado en la genética social y política hondureña, sólo imagina como ilusión el desarrollo y la modernidad que hace muuucho disfrutan naciones; la vida humana no tiene valor y la democracia nunca existió en esta tierra, pues, cuando apenas se busca “socializar” con el pueblo, son los mercaderes los que sollozan blasfemia, ejemplo da el mediocre Pedrito.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Un hombre que debe conocer la diferencia entre eficiencia y eficacia, se dispone con dedos confundidos a teclear “¿Se acabó la democracia en Honduras? ¡No lo permitamos!”, “democracia”, palabra de engaño, una creación falsa, usada para cometer los peores crímenes contra este país y su pueblo, precisamente, para que esa frase nunca exista en nuestro país; Pedro ríe nervioso cuando el amigo-periodista le pregunta por sus resultados atrayendo inversión al país, por lo que recibió sueldos, beneficios y distinciones oficiales.- No amigo Pedro, no es tema de conspiraciones, es que sos mediocre y mandadero, nada más.- Hay seres ansiosos de méritos, que no se tienen, “un rey que tiene que decir que es rey, no lo es”.
Hay momentos en la vida que se debe tomar decisiones y no se puede ser “objetivo”, Elvin Santos, saltó de la altura a la ruina de morder polvo, porque no fue capaz de renunciar a sus amistades para ubicarse del lado del pueblo, pudo ser presidente y ahora nunca lo será; Barquero, aceptó un cargo en un Gobierno que claramente tiene un corte social, cosa que no comparte, pero aceptó el puesto, cuando ese Gobierno reclamó los impuestos de los que más tienen y que nunca han pagado, tuvo que ser lo que es y renunció.- Ahora desde afuera, en el lugar donde piensa que pertenece, pretende atacar con la mentira y desinformación, ya la historia nos cuenta como terminan estos espectros vestidos de hombres.
Como moscas frente al balde de basura, hay fila de los que piensan que pueden gobernar mejor que la presidenta Castro y trasnochados hacen planes, entre sueños y visiones trastornadas se ven así mismos con la banda presidencial, como lo soñó el busero de Micheletti o el criminal de Orlando, bueno hasta el congelado de Romeo lo creyó viendo a “cabeza de ajo” en la silla golpista, justamente la “democracia” de la que hablan, es igualar al ladrón con el profesor, al mediocre con el genio, como si la inteligencia para el bien la vendiera en botes Carolina Herrera; la “democracia” de ustedes es saciarse de esos sucios deseos y bajeza espiritual, así se tenga que robar, mentir o matar; a punta de verga, como putas sea, decía “Toño, la mascota” en “Orlandia”.- Una cosa tiene razón y piden lo que no conocen “mano dura”, si la presidenta Castro fuera poco tolerante, los conspiradores no existirían. ¡Que leche la de ustedes!
En Honduras hay dos clases sociales: los centaveros y los miserables. Los primeros, con poquísima formación (algunos llegan a pencos y así ven el país como vulgares sin ninguna luz de buena educación), agringados, miedosos y fáciles para rodar por la pendiente de corrupción y del crimen contra la sociedad apoyando golpes e inestabilidad si advierten que les quitan la mina pública y el huerto de Honduras, engordados por décadas con su único cliente que es el Gobierno de la República (o sea nosotros), no permiten ni siquiera una reforma, el mínimo cambio les asusta, las momias tienen los mismos vendajes desde que nacieron, enemigos de la luz y el conocimiento, justicia o conciencia social.- Son capaces de usar sus restaurantes, para instalar francotiradores si eso les garantiza cuidar los centavos en la cuenta.
Una economía de amistad, donde competencia es una palabra sin significado, no hay modelo económico más que la amenaza y los contactos. ¡Qué lugar más triste es aquel donde el estudio y las ciencias sirven de poco!, los centaveros no se inmutan ni sienten vergüenza cuando escuchan que somos el país más triste o empobrecido, dicen con injustificable soberbia que son quienes sostienen Honduras, aunque genera más un migrante que pega ladrillos en los Estados Unidos. Somos colonia, sí es cierto, pero los culpables son ustedes, centaveros.
Para ser hombre digno se debe morir en la miseria material (eso se llama injusticia y es un mal ejemplo, porque florece el corrupto y sufre el virtuoso, eso no está matando como sociedad a los hondureños), porque los centaveros del patio recogen dinero de esta maltratada hacienda, para gastarlo en Miami; su ignorancia y miedo al cambio, les impide ver que más allá de las montañas hay otros mundos.- Por eso envían a sus aves agoreras a los planificados foros de televisión para hablar sobre un par de tenis, que si son caros o baratos ¡Vaya porquería de oposición! O donde se le dice al periodista que si manipula la verdad debe pagarlo y gritan en Twitter preguntándose: “¿Por qué tanto odio contra la prensa?”, aunque quien lo diga, con la dictadura, tiene triple salario en las instituciones públicas, hijos embajadores e hijas funcionarias. ¿Conspiran por el país o por estómago? Quizá solo sea la costumbre de “vivir mejor” (que los demás), por llamarle “líder y estadista” al asesino y jefe.
Los centaveros se unen siempre por inseguridad creada en la infancia, nunca trabajaron y todo fue fácil, por ejemplo, estar en contra de las ZEDE, no por patriotismo o soberanía, sino por el terror de conocer empresarios buitres como ellos, pero del primer mundo, sabiendo que sus ventas de churros serían meras pulperías; ¿por qué no traemos Starbucks y observamos cuánto dura el agua chirria de Espresso? O mejor aún, que el maravilloso café de Copán se convierta en franquicia, no donde el dueño sin fórmulas econométricas y en mercado cautivo, aumenta los precios según al ánimo con que se levantó ese día ¿Eso es lo bonito verdad, sin competencia, ni fiscalización del Gobierno? Pero ojo, mi amigo, eso no es capitalismo.- Busquemos el origen de todo capital en Honduras, como dice Piero “en cada historia la traición existe, nada es casual tampoco simple”, todo tiene la misma raíz: fondos públicos, mentiras y crimen contra la sociedad hondureña.
“Paguen impuestos, para poder construir hospitales, escuelas, mejorar la infraestructura del país, ya ustedes son obscenamente ricos para las condiciones de este país”, dice un muchacho que será tildado de comunista y de atentar contra la iniciativa privada, y si los dejan perfectamente puede ser exiliado y destruido su linaje para que jamás se vuelva a pensar siquiera, pensar, en decirles que paguen impuestos. Inmediatamente, los voceros inundan los medios tradicionales y hablan de cómo se van perdiendo los buenos valores y que otra vez la paja aburrida, “la democracia”, se está perdiendo que hay gente que esta siendo manipulada por “ideologías extrañas”. –Dígame señor periodista ¿cómo va hablar usted de que paguemos impuestos? ¿Puede creer lo bajo que hemos llegado?; –El periodista exhibicionista e histriónico se agarra del saco, mueve la cabeza derecha e izquierda en señal de desaprobación y entre dientes dice: “Es increíble, una barbaridad, ocupamos un héroe”. Todo cierra con un patrocinio de una empresa de la cual el “experto invitado”, es el dueño. Fin.
Seres como Pedro, Ricardo, Elvin, Salvador o Tommy, son reflejos en espejos, mandaderos sin múrmura de quienes dan las órdenes (los centaveros), eso sí, la ambición sin méritos y desmedida los vuelve despreciables y peligrosos, sobre todo porque encuentran eco en los micrófonos que ya no reciben bonos y prebendas; el verdadero enemigo está detrás de ellos, esos centaveros indispuestos con las responsabilidades tributarias, peligrosos extranjeros disfrazados de hondureños.- La presidenta Castro ha cometido el error el subestimar al adversario, no buscar el apoyo de los dos millones que le han dado el voto y por supuesto, tener un gabinete de funcionarios de verdad, capaces de ver más allá de sus intereses mezquinos y comprender el momento histórico que les tocó (conocemos honrosas excepciones).
Un empresario nacional, jamás se sentiría orgulloso (¡orgulloso, con honor!, aclaramos) de no pagar impuestos y vivir en una nación saqueada por vividores con disfraz de empresarios, atrasada y sin ciencia, buscarían incasables el desarrollo de las personas independiente de las acciones de los gobiernos; un empresario es un hombre y mujer que se preocupa por el bienestar de la población, búsquenlo, se llama: responsabilidad con la comunidad, es tendencia en las economías modernas; un empresario entiende la finitud de la vida y la inmortalidad de haber servido a los demás. Allá en el Bajo Aguan aún se lloran las vidas que fueron cegadas, por un demonio que cuando murió, ni un puchito de tierra robada se lo llevó en el cajón. Escojan ¿mulas adineradas u hombres con dignidad? ¿Eeeyy gringueros han visto cómo abundan rótulos de las empresas ofreciendo empleo y cómo marcan el paso del desarrollo en EE.UU.? La decisión está en sus manos.
Avanti
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