En 2022, el intercambio comercial entre China y Estados Unidos, fue récord: 690,600 millones de dólares, según la cadena CNN; es decir, 25 veces el total de la producción anual de Honduras o, como se conoce, Producto Interno Bruto (PIB), que en 2021 registró un valor a precios de mercado de 27,629 millones de dólares.
En la actualidad, según el Ministerio de Relaciones Exteriores, 181 países de los 194 que son reconocidos por las Naciones Unidas, han establecido relaciones diplomáticas con China; Honduras está entre los rezagados del desarrollo y apunta a sumarse a esa lista, al margen de comentarios anticuados y ataques perversos de cúpulas de poder nacional y extranjero.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Los empresarios y el Gobierno de Estados Unidos si saben aprovechar las oportunidades de negocio con el mercado más grande y sólido del mundo: China.- En 2022, la relación bilateral de comercio entre el gigante asiático y la nación del norte, cerró con cifra récord, según CNN, de 690,600 millones de dólares, que en moneda hondureña equivale en alrededor de 17 billones de lempiras, para alcanzar esa cifra a Honduras le llevaría 25 años de producción.
Y es que al analizar las cifras de la memoria anual 2021 del Banco Central de Honduras (BCH), se identifica que en un año todo el débil aparato productivo nacional apenas produjo 672,775 millones de lempiras (cerca de 28 mil millones de dólares al tipo de cambio del 31 de diciembre de 2021), éste dato corresponde al Producto Interno Bruto (PIB), que es la sumatoria total de la producción del país medida en un año.
En 2022 la producción hondureña creció un pobre 4% con relación a 2021, esto indica que el sector privado no ha respondido al modelo económico que le puso en bandeja de plata hasta el valor del Lempira.
En los últimos 30 años, con el sistema neoliberal, el Gobierno concedió a los empresarios sobre todo exportadores un conjunto de prebendas fiscales, monetarias y crediticias orientadas a la acumulación de capital, afín de que lo invirtieran en nuevas empresas, esto generaría empleos y luego vendría la felicidad del pueblo, el famoso derrame de la economía, que nunca sucedió, al contrario, hubo un extremo derrame de pobreza y miseria.- El modelo finalmente fracasó, lo admitió hasta el creador, Estados Unidos.
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En 2010, la República Popular China se convirtió en la segunda potencia económica del mundo, superada solo por Estados Unidos que arrastraba crisis financiera de 2008 y se encaminaba a ceder en el podio; para 2014, el “gigante asiático” desplazó a los norteamericanos y, desde entonces, se alterna el primer lugar con una tendencia favorable para los orientales.
Actualmente, analistas económicos de alto prestigio internacional, vaticinan que China seguirá no solo como “campeón económico”, sino que será potencia espacial y cultural para 2028, producto de su política exterior que cada año seduce a más naciones para forjar alianzas estratégicas.
Datos oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, revelan que han establecido lazos diplomáticos con 181 de los 194 países que forman parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sin contar Estados no reconocidos.
De las naciones restantes que no tienen nexos con el “gigante asiático”, la mayoría se ubican en América: Paraguay, el único de Sudamérica; los caribeños: Haití, San Cristobal y Nieves, San Vicente, Santa Lucía y las Granadinas; y en Centroamérica: Guatemala, Belice y Honduras, que aspira a salir de la reducida lista; el resto son Islas Marshall, Nauru, Palaos y Tuvalu, de Oceanía, y Ciudad del Vaticano.
Llama la atención que, ante el anuncio de la presidenta hondureña, Xiomara Castro, para establecer relaciones de amistad y comerciales con China, grupos trasnochados nacionales y sus asesores internacionales –sobre todo de EE.UU.– han reaccionado virulentos por los riesgos del “comunismo”, una anticuada campaña mediática que también evidencia el derrumbe gradual de la arcaica y antinacional “oposición” en el país.
El principal argumento en contra es que la nueva alianza traerá a los hondureños “miseria”, la que en 200 años de relación con Estados Unidos pasó de pobreza a indigencia; de Gobiernos inestables a dictaduras militares y civiles y golpes de Estado; intercambio de fusiles y ejercicios militares, pero nunca de ciencia ni tecnología.
Las relaciones entre Honduras y Estados Unidos datan desde antes de la independencia del país, pero fue hasta 1830 que oficialmente se establecieron, cuando la República Federal Centroamericana decidió mantener nexos diplomáticas con los norteamericanos.
Casi 200 años después, Honduras es una de las naciones más entristecidas, atrasadas y violentas del mundo, según informes especializados de la prestigiosa firma CID GALLUP.
El último gobernante hondureño, Juan Hernández, impuesto por fraude en 2017, con la bendición del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ahora está enjuiciado por narcotráfico de altos vuelos en la Corte Sur de New York.
Años después del cruento golpe de Estado de 2009 en Honduras, la exsecretaria de Estado, Hillary Diane Rodham Clinton, admitió riéndose que ella autorizó el derrocamiento de Manuel Zelaya y la ruptura del orden constitucional.
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