JOH: LECCIÓN DE CALAMIDAD ESPIRITUAL, CODICIA ENFERMA, PERDICIÓN Y CASTIGO

2022 deja muchas lecciones para reflexión de la clase política y económica hondureña, sobre todo.- Este año tomó el mando de la Nación Xiomara Castro, primera presidenta de Honduras; pero, con mayor connotación se recordará el arresto y extradición de un “presidente”: Juan Orlando Hernández (JOH) que, en meditación del reverendo Mario Fumero, es ejemplo vivo del inevitable castigo en quienes la ambición al dinero invade el espíritu.

Por su alta formación en psicología, filosofía y teología, Fumero plantea que un problema común en aquellos que entran a la política y aspiran a cargos públicos, es que ceden ante el afán material, “la ambición los consume y no hay mejor aliado para perder la fuerza espiritual y caer en tentación, que la ambición al dinero”.

El anterior 15 de noviembre a las 11:00 de la mañana, Juan Hernández entró vigilado por alguaciles a la Corte Sur de New York; iba con paso muy lento, cansado, la mirada vacía, el pelo totalmente blanco y con ropa de prisión. Fue la segunda audiencia ante el inmutable juez, Kevin Castel, responsable del juicio que inicia el próximo 24 de abril.- La Fiscalía tiene en su poder mil gigas de información que incrimina a Hernández como poderoso criminal y sus redes de socios en Honduras.- Luego de oír la gigantesca carga probatoria de la Fiscalía, Castel dijo sereno: “Eso es inusual y bueno”.

 

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. En el desierto, tras ser bautizado –según la Biblia– Jesús Cristo fue llevado al desierto por el Espíritu Santo, no para crecer frente a la tentación venidera, sino para identificarse con el pueblo de Jerusalén que, en ese momento, era “esclavo” de la tiranía romana y conflictos internos –sociales y espirituales–; Satanás actuó, le ofreció poder sobre toda riqueza de la tierra y el nazareno lo rechazó.

Con esta parábola bíblica, el reverendo Mario Fumero, hace hincapié en el caso del exgobernante Juan Hernández (2014-2022), extraditado en abril de este año a Estados Unidos, donde está siendo judicializado por narcotráfico y criminal peligroso, afirmando que la ambición por acumular dinero para vivir por encima del pueblo hondureño, finalmente le pudrió el alma y lo llevó a lo más bajo que puede caer un ser humano.

El líder eclesiástico, señala que la puerta del narcotráfico en la actualidad es vía fácil para ganar poder económico que, como garantía del actual sistema que rige a Honduras, garantiza el poder político “y cuando se aspira a un cargo como el de presidente, llega la tentación del dinero, y no existe un poder más grande en América Latina, para manipular la política, que la corrupción donde entra el narcotráfico”.

Fumero recalca que en la parábola de Jesús en el desierto, se hace evidencia de lo anterior en la última tentación de Satanás: “¿Qué le ofreció?, todo el terreno te daré y postrado me adoras –le dijo–, ¿qué le estaba ofreciendo?, poder”.

Reflexiona que cuando una persona busca poder político, siempre hay una tentación económica y el narcotráfico está siendo una mezcla de riqueza e influencia en la sociedad, citando el ejemplo de Pablo Escobar que en su momento ofreció pagar la deuda externa de Colombia.

Hernández esposado tras su detención en febrero pasado.

“El narcotráfico es un poder tremendo, puede comprarlo casi todo: presidentes, diputados, medios de comunicación y la consciencia, y mientras la naturaleza humana no tenga las fuerzas de luchar contra la tentación del amor al dinero, como dice San Pablo, fácilmente cualquier político puede ser seducido y atraído por ese diablo”, desglosa.

Apto, por su formación en psicología, Fumero plantea que un problema común en aquellos que entran a la política y aspiran a cargos públicos, es que ceden ante el afán material, “la ambición los consume y no hay mejor aliado para perder la fuerza espiritual y caer en tentación, que la ambición al dinero”.

Todo lo anterior, plantea una interrogante para el líder religioso: ¿Por qué buscamos el poder político?- Pues hace hincapié que cuando un funcionario, a causa de la ambición, pierde la perspectiva de necesidad de pueblos como el hondureño, se deja de cumplir la máxima, servir.

“Hay cosas que ocurren en este país que no caben en mi cabeza, el que llega al poder debe llegar para servir y no para servirse. Debemos investigar cuántos, de los que han llegado a diputados, presidentes o secretarios, han salido de pobres; entraron con origen humilde y salen enriquecidos. Esa es mi pregunta ¿por qué buscamos el poder político?”, insiste el reconocido analista espiritual y moral.

Lo anterior deja una lección a la política hondureña, Juan Hernández durante más de 30 años fue carga para los hondureños, construyó su carrera de la política en el Partido Nacional, en el ocaso de su tránsito en el Congreso Nacional el golpe de Estado de 2009 lo catapultó “al estrellato”, presidió ese poder y armó su plan a la presidencia, alcanzada con dos fraudes electorales y asaltos a la Constitución y las leyes.

Portada EL LIBERTADOR, septiembre de 2021.

De acuerdo con la investigación por narcotráfico en su contra, la conspiración “a gran escala” de los Hernández –incluido el ya condenado Tony Hernández, su hermano– contaminó toda la institucionalidad hondureña, garante para elevar índices de pobreza, violencia y otros indicadores sociales.

Desde 2003, según un informe del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), los Hernández acumularon una fortuna que comprende más de 109 bienes inmuebles, once empresas, 267 millones de lempiras en sociedades mercantiles, la mayoría de ese patrimonio captado desde 2010 y, la fortuna neta, puede ser mucho más grande, pero se sigue manejando como “secreto de Estado”.

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El reciente 15 de noviembre a las 11:00 de la mañana, Juan Hernández entró escoltado por alguaciles a la Corte del Distrito Sur de New York; iba con paso cansado, la mirada perdida, vacía, el pelo totalmente blanco y con ropa de prisión. Fue la segunda audiencia ante el inmutable juez, Kevin Castel.

Los caros abogados de Hernández solo llegaron a quejarse que su cliente se siente incómodo en el bus amarillo que de la cárcel lo transportó al tribunal. Castel –con absoluta frialdad— respondió: “ese tema no es de mí competencia”.

Algo que sí llamó la atención del duro juez neoyoquino, fue cuando la Fiscalía que lleva la acusación contra Hernández, anunció que en este diciembre producirá 3,500 piezas de material como pruebas que se conocerán en el juicio contra el exgobernante hondureño que inicia el próximo 24 de abril, entre otras, hay grabaciones, audios, correos electrónicos y testimonios.

La Fiscalía tiene en su poder un terabyte (1,000 gigas) de información que incrimina a Hernández como poderoso narcotraficante y sus redes de socios en Honduras.- Luego que Castel oyó atentamente la exposición de la Fiscalía, reaccionó de manera breve y con mucha serenidad: “Eso es inusual y bueno”.

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