Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Nadie en Honduras está a salvo de la violencia, pero para aquellos que forman parte de la diversidad sexual ésta se manifiesta hasta en espacios menos esperado. Según relata en su experiencia la defensora Claudia Salgado, quien plantea que un “un día en mi vida siempre está acompañado de temor”. Y es que además de su condición de mujer, su orientación sexual la sobrexpone a crímenes inauditos dentro de una sociedad “moderna”.
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