La “nueva Honduras”, plantea el destacado historiador Jorge Amaya, debe reconstruir la memoria patriótica a través de la reinterpretación de la historia, para educar al pueblo con base en una retórica de corte popular que transforme “fiestas cívicas” y suprima la veneración a quienes desde hace 500 años sólo han causado dolor y muerte en esta tierra.
El estudioso de la crónica hondureña, es del criterio que ese aspecto es clave para refundar Honduras e insta a cambiar el enfoque tradicional del 15 de septiembre y otras fechas como el “Día de la Raza” para crear jornadas que promuevan la cultura y exalte la memoria y pensar de los próceres.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. No puede arrancar la refundación de Honduras, si antes no se comienza a reparar la historia. Durante más de 200 años el sistema forjado a partir de los vestigios del imperio español ha romantizado y exaltado el 15 de septiembre como el día que Honduras se independizó y otras fechas como el 12 de octubre “Día de la Raza”, no obstante, al criterio del ilustre historiador, Jorge Amaya, el Gobierno de Xiomara Castro está obligado a reinterpretar la historia.
Apunta que la celebración de la cuestionable independencia, se tomó el 15 de septiembre de 2821 por una postura estrictamente oficial de quienes entonces gobernaban en esta “Hibueras”. Y es que si bien nuestra nación adquirió la emancipación de España, fue inmediata la anexión al Imperio de México y, tras la separación de éste en 1823, Honduras ha recorrido entre logros y fracasos buscando un amanecer donde el ciudadano se sienta protegido y con el goce de todos sus derechos fundamentales.
CORREGIR HISTORIA
Desde 1982 –siete periodos presidenciales– Honduras “funcionó”, estudia Amaya, pues si bien no hubo gobiernos perfectos, éstos tenían legitimidad porque se posicionaron con elecciones; no obstante, en 2009 con el golpe de Estado la sociedad se fragmentó marcando el inicio de “el otro 15 de septiembre”.
El académico detalla que hoy es complejo el escenario de reconciliación que prevé el Gobierno de Xiomara Castro, pues aunque en su toma de mando habló de inclusión, los sectores conservadores no dan tregua y es reflexivo al decir que: “La polarización sobre estos temas de las fiestas cívicas y celebraciones de la patria van a continuar”.
Ante este escenario, Amaya aboga por un proyecto de “reinterpretación de la historia”, para que exista una versión más amplia con la parte tradicional-oficial y la inclusión de corte popular, “que presente la historia y rescate el legado de estos hombres y mujeres que intentaron darnos esos ideales republicanos y de libertad”.
NUEVA FIESTA
Retoma que históricamente se celebra el 15 de septiembre porque en ese momento de la historia, quienes escribieron la crónica de país, respondían a las autoridades y por eso se centran en la efeméride de 1821 y no en el 1 de julio de 1823 cuando Honduras se independiza del imperio mexicano.
Resalta que “en este sentido las autoridades deben, de alguna manera, reformular la vieja historiografía”; además que a su criterio, la fiesta cívica debe evolucionar pues ya no tenemos el mismo contexto político que hace 100 años y si bien se puede mantener el desfile tradicional, insta a darle un enfoque más cultural.
“Pienso que se debería diversificar el montaje de eventos, por ejemplo organizando concursos en los que los jóvenes expresen admiración a los próceres a través del arte y la cultura, con eventos en las calles y en las comunidades, que sean actividades creativas que permitan modernizar la parafernalia tradicional de las fiestas cívicas”.
CUENTA PENDIENTE
En el fortalecimiento de la memoria histórica, el académico hace hincapié en que el Gobierno hondureño, al igual que el Méxicano, puede exigir a España que ofrezca una disculpa por el genocidio indígena durante el periodo colonial, pues eso sentó las bases del actual sistema antisocial.
Al tiempo, es del criterio que la misma linea se le puede demandar a Costa Rica que ofrezca perdón por el cobarde asesinato de Francisco Morazán; empero, califica que es más delicado “porque mi percepción es que los costarricenses tienen una imagen bastante sesgada y denigrante de Morazán, pero sí lo puede hacer el Gobierno o Casa Morazán, que es la institución encargada de rescatar su legado en nuestra historia”.
El ilustre cronista es reflexivo en que como sociedad estamos obligados a refundar la patria “a partir de una reformulación de las versiones oficiales de la historia” como una necesidad urgente.
Sentencia que esta es una tarea fundamental de la Secretaría de Educación, “a través de rediseño del currículo nacional básico sobre todo, del rediseño del currículo y de los contenidos”.
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