MORAZÁN, 180 AÑOS DE UN ASESINATO SIN JUSTICIA

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. Costa Rica debe pedir perdón.- Si la élite política y quienes toman las decisiones en ese país, entienden la evolución de la civilización y los derechos humanos en el siglo XXI, al menos tienen que ofrecer una explicación y un perdón a Centroamérica por el crimen de lesa humanidad contra Morazán, por cuyo progreso y unidad fue ejecutado el 15 de septiembre de 1842; se fusiló al genio y al hombre visionario que, de sobra, está demostrada su razón en el proyecto de integración del istmo, ahora más vigente que nunca.- Centroamérica desunida no pesa ni vale para las grandes potencias y sus intereses globales.- Morazán lo supo hace dos siglos.

― “Declaro: que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el comisionado Espinach, de Cartago, de salvarme la vida”, escribió en su histórico testamento horas antes de la ejecución a las 6:00 de la tarde en la plaza mayor de San José. Esa noche llovía y el odio enfermizo contra el héroe fue más allá del crimen, por orden superior el cuerpo permaneció más de dos horas sobre el lodo. Y, también sentenció con indignación: ― (…) mi muerte es un asesinato, tanto más agravante, cuanto que no se me ha juzgado y ni oído.

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