ROMEO EL SOLDADITO Y SU DEMOCRACIA DE BALA

La política es instintiva en el ser humano, pero como ciencia causa migraña a seres como Romeo, cuyo cerebro estreñido se atascó en la esquizofrenia; desde su aposento, la sangre lo persigue en pesadillas, despierta gritando que Hugo Chávez viene por él, que los comunistas se apoderaron de Honduras y, acurrucado, abraza su libro como “papel santo”, canta la de Mambrú hasta que sale el sol y suspira al fin aliviado.- Un susurro recorre la espalda del general “Romeíto, Romeíto…”.

Romeo se ve como un Quijote moderno y, de cierta forma lo es, pues ve en su mundillo de la nada el más grande de los peligros.- Invadido por la nostalgia se ciñe el viejo uniforme a punto de reventar, imagina hazañas patrióticas, más de una vez reclamó que merece honores por destartalar el país y acobardarse a última hora para perdonar la vida al presidente, en el televisor retumba que el Gobierno anuncia subsidio a los pobres y un proyecto de justicia, él reacciona encolerizado y crea la paradoja: no solo con educación Honduras saldrá de las tinieblas.

La Nación actual representa el verdadero “Sueño Americano”, pues en esta Hibueras el narco es presidente, el asesino secretario de Estado y quien no está de acuerdo es asesinado como “escoria rebelde”, mientras el país se encamina para botar parásitos que impiden el progreso, Romeo habla de un nuevo “Frente Cívico” porque teme la cárcel y el castigo, nadie le escribirá.

 

Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Marchaba el soldadito con fusil al lomo, gestos crudos de infancia dura, fatiga socada y casco ceñido que limita pensar con salud mental, hambriento militar que ataca al pobre, un sin oportunidades que vio la luz en un batallón: fábrica gris que destruye cerebros, sueños y lo peor, la independencia intelectual. Ahí va el soldadito con el pecho hinchado pues defiende la democracia, orgulloso de su labor que no entiende, pero eso le dijeron; recorren por su espaciosa cabeza los fantasmas del Comunismo ¡Buuu! ¡Llegaron los come niños! ¡Chávez anda espantando! ¡Buuu! En su imaginario, las balas que escucha en Casamata, es el Comandante “Che” Guevara que entró a la ciudad. ¡Rápido soldadito! ¡Corré soldadito! Hay que eliminar al enemigo, aunque sea solo un estudiante, aunque sea un ciudadano que pide cambio, eso es malo soldadito. ¡Boom! mató al sedicioso. Ya puede descansar el militar, afuera botas rojas, la democracia ganó.

Romeo Vásquez estrechando la mano del dictador Micheletti tras el golpe de Estado en 2009.

Era 1970 en Siguatepeque, departamento de Comayagua, en un abandonado pastizal, mientras el sudor caía sobre la frente y las callosas manos se llenaban de tierra, bajo el rigor del padre en el campo, Romeo, a los 13 años, decidió no ser campesino. Eso del trabajo honesto, forjador de carácter no era para él. Desde el alambre de púas, debajo de algún palo de guayaba, miraba extasiado los militares que llegaban al pueblo, se bajaban de los camiones con sus uniformes y armados, aquel niño sonreía entre el monte emocionado viendo el trato rudo de los cazadores de patriotas. A los 15 años cumplió su sueño, entró a la Academia Militar de Honduras, mal nombrada “General Francisco Morazán”, graduándose como subteniente y bachiller en ciencias y letras el 21 de diciembre de 1975. Muchos años después volvería ya siendo un potentado y tendría la empresa Tenedora de Inversiones Zelaya Vásquez S.A. (ZELVAS)

Romeo es una paradoja y la mejor muestra que la educación no basta para sacarnos de las tinieblas de la ignorancia, así como el dinero no hace al sabio, ni bella a la envidiosa. En las pijamadas en el cuartel, en las noches lluviosas contaban como un comunista se había convertido en un monstruo aterrador; otro decía, que en un estanco había visto un socialista tomando sangre de humano y otro que los escucho “pactando” con el uñudo. Aquel montón de niños asustados se escondían debajo de las sabanas y se decían “soy un patriota, soy un salvador de la democracia del país”, apretando las chapitas con su nombre a falta de rosario. Si un niño tiene amigos imaginarios es normal, si un adulto los tiene, se llama: esquizofrenia.

El general retirado ha participado en tres procesos electorales, fracasó en todos y, de hecho, tuvo «favores políticos» para que su «Alianza Patriótica» sobreviviera para la elección en 2017.

Romeito creció en la institución, avanzó entre sus compañeros y llegó a rectorar el máximo cargo: jefatura del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, una mañana de diciembre en 2007. Fueron años horribles para nuestro honorable general, su básica estructura psicológica fue puesta a prueba y escuchó palabras: socialismo, revolución, jóvenes al poder, libertad, igualdad de oportunidades, mujeres empoderadas, respeto a la comunidad LGBT, desarrollo, cambio… ¡Uff! Eso tuvo que ser espantoso, no podía permitir aquel cristiano hombre con pistola en la cintura semejante aberración. El 28 de junio ejerció lo que sería su logo de campaña “Dios, Patria y Familia”, a punta de balas sacó al presidente del país y destartalo lo poquito que había de “institucionalidad”, hoy dice que se le debe agradecer, pues las “ordenes” eran de matar, nunca dijo quien lo mandó, pero nosotros ya sabemos quién fue.

Bajo el ardiente sol, un ambicioso ser, de arcaico aspecto, serpenteaba la banda presidencial ¡se cumplía la isla de la fantasía! Micheletti y sus huestes gobernarían bajo sangre, pistola y violencia. Nuestro Romeo ya estaba lejos de aquel niño en el montarral, agachaba la cabeza, mientras el dictador con las fuerzas que tenía, le sostenía el brazo. Pensaríamos que el “chafa” sintió pena o vergüenza, pero no, años después sabríamos lo que rumiaba realmente “lo que sí me arrepiento es haberles devuelto el poder a esos pende… irresponsables, que lo que hicieron fue hundir más el país. Me enardece saber de qué estábamos en una posibilidad de sacar al país adelante”. En 2009 fue su fiesta, soltó la democracia a las calles y con garrotes, fusiles y tanquetas; golpearon, desaparecieron, violaron y asesinaron “comunistas”. ¡Un sueño fantástico hecho realidad!

Gráfica de protesta contra el golpe de Estado en 2009.

Honduras es un país maravilloso, es el verdadero sueño “americano”, aquí los peores criminales pueden ser secretarios de Estado, recibir fondos públicos y ¡aspirar a ser presidentes y lograrlo! “America the land of opportunity” para los agringados. Porfirio Lobo Sosa, llevó al general golpista como máxima autoridad en la empresa estatal Hondutel ¿qué podía hacer un chafa ahí? ¡Pues convertirlo en un batallón! Fue más como el obsequio por su hazaña, una caja chica que despedazar, así como los políticos nombran a sus hijos, amigos, amantes, para “aprender” en las instituciones públicas.

Nuestro general demócrata y patriótico es un dictador en su casa. Durante los tres periodos de elecciones que ha participado 2013, 2017 y 2021 siempre ha sido él, la única figura presidencial ¿qué pasa mi comandante? Dele la oportunidad a otro, ya eso es monarquía. Los resultados, pues… por lo menos tiene más votos que el PAC de Marlen Alvarenga, en los tres procesos donde Romeito ha participado se mantiene en la media de representar el 0.20 por ciento del electorado nacional, en otras palabras, unas 6 mil personas en todo el país creen que podría ser presidente. ¡Qué cosas! Aunque no tiene ni el 1% de apoyo él cree en su sueño mesiánico de liberarnos del mal que no existe, hay 6 mil personas que creen en él.

Aquel cerebro duro que ha perdido la elasticidad propia de la juventud mental, se queda viendo el televisor y escucha un educado francés hablando sobre “educar a la población, para que no sea engañada por los grupos de poder”, inmediatamente Romeito siente que ese es un socialista, que hay que dispararle una bomba lacrimógena y sacarlo del país, para preservar la democracia, el patriotismo y el amor a Dios. Romeito no puede ver que más allá de nuestras montañas hay otros mundos, donde la gente es civilizada y se habla de las ciencias y el progreso, que los jóvenes pueden protestar y tener libre culto o no tenerlo.

Una hondureña siendo ahogada en gas lacrimogeno por protestar contra la ilegal reelección de Juan Hernández y fraude electoral en 2017.

Este Sancho con ínfulas de Quijote, aparece en una caverna noticiosa, junto a su lugar-teniente (que se nota es el que piensa), de esos atrapados en la Guerra Fría que recuerdan orgullosos sus actos en el 3-16 y la Asociación para el Progreso de Honduras (Aproh), donde sus amos eran Miguel Facussé y otros, pues detrás de cada militar sanguinario, hay un empresario enfermo. Pero hoy les toca jugar a la democracia y se invitan esas instituciones que usan para sus fechorías, téngale miedo cuando escuche nombres como “Frente Cívico”, nada bueno nace de ahí.

“Honduras es nuestro hogar y tenemos que defenderlo de los todopoderosos, que miran al país como un botín o como hacienda donde los amigos siguen saqueando”, Romeo, estamos absolutamente de acuerdo con vos, por extraño y loco que suene. ¿Qué tal si hacemos una auditoria de aquellos millones perdidos? Digo, para que vayamos recuperando la democracia.

Soldadito, ¿qué camino recorres? ¿Qué sueños y ambiciones viajan en esa perniciosa cabecilla? Soldadito cuidado debajo de la cama que los asesinados no mueren y las mentiras regresan. General, si llega a la cárcel ¿tiene quien le escriba?

Posdata: Le tuviste miedo a la mordida del perro, ¿qué tal esta “espada” de EL LIBERTADOR?

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