La sensibilidad y el compromiso social de la periodista Dolores Valenzuela, “Lolita”, le han hecho merecedora de una reconocida labor social, que ha forjado durante una vida impregnada de reconocimientos y victorias, hoy dijo adiós a este plano terrenal y asciende como patriota de la “causa verde”, todavía hacen eco sus gritos en defensa de “La Tigra”, lucha que promovió a través de EL LIBERTADOR y marcha en las calles.
En 2019, “Lolita” hizo una pausa breve en su lucha contra el ambicioso proyecto habitacional “Bosques de Santa María” para contar su historia a este periódico, donde destacó que 32 años una prolífica experiencia en medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, le autorizaron para concluir que “el verdadero periodista se forma en la redacción”.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Desde que tuvo uso de razón supo que entregaría sus mejores esfuerzos al servicio social, pues desde muy pequeña comenzó a nacer en ella una sensible conciencia por el medio ambiente, causa que ha defendido, hasta el último de sus días, desde la trinchera del periodismo.
Así era la batalladora ambientalista y periodista, Dolores Valenzuela, “Lolita”, quien falleció este viernes, dejando luto y dolor, pero también una huella imborrable en la sociedad hondureña que la reconoció como patriota.
En 2019, para contar su historia a EL LIBERTADOR, “Lolita” pausó la lucha contra el ambicioso proyecto habitacional “Bosques de Santa María” que, según la investigación que ejecutó junto a este rotativo, ponía en peligro el ecosistema y escudo de defensa del “pulmón de la capital”, el Parque Nacional “La Tigra”, así como los muncipios de Santa Lucía, Valle de Ángeles y San Juancito.


En aquella ocasión, “Lolita”, como cariñosamente le llaman sus amigos, contó que su infancia transcurrió en la aldea El Marañón, del laborioso municipio de Villanueva, Cortés. Como la mayoría de las niñas de entonces recuerda haber saturado su espíritu aventurero “jugando a las escondidas, corriendo en bicicleta o saltando la cuerda. Era sano, uno podía estar afuera de la casa con tranquilidad”. Pero la alegría no fue lo único que conoció, pues también aprendió durante su infancia el valor del trabajo como asistente de su madre con quien vendía sopa de mondongo y hacia tortillas de harina.
PROTECTORA DE ANIMALES
Con el correr de los años fue acuñando en su haber un amor por la naturaleza y los animales, entonces encontró su pasión por el ecologismo. Atendía y daba cuidado “a los animalitos que curaba cuando estaban enfermos”. De hecho, en una ocasión salvó la vida a un pollito, al que crio y no permitió que una vez grande su familia “lo hiciera sopa”. Tiempo después vino el colegio. Con ayuda de su madre consiguió una beca que le permitió cursar cuatro años de estudio en la Escuela Rural de Señoritas Villa Humada de Danlí.
Pero debido a que posteriormente su progenitora decidió radicarse en
Tegucigalpa de manera definitiva, ella tuvo que pedir un traslado a la ciudad para culminar sus estudios en la Normal de Señoritas de Comayagüela. “Agradezco a mi madre porque a pesar de ser una persona casi analfabeta se preocupó porque mis dos hermanos y yo estudiáramos”, expresó entre nostalgias.
VOCACIÓN PERIODÍSTICA
Egresó como docente, pero sólo ejerció durante tres años, ya que descubrió que esa profesión exigía de una paciencia que ella no tenía. Es más, recuerda que en una ocasión perdió los estribos con un niño que le falto el respeto, desistió. “Lolita” dijo a este periódico que la proyección de sus ideas ambientalistas en un espacio escolar era limitada.
Ajustó las velas, reflexionó y pensó en una carrera que le permitiera ayudar a los más necesitados. Fue entonces que optó por matricularse en la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en 1976. Una vez egresada supo que había elegido acertadamente, porque encontró “muchas satisfacciones en el sentido de ayudar a las personas”.
NOTAS DEL ALMA
Su primer trabajo como comunicadora fue en la Secretaria de Prensa del Gobierno liberal de Roberto Suazo Córdova. “Ahí comenzamos un buen grupo de periodistas que ahora son muy destacados compañeros, fue como la escuelita donde iniciamos a trabajar”, reconoció con satisfacción. Con el cambio de administración, saltó a la producción audiovisual trabajó en el Noticiero Hoy Mismo. Posteriormente pasó a enlistarse las filas de diario El Heraldo.
De esos años guarda en su corazón un reportaje sobre una niña con leucemia, en el escrito de “Lolita”, la enferma relata que fue visitada por un hombre joven con barba que vestía de blanco, quien se acercó y le dijo que ella le daría un regalo a su madre.


La sorpresa fue que los doctores dijeron que la niña estaba completamente sana. El regalo había llegado. Desde entonces, Lolita guardó aquella historia con aprecio.
Y también llevó presente en su alma la cobertura sobre una huelga minera en el “Mochito”, Santa Bárbara, siendo felicitada por la ética y responsabilidad social plasmada en aquel acontecimiento.
AGRADECIDA
Tiempo después, empezó a trabajar en la cadena Vica TV, a cuya directora Rosana Guevara dijo nunca olvidar, porque de todos sus jefes “fue la única de todos los directores que tuve que me acompañó con la lucha ambiental, siempre la reconoceré”.


Además, gracias a Rosana pudo encontrar una oportunidad en un programa de becas centroamericano para aprender sobre producción audiovisual en la Universidad Internacional de Florida. Por aquellos tiempos también escribió en la revista “Pulso” que se producía en Miami, allí trabajó en reportajes de fondo, entre tantos, comentó haber hecho uno sobre un colega no vidente que causó una gran conmoción entre sus lectores.
Por 15 años pasó por importantes medios radiales, como Radio América, Radio Cadena Voces, Radio Cadena de Noticias, Radio Comayagüela. Debido al periodismo crítico que ejercía, algunos de los directores cerraron sus programas.
RECONOCIMIENTOS
Dentro de las luchas ambientales, Dolores también acumuló un repertorio de vivencias. De las gestas que más le marcaron, recordó la lucha en la minera del Valle de Siria. Igualmente el haber extendido su solidaridad a los pobladores del municipio de la Unión, Copan que enfrentaban un conflicto minero (ya histórico).
Peleó de frente contra empresas de la madera y ese valeroso combate por el ambiente le hizo merecedora de 15 reconocimientos, todos otorgados por organizaciones ambientalistas, sectores populares y personalidades íntegras.
“Tengo reconocimientos de la mejor fiscal, Clarisa Vega, cuando fue Fiscal del Ambiente, de patronatos y de sindicatos que luchan por el pueblo”. Tras más de siete décadas llena de vida, “Lolita” siempre anheló “un país donde impere la justicia con un pueblo con trabajo, educación y salud digna”, Honduras camina por esa senda, descanse ahora “Lolita”.
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