Antes de dejar el poder, el presidente de Honduras concede a EL PAÍS unaAntes de dejar el poder, el presidente de Honduras concede a EL PAÍS una de sus últimas entrevistas y revela que irá al Parlamento Centroamericano, lo que prolongaría su inmunidad en caso de petición de extradición. de sus últimas entrevistas y revela que irá al Parlamento Centroamericano, lo que prolongaría su inmunidad en caso de petición de extradición.
*/ Jacobo García
México – 22 dic 2021 – 20:50 CST
Tras la derrota por casi 15 puntos del conservador Partido Nacional en las elecciones presidenciales, Honduras cambiará de rumbo el próximo 27 de enero con la llegada de Xiomara Castro al poder. El presidente Juan Orlando Hernández, de 51 años, dejará el cargo tras una convulsa gestión de ocho años marcada por su polémica reelección, el fenómeno de las caravanas de migrantes, el fin de la ayuda internacional en la lucha contra la corrupción y la condena contra su hermano, Tony Hernández, a cadena perpetua por meter toneladas de cocaína en Estados Unidos. Una condena, tras un juicio en una corte de Nueva York, en el que el nombre del actual presidente de Honduras salió a relucir en más de cien ocasiones por complicidad con el cartel de los Cachiros. A este rosario de problemas que rodearon su gestión se suma la llegada de dos tormentas tropicales que destruyeron una buena parte del sector productivo del país.
Mientras el fantasma de la extradición sobrevuela la recta final de su mandato, el dirigente conservador se defiende insistiendo en que paga las consecuencias de haber extraditado a 27 capos y de su lucha contra el narcotráfico que, asegura, ha reducido un 90% el paso de drogas hacia Estados Unidos y los homicidios un 60%, lo que ha permitido a Honduras dejar de ser el país más violento del mundo. En una de las pocas entrevistas concedidas antes de dejar el cargo, Hernández revela a EL PAÍS en una conversación vía Zoom que un minuto después del traspaso de poder se integrará en el Parlamento Centroamericano, lo que le garantiza la inmunidad diplomática en caso de que la justicia estadounidense lo reclame.
Pregunta. Termina su mandato con uno de los índices de aprobación más bajos del continente. ¿A qué cree que se debe?
Respuesta. Cuando veo los números, comparados con la región, estamos en el punto medio y a veces un poco más arriba. Todos los gobiernos que han enfrentado la pandemia se han visto afectados y a eso se añade las tormentas tropicales que suponen grandes desafíos y la gente está con un humor muy delicado. No sé qué números ha visto usted, pero las encuestas que he visto yo, a pesar de que vamos de salida, estamos en la media o arriba.
P. ¿Qué encuestas?
R. Hay una encuesta mexicana y otras también colombianas, chilenas. Qué bueno que pueda revisarlas.
P. ¿Teme que Estados Unidos pida su extradición?
R. He hablado extensamente sobre el tema, pero le resumo tres cosas. Nadie que estuviera ligado al crimen organizado se atrevería a aprobar, como yo hice, la extradición, una ley de incautación de bienes ilícitos o emprender una depuración de la Policía Nacional que hasta mi llegada estaba en manos de narcotraficantes. Son tres procesos que se apoyan en otras instituciones como la Fiscalía, el Congreso y el Poder Judicial. Le digo esto porque es obvio que habría consecuencias de parte de capos que lo han perdido todo. Este tema quedó resuelto en los tribunales de Nueva York por un hecho interesante: la DEA aportó grabaciones secretas de los mismos capos en las que se escucha decir que no se puede llegar a acuerdos con Juan Orlando Hernández. Esas evidencias destruyen totalmente lo que se ha dicho en el juicio. Entonces, asunto resuelto.
P. Cuesta creer que usted no supiera nada de lo que hacía su hermano.
R. Los mismos capos que se extraditaron, que huyeron o se entregaron por las presiones que nosotros estábamos haciendo, son los que están diciendo eso. Va a ser interesante ver el efecto de esa grabación secreta de la DEA porque va a provocar algo muy fuerte.
P. ¿Fuerte? ¿Más nombres?
R. No, quiero decir que los mismos capos en esas grabaciones admiten que no podían ni tan siquiera acercarse a mí, y menos llegar a acuerdos conmigo. Sería bueno que leyera y revisara esos expedientes y se dará cuenta de lo poderosos que son.
P. En el juicio contra su hermano fue citado 104 veces por los narcotraficantes. Conociendo a la justicia estadounidense, ¿está usted tranquilo?
R. El Departamento de Justicia de Estados Unidos, cuando iniciaron las deportaciones, agradecía cada una con una frase “al presidente Juan Orlando Hernández, porque sin él no hubiera sido posible la extradición”. En la época de Obama, congresistas y senadores agradecieron todo lo que esta Administración había hecho en la lucha contra el narcotráfico y el Comando Sur ha estado aquí trabajando con nosotros y diciendo que Honduras es un socio confiable y admirable. Es la misma idea repetida por todas las agencias, que están trabajando en Honduras, incluido el Departamento de Estado.
P. Si entiendo bien, su tranquilidad radica en unas conversaciones secretas que dice usted que la DEA tiene…
R. Las grabaciones secretas de la DEA son tan contundentes que revelan que los delincuentes allá [en Nueva York] están cayendo en perjurio con tal de lograr que le reduzcan las penas, que les regresen bienes o que protejan a su familia. Y también, de paso, es una venganza. Es bien simple.
P. Le pregunto de nuevo, ¿nunca supo de lo que estaba haciendo su hermano?
R. Mire, a mí me parece realmente sorprendente lo que dijeron todos estos tipos. Y para muchos hondureños, igual. Le repito, esperemos el efecto de esas grabaciones de la DEA.
P. ¿A qué se dedicará a partir de ahora?
R. Por ley, a cada presidente de Centroamérica le toca formar parte del Parlamento Centroamericano cuando termina su gestión. Eso es lo que está planteado y desde ahí vamos a contribuir a la integración centroamericana. Quiero aprovechar mi presencia aquí para lograr ampliar la unión aduanera con Guatemala, que ha tenido un tremendo impacto en el PIB de Honduras y Guatemala. Hay toda una agenda interesante y productiva que le va a hacer bien a Centroamérica.
P. ¿No es eso prolongar su inmunidad en caso de que lo reclame Estados Unidos?
R. Todos los presidentes de Centroamérica, por tratado, al terminar su mandato, se incorporan al Parlamento. No es un tema que yo esté buscando. Eso es así, oiga.
P. A la vista del desgaste, ¿piensa que fue una buena decisión forzar su reelección en 2017 y las turbias elecciones de después?
R. La reelección en Honduras a nivel de diputados y alcaldes ha sido habitual. Hay alcaldes que han sido reelectos seis veces, y en países como Alemania y otros europeos es una constante. Siempre dijimos que al darse este proceso sería el pueblo el que decidiría en una votación. Se dijo también que había fraude, pero cuando se revisaron y volvieron a contar uno a uno los votos ante los observadores y los medios de comunicación, resulta que ganamos. Por eso se terminó ese debate y ya la oposición ni lo menciona.
P. Compararse con Alemania parece un poco forzado, en Honduras fue estrangular las leyes y las instituciones.
R. Fíjense que tuvimos relativa calma después del proceso electoral…
P. 22 muertos…
R. Yo diría que por falta de información fluida. Después, comparado con la región, no se han vuelto a ver los problemas de Chile, Colombia o Estados Unidos. No tendríamos estos resultados sociales, económicos y políticos si no hubiera relativa calma. También hay algo importante, ha existido una propaganda sistemática de ataque a nuestro Gobierno y a nuestro partido. Tres meses después de la reelección, me reuní con la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, que juegan un papel importante en las elecciones, y les dije que no habría más reelecciones, pero la oposición dijo que iría a por un tercer periodo. Después, en la elección, dijeron que quitaría al candidato de mi partido para ponerme yo. Luego que si perdía el Partido Nacional habría una crisis y más adelante que habría un golpe de Estado, cosa que tampoco sucedió. Quiero decir que siempre hubo una campaña de desinformación, pero ahora vivimos una situación de paz y tranquilidad donde la democracia es la regla.
P. Me vende como un éxito suyo que gane la legalidad.
R. Le estoy haciendo un recuento de toda una serie de eventos de desinformación que es producto de una campaña de propaganda que montaron desde hace mucho tiempo.
P. Pero le preguntaba por la reelección. ¿No fue eso llevar al país al límite y tensar la vida política?
R. Mi planteamiento fue que el Congreso regulara la reelección y mandamos dos proyectos para ello, pero la oposición no quiso. Ahí están los documentos. Creemos que debe reglamentarse la reelección como en otros países del mundo con un sistema presidencialista, donde la regla es la reelección y la excepción es que no exista. Si no hubiéramos hecho un buen Gobierno no hubiéramos sido reelectos.
P. Las caravanas de migrantes comienzan con usted y han sido una constante en su Gobierno. ¿Cree que tiene alguna responsabilidad?
R. Honduras siempre ha tenido un flujo migratorio propio hacia Estados Unidos. Hay familias ya instaladas que buscan a sus hijos y hermanos, y cuando las reglas en el tema migratorio en Estados Unidos se relajan, el flujo es mayor. Pero hay otro componente y es el de los extranjeros pasando por Honduras: haitianos, cubanos, sudamericanos, africanos, que pasan por Colombia y el Darién. También vimos un incremento fuerte después de las dos tormentas tropicales, Eta e Iota, que afectaron al Valle de Sula, de gran producción industrial. Cuando llegamos en 2014, uno de los principales motivos de la emigración era la inseguridad, y redujimos el paso de la droga por Honduras en un 95%, y los homicidios, en un 60%, para dejar de ser el triste título del país más violento del mundo, y en un 90% la tasa de secuestros y la extorsión. Pero obviamente la pandemia y las tormentas han producido una crisis económica de la que nos estamos recuperando. Más bien mucha gente está regresando de Estados Unidos a Honduras.
P. No me diga que las caravanas son culpa de una relajación en las medidas migratorias de Estados Unidos o de los haitianos que pasan por su país. El grueso de las caravanas están compuestas por hondureños.
R. Primero, el ser humano tiene derecho a migrar. Y, segundo, y no menos importante, la reunificación familiar. Si hay una madre en Estados Unidos y quiere traer a sus hijos y no puede por razones legales, lo va a hacer de cualquier forma. Yo no estoy diciendo que esos son todos los casos, ni desconozco que hay causas, pero le doy todo el contexto porque cuando baja el número de migrantes tiene mucho que ver con las políticas que Estados Unidos implementa. Las caravanas son recientes, pero el fenómeno de la migración tiene 50 años. Además, está comprobado que en las caravanas hay un componente de crimen organizado.
P. La corrupción sigue siendo un problema en Honduras, ¿por qué no permitir que siguiera el trabajo de la Comisión contra la corrupción de la OEA (Maccih)?
R. Nosotros trajimos la Maccih y fue mi Gobierno quien se lo pidió a la OEA, con quien firmamos un convenio por cuatro años. Ese convenio fue revisado por la Corte Suprema que dijo que iba en contra de los principios constitucionales del país y después el Congreso dio por terminado el acuerdo al finalizar los cuatro años. Fue el Congreso el que dijo que no había condiciones para una ampliación, pero no es que nosotros interrumpiéramos la presencia de la Maccih. Tampoco la OEA decidió continuar.
P. ¿La decisión no tiene que ver con las acusaciones contra diputados de su partido o la corrupción en su Gobierno?
R. Todos los países son muy celosos de su soberanía y sus instituciones, y en los últimos ocho años se han judicializado como nunca casos de corrupción. Antes eran impensables sentencias a 10 años de prisión, pero nosotros impulsamos la lucha anticorrupción. Montamos un sistema de transparencia con organismos internacionales y los pasos que ha dado Honduras no los ha dado cualquier país. Ahora es normal que se investigue, se judicialice y, a veces, haya sentencias. En el caso de la Maccih también hubo críticas por la instrumentalización de la justicia y su sesgo ideológico. Hubo un conflicto interno dentro de la Maccih y entre ellos se sacaron videos y grabaciones acusándose mutuamente. Eso fue público. Le aseguro que Honduras tiene un sistema de justicia fuerte que antes no tenía.
P. Su viaje a Nicaragua poco antes de las elecciones transmite la sensación de que buscaba un lugar seguro para escapar en caso de que Estados Unidos pida su extradición.
R. Ya le expliqué que con esas grabaciones secretas de la DEA en una corte de Nueva York, ese tema está resuelto. El viaje a Nicaragua para resolver los problemas limítrofes en el golfo de Fonseca no solamente es un trabajo personal sino también de la Cancillería y las Fuerzas Armadas. Logramos un tratado que esperábamos desde hace décadas porque todos los días se vivía una situación tensa. Nuestro trabajo ha sido consistente con Nicaragua y el anterior Gobierno de El Salvador. Afortunadamente, ya lo logramos con Nicaragua, pero hay gente que quiere ver el vaso medio lleno y otros medio vacío.
P. ¿Qué rumbo cree que tomará Honduras con la victoria de Xiomara Castro?
R. Ellos sabrán. El presidente Zelaya y su esposa, la presidenta electa Xiomara Castro, ya estuvieron en un Gobierno anterior. Creo que eso da un aprendizaje muy importante. En este momento están enfocados en planteamientos de reactivación económica, con los vecinos de la región e incluyendo a sectores de la sociedad. Hasta ahora, yo diría que son muy buenos mensajes. Creo que el empleo es el mayor desafío después de la pandemia, pero cuentan con una base económica con mucho potencial. Cerraremos el periodo con un crecimiento superior al 10% y eso es un impulso para el próximo Gobierno.
Sin embargo, ahora hay un dilema. En campaña, el partido que ganó planteó que iba a romper con Taiwán y abrir las relaciones con China y habrá que ver qué pasa con eso. Recientemente, Nicaragua también rompió con Taiwán y para nadie es desconocido el debate comercial y geopolítico entre China y Estados Unidos. Ese es un factor que marcará mucho los próximos años. Por el momento, el nuevo Gobierno ha dado a entender que seguirá con Taiwán, pero este será un asunto clave.
P. ¿Teme tentaciones populistas del nuevo Gobierno?
R. Uno esperaría que no. En estos ocho años hemos demostrado que manejando bien la macroeconomía ahora tenemos una calificación de riesgo-país estable, la mejor de la historia. Eso nos ha permitido atender a los sectores productivos que más empleo generan, como turismo, vivienda, infraestructura o agricultura. Dentro de unos años, usted podrá ver en Honduras muchos valles al estilo de Almería [España] en cuanto a la producción agrícola de última generación. Esto demuestra que no es necesario ser populista y derrochar. Y además tenemos un programa social muy robusto, muy prestigiado, diría yo, por las relaciones con otros entes internacionales. Las lecciones aprendidas en estos ocho años no dan mucho espacio para el populismo.
P. Le hago esta pregunta porque en campaña, su partido también decía que con Xiomara Castro venía el comunismo, Cuba, Venezuela…
R. Habría que esperar. Para nadie es desconocido la relación muy cercana que hay entre la candidata electa, el régimen de Nicolás Maduro y el Foro de São Paulo. En lo que estamos viendo hasta ahora yo diría que no, pero los antecedentes están ahí.
P. El otro día Manuel Zelaya me dijo lo contrario. Usted me pinta una economía estable pero el nuevo Gobierno dice que recibe un país quebrado.
R. Nunca como ahora Honduras tuvo una calificación riesgo-país tan estable, la mejor de la historia. Y no lo dice únicamente el Banco Central de Honduras, lo dice Standard&Poor’s, Moody’s o el Fondo Monetario Internacional. El trabajo de estos últimos ocho años hace que ahora los bancos multilaterales compitan por darle préstamos a Honduras en condiciones nunca vistas. Antes, los intereses para un préstamo a una persona o una empresa eran de entre el 30% y el 36%, ahora es de un 12%. Es un indicador de la solidez de la economía. Dejamos una economía con crecimiento más alto de los últimos 15 años.
P. ¿Le preocupa El Salvador y el aumento de su Ejército?
R. El Salvador siempre ha tenido su aspiración de salir al océano Atlántico. Antes fue la famosa guerra del fútbol en 1969 y al final salió a relucir la verdad y es que un grupo de salvadoreños quería tener un espacio que le permitiera salir al Atlántico. Claro que me preocupa cuando hablan de duplicar las Fuerzas Armadas de El Salvador a 40.000 soldados y una policía de 32.000 efectivos en una población de seis millones de habitantes. El territorio de El Salvador es una quinta parte del de Honduras y nosotros tenemos una policía y unas Fuerzas Armadas de 20.000 efectivos. Hay preocupación en nuestras Fuerzas Armadas cuando hablan de adquirir obuses y aviones de guerra que obviamente no son para luchar contra pandillas o crimen organizado.
P. Honduras es uno de los países más afectados por el cambio climático ¿cree que el mundo es indiferente hacia las consecuencias que esto tiene en Honduras?
R. No quiero decirle que hay incomprensión, pero cuando estuve en Glasgow (durante la reunión de la COP) escuchando a los líderes europeos tuve que decirles: “Miren, ustedes están preocupados por lo que les pasará mañana o cómo vivirán sus nietos, pero nosotros ya lo estamos sufriendo desde hace 25 años”. Somos uno de los países que menos incidimos en el cambio climático en el mundo, pero de los más afectados. En el huracán Mitch de 1998 murieron 10.000 personas y otras 11.000 más están desaparecidas, y el año pasado [hemos tenido] dos huracanes. Tenemos comunidades en el golfo de Fonseca que deben moverse cada año porque el mar destruye casas y pueblos.
*/ Jacobo García, es periodista en México, Centroamérica y Caribe. Fue corresponsal de El Mundo y Associated Press en Colombia antes de llegar a EL PAÍS. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Finalista True Story Award 20/21 y colaborador en varios libros colectivos sobre periodismo y América Latina.
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