Entre los ciudadanos que huían de los Talibanes, también estaban los “Pandoros”, los “Hermes”, los que se creían malos y todo se las pelaba, los eunucos que regalaban contratos a narcos y amigos “empresarios”, ¡aaah! ¡Ahora sí se acuerdan de los derechos humanos de niños y mujeres y de todos!, por años dejaron que el “Águila” contara los votos rurales e impusiera la corrupción como régimen y presidentes fantoches fabricantes de “hoyos de mierda”.
¿Es Honduras o Afganistán?, el modelo es el mismo, las barras y estrellas han destruido éstos países igual que Haití, Libia o Iraq, dan cariñito por todos lados: juegan con militares, crean esa paja de “fuerzas de tarea”, apoyan causas “justas” y pelos pintados; fruncen el ceño cuando escuchan a los pueblos hablar de bienestar social colectivo y derechos autodeterminados. Todo el que teniendo el poder pierde el horizonte del bienestar común, abre los cimientos de lo que será su propia tumba.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Huye el viejo corrupto, asesino y cobarde, llena cuatro vehículos con bolsas de dinero, un helicóptero espera al lépero y le advierte –Si quiere que despeguemos, debe dejar algunas maletas de billetes, el peso es demasiado– con dolor, el adicto miserable y depravado hombre suelta el tesoro apreciado que siempre ha robado a su triste nación, engañada con “en vías de desarrollo”… allá queda su pueblo al que en viejas constituciones juró defender, lo abandona sin empachos.
¿Hablamos de Honduras o Afganistán? Hay líneas que son difíciles de diferenciar. Ashraf Ghani, sabía lo que le esperaría en las fauces de los lobos del desierto, que nadie en las altas esferas del poder afgano creía llegarían a Kabul, menos con los US Marines, Navy SEALs y sus bases (todos salieron corriendo); siempre pasa, hoy nadie imagina que eso pasará en Tegucigalpa, y pasará.
Ese amiguito pernicioso, ese “buen vecino” y maldito que tenemos en común, “Tío Sam” o Estados Unidos, exportando su “democracia” a todos los pueblos del mundo que puede, ha hecho mucho daño, queriendo enseñarnos su cultura McDonald’s y papitas fritas, porque todos los demás somos indios pendejos. Llegó y dijo ser aliado de los ciudadanos, en nombre de la imaginaria democracia que la gente repite sin estudiar el origen de la palabra y una libertad tan lejana como la sucia estatua que sostiene la llama apagada.
¿Qué hizo “el chele”? Pues impuso a sus peleles mediocres, muñequitos que se hacen llamar presidentes, un atajo de ladrones, lo único que en realidad son; después de eso, entregó mucho dinero de sus oenegés y, obviamente, dejando que las fracciones se las robe un grupito “especial”, así para poder instalar el sistema de corrupción; finalmente el hacer “ejercicios conjuntos”, “fuerzas de tarea”, le dicen a esa paja, con los ya puerquitos militares –igualitos en todos lados– para que también les sirvan a ellos. Pero ¿hablamos de Honduras o Afganistán?
Cuando los talibanes entran a Kabul, derrotando a un Hollywoodense ejercito gringo y a los cachorros entrenados por ellos, así como ya lo habían hecho un siglo antes con los ingleses y después con los rusos, tomaron el poder y los “pro-americanos” así como su gobernante saben que deben huir como auténticas “ratas del desierto”. Entonces es el momento para hablar de los derechos humanos del pueblo que jamás les importó (eran aleros de los malnacidos que sostenían en el poder); Aaahh sí, los derechos que nunca fueron respetados por los gringos cuando violaron ciudadanas afganas o cuando se robaron los recursos naturales y les imponían dictadores y ladrones en la presidencia: ¡Se acordó la ONU que existía ese pueblo, que tenía niños y mujeres y hombres sufridos! También la Unión Europea y obviamente el quiste que han creado y alimentado con sus programas que algunas se hacen llamar feministas y grupos vulnerables, lejos, muy lejos de los ideales y más cerca de Prada, Gucci o Chanel. ¿Hablamos de Honduras o Afganistán?
En una esquina de Tegucigalpa, por dos años se ha visto a la misma niña y su madre pidiendo dinero para comer, nunca se ha visto un evento de feministas u organizaciones internacionales para apoyarlas, quizá alguna vez es un grupo de ciudadanos que las apoyan, nada más. ¡Pero que tonto soy! Ellos no ayudan a la gente en “situación de calle”, sólo “hacen incidencia para intervenir en las políticas públicas, para que ya nunca nadie esté en esa esquina”. Esta tarde, hace como 50 años, la niña está en la esquina, sobre ella la lluvia y lo mismo ¿es Honduras o Afganistán? Esta noche han asesinado otros diez o 20 hondureños, como pasa todos los días, el mundo no dice nada; en CNN hablan todos los días de las dictaduras de Venezuela, Cuba y de la de Honduras, el mundo no dice nada; esta noche los hondureños emigrantes son asesinados por sicarios en México y el mundo no dice nada, ni la ONU ni la OEA. Todos callan. Una copia de Afganistán, lo mismo acontecía, y nadie decía nada. Ahora el mundo está hablando de los Talibanes.
¡Ah! Pero el sol no sale igual para todos, también están los malnacidos, los que hacen clavos de oro en la cruz de los desprotegidos, esos grupitos económicos bien agringados que su único cliente es el Gobierno que, en regiones horrorosas de miseria material y carencia de alma, ellos proliferan como hongo negro que se extiende por todo el cuerpo, con sus bancaditas de diputados traidores, siempre serviles y engordados con las migajas y realmente no importa si hablamos de América Central u Oriente Medio. Todo un pueblo impotente pidiendo lo opuesto de lo que hace el gobierno como las ZEDE, elecciones limpias y cárcel para los violadores de la Constitución, mientras tanto, el elegante Washington cruza la pierna, destapa la vieja cosecha del escocés “Johnnie Walker” y enciende el delicioso Cohiba Royale. Ja,ja,ja, le vale mil hectáreas de verga, lo que haga su bicho venenoso en el trópico o en el desierto.
Entre los ciudadanos que huían de los Talibanes, también estaban las sombras, esos que no llegaron a ser hombres, los que jugaban a malos porque pedían “mandaditos” por “Hugo” a militares y feroces escuadrones clandestinos, los taimados que apagaban los micrófonos en las sesiones parlamentarias y le daban más poder a los narcos, los que regalaban contratitos a los amigos, los que recibiendo un muy buen salario del soberano obedecían al privado, los que perdían demandas por “descuidos”, esas crías de la perversión carentes de ética o moral, también estaban los que les corría horchata por la cara frente a la cámara del medio de comunicación y mentían como Anduray, Kilvet o Luis Colindres y, con gozo, sonreían frente a la cámara y también algunos periodistas corrían y se revolcaban en la humillante bajeza del sobornado.
Hoy pedirán perdón como un Marvin Ponce que se cree traidor… papa, ¡¿cómo vas a ser traidor de ideales si nunca los tuviste?! Para tener un ideal hay que concebir alguna perfección y, eso estimado Ochentón, impone cierto estatus intelectual y cierta elevación ética. Naambe, imposible.- Nadie es culpable de nacer sin grandes dotes de alma elevada o por pereza no haberse cultivado, lo malo es asumir el destino de un pueblo cuando sé es un alma menor, un espíritu corrompido por la mediocridad y la envidia, un paralítico del ser interior.
¡Claro que un Corrales saldría huyendo! ¿Vieron que está oculto? Como alacrán escondiéndose debajo de las rocas cuando ya está satisfecho o advierte peligro en el ambiente, los demás son bubuchas torpes, hambrientas, engullendo el sedimento de la sociedad, criadas para vivir en el submundo de la inmoralidad y el vicio sin cuidar las formas que, por eso los detesta Madame Corrupción; llegada la hora, los Ebalcitos braman en manos de estos barbados y piden la clemencia que nunca tuvieron, los Jesús Mejía o Elsia Paz que, con fuertes rasgos indígenas, traicionan a los suyos, no saben dónde correr y se aferran a las alas del avión a punto de despegar. “Vae Victis”. Ni para la foto le dan tiempo a la prensa cuando van cayendo en el aire o metiéndose en cualquier hoyo.
Todo el que teniendo el poder pierde el horizonte del bienestar común, abre los cimientos de lo que será su propia tumba, pero como decía mi papá: “mira hijo, el pendejo se conoce de lejos”, se refería a esos que conscientemente hacen daño a los desprotegidos, esos acomplejados que medio tienen un poquito de autoridad y se vuelven pencos y soberbios, esos siempre tienen un lugar en la tierra donde sufrirán, los vividores que hacen negocios malditos llenos de trampas y los sofistas oportunistas que manipulan las leyes para su beneficio son los que huyen cuando el lobo está a la puerta. ¿En Honduras o en Afganistán?
Despedazan las instituciones públicas y se las reparten, montan fraudes, mienten y hasta matan gente, se ríen del sencillo de letras dándole una burra para robarle el voto, también se burlan en público de los que están afuera del presupuesto y la chamba pública, roban para sus hijos las becas de los jóvenes inteligentes, creen que el poder absoluto existe, ignoran que el poder es un cuento de hadas, una ilusión. Miren en las esquinas y sobre las montañas, los perros rondan los cerros. ¡Suerte! En Honduras o Afganistán.
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