El hospital psiquiátrico “Mario Mendoza” está quedando sin medicamentos, mientras la población de pacientes creció en 50 por ciento el último año; expertos en salud mental pronostican un escenario “sombrío” con daños para la población, porque la larga exposición al estrés, la inseguridad y a la incertidumbre ha dañado mucho la mente de los hondureños.
Sólo el uno por cierto del presupuesto para Salud se invierte en los centros psiquiátricos y, a pesar de repetidas denuncias, el Gobierno no se ha preocupado en subsistir el alza del 50 por ciento en tratamientos psiquiátricos, producto de la negligencia en la pandemia, represión violenta y actos de corrupción e impunidad, que explicaron los especialistas Mario Rojas y Javier Uclés a EL LIBERTADOR.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. ¿Ha observado la ira de los hondureños en las calles y cómo la mínima diferencia puede terminar en alegatos de odio y hasta en muerte? Esto pasa en las familias y en el grupo social. ¿ha observado a los conductores como locos y la inexistente paz interior? La convivencia se ha vuelto peligrosa. Todos esos signos revelan un ambiente; los trastornos mentales van en ascenso y no existe ni en idea una campaña de salud mental que aborde la violencia en la sociedad hondureña.
Los hospitales psiquiátricos también enfrentan escasez de medicamentos, así lo informó a EL LIBERTADOR el presidente del Sindicato de los Hospitales Psiquiátricos, Mario Rojas, relacionándolo al aumento del 50 por ciento en la demanda por tratamiento psiquiátrico, ésta “epidemia” de enfermedades mentales pone en relieve el caos social producido que lleva a muchos trastornos, incluso, al suicidio.
Mario Rojas alertó que en “el Mendoza” se acabó el risperdal, anti-psicótico básico en el cuadro del tratamiento psiquiátrico, y se teme que en octubre o noviembre se terminen otros medicamentos fundamentales, pese a esto, el hospital no tiene previstas compras porque no hay medicinas en el mercado, además que los centros no pueden hacer compras directas.
El dirigente afirma que esta crisis resulta del incremento de pacientes, pues el sistema está saturado, tanto en cita externa como internados, muchos pacientes vienen de lugares remotos y aquí no hallan medicamentos, corriendo el peligro de empeorar o agregarse a la lista suicidios.
Al respecto el ex director del Hospital Mario Mendoza y psiquiatra, doctor Javier Uclés, explicó a este periódico que la consulta médica “se ha incrementado intensamente” en los últimos dos años, la demanda aumenta y por parte de las autoridades no hay respuesta o interés para solucionar esta situación, es todo desinterés, y “no hay de parte del Estado una atención organizada y equipada con fármacos y personal, la respuesta es nula”.
Uclés describió que esto lleva a una situación de abandono de los pacientes: “No reciben ayuda y recurren a auto medicarse o usar alcohol, drogas ilegales o medicamentos controlados, corriendo riesgos por intoxicación, poniendo en riesgo la vida y también con propósitos suicidas”.
La crisis de los pacientes psiquiátricos “se enmarca en la crisis generalizada del sistema de salud, el presupuesto para las instituciones psiquiátricas es pírrico, apenas del uno por ciento del destinado para Salud, muchísimos pacientes no pueden recurrir a la medicina privada y terminan abandonados en el Mario Mendoza por sus familiares”.
“En Honduras todos estamos afectados antes, durante y después de padecer el Covid-19”, sentenció Uclés, poniendo en relieve que desde antes de la pandemia vivimos condiciones generadoras de trastornos mentales: “Las causas y los efectos han sido devastadores en la población, el Estado y los funcionarios incapaces e incompetentes han complicado todo para niños, adultos y tercera edad”.
“Todos los hondureños estamos dañados emocional y mentalmente” sostuvo, agregó que tampoco hay una política, interés ni capacidad por mejorar los centros psiquiátrico, mucho menos la intención de prevenir las enfermedades mentales. El experto observa un “pronóstico sombrío a mediano y largo plazo” sin las condiciones, sin profesionales capaces y suficientes formas de prevención.
El galeno Juan Carlos Munguía reafirmó que desde el inicio de la pandemia han aumentado los casos de depresión, ansiedad y trastorno obsesivo-compulsivo, causados principalmente por la inseguridad e incertidumbre, factores que agravan las enfermedades mentales en nuestra sociedad, pero la situación persiste a causa de la falta de institucionalidad y desconfianza hacia las autoridades.
Munguía explica que la gran mayoría de los homicidios y hechos violentos quedan en la impunidad, los grandes casos de corrupción genera decepción y conformismo, lo que genera carga psicológica, además, el ambiente de muerte, producto de un régimen fallido que ya no podemos sobrellevar, alimentando el círculo vicioso de agresividad “latente”, creando la sociedad enferma que estamos viviendo.
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