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HONDURAS / POBREZA, NARCOS, CORRUPCIÓN Y RUTAS CLANDESTINAS MASACRAN LA MOSQUITIA

HONDURAS / POBREZA, NARCOS, CORRUPCIÓN Y RUTAS CLANDESTINAS MASACRAN LA MOSQUITIA

En 2018 EL LIBERTADOR conoció de primera mano como el “señor de los cielos” (narcotráfico), reina en el departamento de Gracias a Dios, esta actividad junto a la ganadería y la tala ilegal, carcomen todo un ecosistema que se compara con la gigantesca Amazonia; ahora, la construcción de carreteras clandestinas, agravan el peligro para de la jungla.

Según representantes campesinos de la Mosquitia, la alta tasa de impuestos más los extensos procesos burocráticos impiden que estos puedan competir contra la tala ilegal y además, han surgido “falsos líderes” indígenas que apoyan el proceso de destrucción de una de las pocas selvas vírgenes del mundo.

 

 

Redacción Central / EL LIBERTADOR

 

Tegucigalpa. La Mosquitia hondureña, se ha convertido en una región sin ley. La nula presencia de instituciones del Estado, la falta de vías de comunicación terrestre, sumado a la “seguridad reactiva” de los entes de Seguridad, son factores que repercuten no sólo en la calidad de vida de la población, sino que también ponen en riesgo el ecosistema de selva inexplorada del departamento de Gracias a Dios.

 

Cabe señalar que para el continente americano, la Mosquitia es igual de vital que la Amazonia, pero la autoridad hondureña no da cuenta de esa importancia y la ha mantenido como una zona marginada que hoy se desangra por el narcotráfico, la corrupción, la tala ilegal y la ganadería a gran escala.

 

Con relación a la tala de madera, se conoce que el Instituto de Conservación Forestal (ICF), permite la exportación a países como Estados Unidos, principalmente se exporta caoba que da empleo durante algunos meses, pero cuando no es temporada, las familias deben operar pequeñas granjas de ganado para proveer alimento.

 

Y acerca del narcotráfico, en 2018 un informe de la DEA refirió que el 98 por ciento de “narcoavionetas” aterrizan en la Mosquitia y una investigación de EL LIBERTADOR, revela que de cada 30 aeronaves con droga que sobrevuelan el país, 20 caen en ese sector. 

 

Sumado a lo anterior, en las últimas semanas las organizaciones indígenas y defensores del medio ambiente han denunciado la construcción de una carretera ilegal, que del Río Aner conecta con el centro cultural Panzana, al borde del Parque Nacional Warunta.

 

De acuerdo con las organizaciones defensoras de la Mosquitia hondureña, el tramo carretero comienza en la zona de amortiguamiento de la Reserva del Hombre y Biosfera Tawakha Asanghi, lo anterior violentando de nueva cuenta el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), porque no hubo consenso para construir la autopista.

 

A través de un pronunciamiento, el Concejo Territorial, formado por las organizaciones Rayaka, Diunat, Batiasta, Bamiasta, Bakinasta del pueblo Miskito y FITH del pueblo Tawahka, han denunciado que durante el confinamiento por la pandemia “los invasores aprovecharon el momento  para incrementar la destrucción de los bosques en los territorios indígenas de la Moskitia”.

 

Ya que los pueblos indígenas acataron la orden de confinamiento del Gobierno, no hubo quien la defendiera y más grave aún es que aquejan el surgimiento de “grupos paralelos” de falsos líderes indígenas que promueven la apertura de carreteras, venta ilegal de tierras, construcción de pistas clandestinas, robo de piezas arqueológicas,  y amenazan la integridad física de los líderes que se oponen a esta destrucción.

 

“Hemos tenido conocimiento que durante el 2021, apareció un grupo promotor de esta destrucción y despojo, amparados en una supuesta figura de autonomía, que es distinta a los acuerdos alcanzados durante el proceso de Titulación de la Moskitia y ajena a los interés de los pueblos indígenas”, reclaman.

 

Para el exdirector de la Federación de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo de Honduras (Foprideh), Leonardo Banegas, la Mosquitia hondureña se ha vuelto un territorio propicio para romper tratados y asegura que en contraste con la selva nicaragüense los hondureños deberíamos tener envidia por la forma de conservación que ellos ejecutan.

 

VEA AQUÍ INVESTIGACIÓN AMBIENTAL EL LIBERTADOR  

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