Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori, ha tenido una sorprendente transformación en las últimas horas, pasó del júbilo al escuchar resultados de boca de urna a estar al borde del colapso cuando su contrincante, Pedro Castillo le adelantó, según este análisis del Clarín, la candidata ahora reaparece para denunciar fraude.
Agencias / EL LIBERTADOR
Angel Paéz / Clarín
Lima, Perú. La candidata presidencial Keiko Fujimori protagonizó una sorprendente transformación en solo veinticuatro horas. Transitó de los saltos de alegría, lágrimas y abrazos que compartió con su familia al escuchar la boca urna que le dio una ligera ventaja, a las siete de la noche del domingo; a un rostro fúnebre, a las siete de la noche del lunes, cuando reapareció para denunciar “indicios de fraude” electoral. Unos minutos antes, el conteo oficial se había revertido a favor de su competidor, el izquierdista Pedro Castillo.
Los peruanos recordaron que la última vez que se registró un fraude electoral a escala para cambiar el sentido del voto, fue durante las presidenciales del 2000, en las que Alberto Fujimori se lanzó para un tercer periodo presidencial.
Los veedores internacionales confirmaron que el fujimorismo controlaba los organismos electorales y que así pudo manipular el escrutinio de votos en su beneficio, descubriéndose también que el régimen destinó millones de dólares de recursos públicos para financiar la campaña del padre de Keiko Fujimori.
La gran diferencia está en que ni el candidato Pedro Castillo, un campesino y profesor rural que no vive en la capital, Lima, sino en la empobrecida provincia norandina de Chota, ni tampoco su partido, Perú Libre, de muy reciente fundación y de origen provinciano, no cuentan con los fondos suficientes como para montar un vasto fraude electoral necesario para torcer fraudulentamente la voluntad de los electores.
Pero en la conferencia de prensa, Keiko Fujimori presentó a Perú Libre y a su competidor Pedro Castillo como una maquinaria organizada para manipular las actas electorales y filtrar votos marcados a su favor.
La candidata a la vicepresidencia de Perú Libre, Dina Boluarte, desestimó las acusaciones de Fujimori: “Rechazo las acusaciones del fujimorismo sobre un supuesto fraude electoral. A diferencia de ellos, eso no es algo que nos caracterice. Ayer mencionó que respetaría los resultados pero hoy la realidad parece ser otra.
A las siete de la mañana de este martes martes, la ONPE reportó que al 96.7% de actas procesadas, Castillo mantiene la delantera con 50.2% frente a 49.7% de Fujimori, lo que representa una diferencia de 86 mil 875 votos. Cualquiera sea el resultado, Castillo y Fujimori gobernarán un país muy dividido.
Si gana Castillo
En el caso que Pedro Castillo asuma la presidencia, encontrará un Congreso virtualmente en contra. De un total de 130 legisladores, Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori, contará con 24 representantes, a los que se debe sumar a los parlamentarios de las organizaciones políticas que apoyan a la candidata fujimorista: Alianza para el Progreso (15) y Renovación Popular (13). La oposición a Castillo sumaría 52 congresistas contra 37 de Perú Libre.
La definición de los congresistas del partido de derecha Acción Popular, que son 16, será determinante. El más reciente antecedente sobre la actuación de este viejo partido conservador, es que recibió el respaldo de la representación fujimorista para destituir al presidente Martín Vizcarra, el 9 de noviembre de 2020, y nombrar en su reemplazo a uno de sus parlamentarios, Manuel Merino.
Debido a las protestas por la actuación de Acción Popular, en menos de una semana Merino tuvo que renunciar.
Así que no sería sorprendente que Acción Popular forme alianza con Fuerza Popular, por lo que la oposición al izquierdista Castillo alcanzaría los 68 congresistas.
Además, Fuerza Popular y Acción Popular comparten la experiencia de haber destituido a jefes de Estado que discrepan con el Congreso. En 2018, la mayoría fujimorista sacó del poder a Pedro Pablo Kuczynski; y en 2020, acciopopulistas y fujimoristas fueron parte de la defenestración de Martín Vizcarra. Castillo está mucho más que avisado.
Si gana Keiko
Keiko Fujimori también encontrará un país muy difícil de gobernar: de las 25 regiones el territorio nacional, ganó en 9. En los otros 16, Pedro Castillo logró votaciones incluso superiores al 80%, en particular en zonas muy pobres, hondamente afectadas por la pandemia del nuevo coronavirus.
El sustento del voto a favor de Keiko Fujimori está en Lima y en regiones de la costa beneficiadas por el crecimiento económico, por lo que deberá ganarse a las provincias desfavorecidas, incluso en algunas localidades su presencia, durante la campaña presidencial, fue rechazada.
Lo que sin duda preocupa más a la hija del expresidente Alberto Fujimori es que gobernaría en medio del proceso judicial por crimen organizado, lavado de activos, obstrucción a la justicia y falsedad.
El Equipo Especial del caso Lava Jato ha solicitado 30 años y 10 meses de cárcel para ella por haber recibido US$ 17,3 millones de origen ilícito para el financiamiento de sus campañas de 2011 y 2017. En ese monto se cuenta el US$ 1 millón que le dio la constructora brasileña Odebrecht.
Aunque el juicio en su contra se suspenderá durante su eventual mandato, el caso continuará contra su esposo, Mark Vito Villanella, para quien la fiscalía ha requerido 22 años y 8 meses de cárcel, y también contra sus principales colaboradores de Fuerza Popular -quienes enfrentan pedidos de prisión de 30 a 20 años-, lo que perturbará su gobierno.
No se puede perder de vista que el eventual triunfo de Keiko Fujimori, la convertiría en la sexta jefa de Estado salpicada por el megaescándalo de corrupción de Odebrecht: Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011), Ollanta Humala (2011-2016), Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) y Martín Vizcarra (2018-2020).
Ganar la presidencia le dará a Keiko Fujimori un respiro de cinco años, pero no evitará que terminado su eventual mandato, en 2026, enfrente a los tribunales . Y si pierde, nada debería impedir que se someta a la justicia.
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